Posted By Justo Verdugo on 24, Ago, 2015

Resulta sorprendente que mientras media provincia anda ociando entre fiestas y festejos y gran parte del personal anda disfrutando de su descanso anual, sea precisamente cuando más deprisa anda la gente.

Los toros son parte esencial de nuestras fiestas y, aunque hay encierros y concursos más o menos peligrosos, en Segovia nos congratulamos de no engrosar esa lista que dice que diez personas, diez, han fallecido hasta ahora este verano en este tipo de fiestas en España. Ojito con el bicho, por favor.

Hombre, aquí no nos faltan sucesos, aunque sean de otro tipo, que ha habido carreras en la Plaza del Corpus por conato de incendio en un convento de septuagenarias (están todas bien y el edificio, intacto) y también por otro par de jóvenes que se han despeñado por el Chorro de Navafría con graves heridas como resultado. Es el segundo accidente en el mismo sitio en quince días. ¿Ya le he dicho yo lo que pienso de lo importante que es poner puertas al campo? Pues otra vez.

Y lo digo yo, que soy hombre de pasear los campos y los ríos, así que ando realmente alterado con las noticias que dicen que el cangrejo autóctono, el de toda la vida, resulta que en realidad es italiano. Comprenderá mi zozobra, que me he pasado media vida clamando porque echaran de aquí a los cangrejos yanquis pensando que eran los invasores y ahora resulta que todos lo eran… ¡Chico, qué crisis de identidad me ha entrado de repente!

Bueno, enseguida encuentro motivo para hacer patria, que ahí está la gesta de Javi Guerra en Pekín, donde el segoviano ha encontrado billete para las olimpiadas y se codea con los mejores de la modalidad pese a haber corrido sólo cinco maratones en la élite. ¡Hala! Ya tenemos bandera segovianista. ¡Qué suerte tenemos de disfrutar de gente con semejante tesón!

En el ayuntamiento de la capital no es que andemos para atrás como los cangrejos, pero si hacemos un poco la Yenka (ya sabe, pasito palante, pasito patrás) con el aparcamiento del Salón. Lo lleva IU al pleno reclamando protección urbanística eterna para el espacio verde, que es algo que se rechazó en abril, aunque fuera gracias al voto alocado del díscolo Javier Arranz. Seguro que se acuerda, así qué mire, mejor, que yo preferiría olvidar aquello…

Para adelante parecen andar los proyectos de reforma de la avenida de la Constitución y de la estación de autobuses, de los que nos han confirmado esta semana las aportaciones de Fomento (845.000 euros, en total) servidas por la Junta en medio de una campaña publicitaria de libro —viene en el “manual del perfecto vendedor de actuaciones”, existente en los despachos de todas las administraciones— y el concurso hasta del presidente Herrera repartiendo cheques, algo que, claro, ha sentado muy mal en el Ayuntamiento cuya contracampaña, pues ha sido más flojita, qué quiere que le diga. Bueno, parece que la conclusión es que ya, por fin, hay dinero para las obras. Pues que se hagan.

Si le hablo del Ayuntamiento capitalino es porque es la única administración local en la que se mueve algo en este lánguido agosto. Bueno, en Palazuelos hubo pleno y se aprobó exigir a la Junta que convierta en autovía la carretera de La Granja, que está en el Plan de Carreteras pero no sale en ningún presupuesto… ¿Por qué tengo la idea de que se va a archivar en Fomento la carta que escriba el alcalde, Nieto?

Los que no necesitan carreteras para hacer los encierros son los de Cuéllar, que eso se hace en el campo… si queda sitio para los toros. ¡500 jinetes se han apuntado para participar este año! A seleccionar y diezmar.

Para caminar sin prisas son las nuevas sendas que se han abierto, previa cita y en grupos reducidos, en Riofrío, que es un bosque que pocos ciudadanos de a pie han visto hasta ahora y ya toca ¿No? En cuanto pueda, las pruebo y le cuento, que ya sabe que a mi eso de ver los Bambis de cerca me priva.

Porque para correr, pues ni siquiera te tienes que mover del término municipal de La Granja, aunque sí acercarse este martes a los jardines de Palacio, que es San Luis y hay carreras y chapuzones de fuente a fuente por la Fiesta Grande.

¡Ay, si yo tuviera 30 años menos! Sería un Luis de los buenos, se lo digo yo.

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