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¡El micro!

Usted no estaba en el pleno del Ayuntamiento de Segovia de este viernes, que me fijé en la grada y ahí el único que estaba era el secretario provincial del PSOE, José Luis Aceves, que apareció casi al final de la sesión. Yo creía que era para ver cómo se debatía la moción “tipo” —me refiero a esas que son una plantilla que se elaboran en Ferraz y se presenta en todos los Ayuntamientos— que llevaba el PSOE para defender el sistema de pensiones y de paso soltar un bofetón a las políticas del Gobierno en este campo. Pero me dijo que no, que le interesaba el pleno en general, así como espectáculo global. Ya ve, otros se van a tomar un aperitivo.

A lo que iba, allí estábamos mirando los periodistas y las funcionarias que se encargan de redactar las actas de la sesión —caray, eso es peor que lo mío— que fuimos los que pudimos disfrutar, un mes más, del nefasto sistema de sonido del salón de plenos en los que los micrófonos no se oyen, suenan como un tren de mercancías cuando se les roza o se acoplan porque dos concejales abren a la vez el suyo. “¿Quién ha sido? ¡Has sido tu!” se acusan unos a otros cada vez que ocurre el desagradable ruido mientras todos levantan sus papeles buscando la temida lucecita roja encendida a destiempo.

Me enseñaron a respetar las costumbres así que me sumo a la dinámica general de la sesión en la que una vez más PP y PSOE se pasaron largos ratos acusándose mutuamente de que sus alcaldes anteriores o actuales son los responsables máximos de los males presentes del Consistorio —“Y tu más” nivel básico que es lo que se practica aquí— y culpo a la administración de Ramón Escobar del nefasto sistema de megafonía en el hemiciclo. ¡Qué digo! De todo el despropósito que es ese salón, incómodo, pequeño, de suelo chirriante, con gradas y cabinas de prensa que no dejan ver a todos los concejales y de acústica imposible que se creó en la década de los 90, cuando se reformó el edificio consistorial. ¡Pero si vino el Rey a inaugurarlo!

Eso sí, desde entonces he visto otros tres alcaldes y seis Corporaciones sin que nadie haya sido capaz de meter mano a la sala más importante del Ayuntamiento y su sonido, así qué no me cebaré con la concejala de Gobierno Interior, Marisa Delgado, pese a que ha prometido decenas de veces que “para el próximo pleno lo arreglamos”.

Ocurre muchas veces que por los altavoces se cuelan las voces, especialmente de la alcaldesa pero también de otros concejales, haciendo apuntes por lo bajini. Tranquilo, esta vez no se le ha escapado a Luquero ningún comentario comprometido como le pasó antes de aquella rueda de prensa en la que, mano a mano con Félix Montes y José Luis Vázquez cantaban las lindezas que pensaban sobre su antecesor, aunque en la sesión de este viernes ya se ha encargado el portavoz de IU, Ángel Galindo, de sacar a colación al regidor aquel cuando, hablando de acuerdos incumplidos en anteriores mandatos, le preguntó a Alfonso Reguera si en aquellos años “¿Sólo decidía Arahuetes?”. “Bueeeno”, respondió aún mordiéndose la lengua el socialista a la vez que movía la cabeza algo ruborizado mientras los concejales soltaban una carcajada general. ¡Qué alegres muchachuelos!

Hombre, hay “expertos” con los ruidos de marras como la concejala de Centrados en Segovia, Esther Bermejo, que es ponerse a hablar y empieza la orquesta. “No toques, no toques”, regañó a su compañero, Cosme Aranguren —a este lo que le pasa es que no se le oye por la megafonía porque no habla a la espumilla negra— cuando intentaba, sin éxito, ayudar a cortar los ruidos.

Al que si se oyó bien claro fue al popular, José Luis Huertas, fustigando a la concejala de Cultura por unas cuantas facturas a destiempo o varias de pequeña cuantía —de contratación directa y sin mucho control, vamos— emitidas para el departamento de Marifé Santiago y también la intervención de respuesta de Clara Luquero que como es la presidenta habla cuando quiere, defendiendo a su edil sobre la que advirtió que “podría ser ministra, no con este Gobierno, claro” y que “no permito críticas de ese tipo a quien está dando un vuelco al máximo nivel a la cultura de esta ciudad”. Algo le quiso decir su teniente de alcalde, Reguera, en mitad del discurso de loa pero le agarró el brazo y en los altavoces se coló un “déjame”.

Al final también se oye bien al concejal de Tráfico, Ramón Muñoz Torrero, el único que tutea a los corporativos cuando toma la palabra, pese a su tono pausado. “Por fin hablamos de mi concejalía y salimos del bucle kafkiano de los órganos colegiados”, fue la primera frase que soltó creo yo que de manera espontánea.ñ y seguro que harto de la pelea de Torquemada con Galindo y Aranguren por lo del patronato de la Fundación Caja Segovia.

  • También hay varios concejales que no usan mucho el aparato de ampliar voces, simplemente porque no hablan. Quizá el récord lo tenga el popular Francisco Vázquez, que esta mañana de viernes andaba más preocupado de seguir en su móvil lo que pasaba en el Parlament y en el Senado, seguido de cerca por la de Ciudadanos, Miriam Sanz, que tampoco tomó la palabra en toda la mañana, como los socialistas, Álvaro Serrano, Marian Rueda, Marifé Santiago o José Bayón.

Mire, media docena de ediles de los que no tuvo que preocuparse Julio Misis, el encargado de la realización televisiva de los plenos municipales y del que su frase más conocida es “¡el micro!”, la sutil señal que se utiliza aquí para que el orador de turno apriete el botón de marras.

Author: Fernando Sanjosé

Segovia (1967). Periodista.

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