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Un Salzillo por sorpresa en Villacastín

Inesperadamente, el patrimonio de la diócesis ha incorporado este 2022 un Salzillo, el aparecido en la iglesia de San Sebastián de Villacastín, o cuando menos, que lleva su firma, lo que aunado a un diseño 100% característico de la imaginería del escultor murciano, permite aseverar que la talla, un San Francisco de Asís  salió de su fecundo taller.

Junto con Berruguete y Gregorio Fernández, Francisco Salzillo forma la trinidad de la imaginería religiosa española, un barroco tardío, del siglo XVIII que de algún modo marcó el canon de la representación escultórica del santoral católico. Sus tallas son especialmente valoradas hoy, con precios que alcanzan decenas de miles de euros.

El San Francisco de Asís se ubicaba en un pequeño retablo de la nave del Evangelio y procedía del convento franciscano desaparecido con la desamortización. No había más datos. “Nosotros no sabíamos nada, yo recuerdo que cuando la vi pensé ¡qué talla más bonita!”», recuerda el párroco, Juan García Gorgojo.  Llamaba la atención, no era una imagen cualquiera. En 2021 se encargó su restauración a la profesional madrileña residente en Vegas de Matute, Clara Delgado.  Destaca el párroco que  a iniciativa del consejo de economía parroquial y animados por algunos devotos, llevan varios años restaurando diferentes piezas de la parroquia como las de san Antonio o san Roque. De esta manera, «con los pocos fondos con los que contamos mantenemos nuestro patrimonio», decía, y agradecía la colaboración del Ayuntamiento y de las instituciones.

Saneando la escultura Delgado encontró bajo el pie izquierdo y oculto por una densa capa de polvo una firma y una fecha dañadas pero legibles: Francisco Salzillo, año de 1763. “Sabíamos que era bastante buena, pero no imaginábamos que tendría este calibre», asegura la restauradora.

Tras esto se procedió al sellado y reconstrucción de las grietas de la talla. Delgado considera que al salir de un taller murciano “la madera no estaba preparada para la humedad de Villacastín, lo que, junto a la introducción de polvo en las grietas ayudó a mermar su estado de conservación”. Lo que más había sufrido era el Cristo que lleva el santo en la mano, puesto que va volado y tan solo unido a la mano por un vástago.

En cuanto a la firma, el proceso seguido ha sido el de restauración cromática, puesto que «no se puede reproducir» la del escultor murciano. Como curiosidades de la pieza, Clara ha destacado tres: los ojos de cristal «como si fueran una bombilla»; la rocalla, hecha de roñas —corteza de los pinos— pegadas, enteladas y policromadas; y el cinturón del santo «incrustado con un clavo» que no se puede quitar. «Está todo hecho de una pieza», detalles que demuestran que es un Salzillo, «una joya» para la parroquia, el pueblo y la provincia por su envergadura. Una imagen que «se queda para la posteridad restaurada», sabiendo que es un «verdadero tesoro», ha concluido la restauradora.

Finalmente, el vicario de Medios de Comunicación Social, Juan Cruz Arnanz, ha sido el encargado de agradecer —en nombre del obispo César ausente tras su positivo en Covid—, a la comunidad cristiana de Villacastín «el esfuerzo que han hecho para poder restaurar esta bella talla».

Arriba, la talla restaurada, detalle de la firma. Sobre estas líneas, presentación del “tesoro”.



Author: Redacción

Acueducto2. Noticias y actualidad de Segovia.

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