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Ultimatum en el Codere

No es en un casino como en la saga de Ocean’s ni en un castillo de Juego de Tronos. Estamos en el desagradable momento en que el escenario de las negociaciones para la investidura se parece más a una sórdida y ruidosa casa de apuestas de barrio con diferentes máquinas y pantallas de votos y vetos cruzados. El PSOE ha tenido que esperar a que salieran los populares. No tenían costumbre ni actitud para apostar. Ni siquiera han “calentado” las tragaperras porque en cuanto se acercaban con Vox pitaban falta y se bloqueaban.

Nuestro protagonista entra con 121 y aspira a salir con 176. Lo primero que hace es irse a la máquina de Sumar. Se apuesta la política económica socialdemócrata. Mete reducción de la semana laboral, los impuestos a la banca y las energéticas y la ampliación de permisos por nacimiento y le sale un programa de izquierdas, que se parece, pero no es del PSOE. Todo al rojo, a ver qué pasa. Aunque sale aliviado con un papel que pone 31 escaños, abajo hay una letra pequeña que dice que son una coalición de 20 partidos, entre ellos, Podemos, que quiere mantener un poder que les niegan y que no sería extraño que sus supervivientes se retiraran en el último minuto. Tienen antecedentes en matar y morir en los descuentos.

Vamos con la tragaperras vasca. Bildu da sus 6 a cambio de entrar juntos en la máquina de fotos. Esta vez sonriendo, por favor. “Ahora a blanquearnos. Ya tendremos tiempo de chantajearles en nuestras elecciones de mayo y hablar de la amnistía en Euskadi”. Alguien sale de las sombras y dice a nuestro jugador: “cuidado, que una cosa es sacar a Puigdemont del Skoda y otra a Dienteputo de Venezuela”. “ETA ya no existe y eso no ha pasado” le responden desde lejos. El Partido del Negocio Vasco quiere cobrar ahora. No se fía porque hay apuestas a largo plazo por un PNV de izquierdas y los empresarios les exigen ortodoxia económica, como quien reclama a un árbitro casero, y ellos se encojen de hombros y confiesan antes de sentarse: “si nos gusta más el modelo PP pero es que van con Vox, que también apuestan por Dios, el orden y las Leyes Viejas, pero es que no son de aquí. En todo caso, tranquilos, con quien hay que hablar es con la de Hacienda, que antes son mis dientes que mis parientes y si tenemos que irnos después de mayo, nos vamos, que ya se lo hicimos a los otros”.

Vamos a la mesa catalana. Aquí se juega la integridad territorial, la del partido y la personal. ERC apuesta con monedas y Junts con criptomonedas. Van mejor para las quimeras. Para empezar a jugar hay que poner amnistía y mesa para marear perdices y anestesiar ansiedades en Madrid y Barcelona, pero los “indepes” son rivales entre sí, se pasan mal las señas y se suben las apuestas entre ellos. Proponen al fugado volver a España y a la política española. El segundo destino no le convence porque le hace parecer amaestrado y tener que pensar en detalles como el cambio climático y las pensiones. “¿pero eso también afecta a Catalunya?”. El otro jugador, que se ha pasado tres años duchándose en cholas, quiere compensación. A 15 millones la noche “taleguera”. Están a punto de llegar a las manos cuando uno le dice que mejor una cárcel catalana que un palacio de fuera. Los dos amenazan con levantarse de la mesa por parecer más puros.

Las monedas que sobren, dice el señor de las sombras, para el resto, Galicia, Canarias, como si hay que poner una Secretaria de Estado de Loroparques. Y empieza a sonar en el local Iván Ferreiro: si cada vez que vienes me convences, me abrazas y me hablas de los dos, no te diré que no. Que el equilibrio es imposible cuando vienes y me hablas de nosotros dos, no te diré que no.

El apostador sale a tomar el aire y un poco de crédito cripto de la militancia y de metálico a La Caja.  “Sí es la última y ya paro. Todo está controlado y todo merecerá la pena”.

Aparece de vuelta el tercer hombre de las sombras. “Qué lo de coger el dinero de la Caja no ha sentado bien entre los trabajadores. Están todos quejándose. Qué dicen que eso es privilegiar a los ricos y que ese es el bote donde todos ponen para repartir para sus cosas. Qué si uno está enfermo, qué si el cole del hijo del otro, qué si una que se jubila. Qué por lo visto pone más el que más tiene y coge el que más lo necesita.  Qué con eso no se juega, dicen.  Alguno hasta dice que es socialista.

– “Sí, claro, socialista de los que prefieren que gobierne la derecha. Diles que igualaremos luego. Qué todo esto es para la convivencia. Qué hay que pacificar y construir futuro”. Se adelanta a decir un acompañante.

– “Un problema de última hora. Una petición imposible en la mesa de Cataluña. Ultimátum de referéndum. Perdón por cómo suena qué sé que parece un conjuro. Qué vale que sea no vinculante, pero que quieren fecha y árbitro de fuera. De fuera de la realidad.  O eso o una ruleta rusa personal si queremos. Y es que encima vienen con un abogado con movidas con narcos, con unos rusos, que dicen que ellos van en el lote de la amnistía”.

– ¿y esto puede salir bien?

– “Uno de los dos puede salir con un tiro en la cabeza. Y sin crédito. Y seguramente prohibirán la entrada durante un tiempo a quien venga de nuestra parte. Sería en el sótano del local. A lo mejor me estoy poniendo nervioso por nada y dentro de un año las cosas están mejor, pero con esta gente yo ya no sé lo que es salir bien y si todo esto merece la pena, con el debido respeto y miedo, que yo soy de izquierdas”.

– “Audacia y arrojo. Corregiremos los excesos de la investidura desde el Gobierno”.  Y se encierra en el baño canturreando:  dos veces dos has tenido ocasión para jugarte la vida en una partida y las dos te la jugaste. Se pone a contar los boletos y lo que le queda en los bolsillos. Los tiene llenos de flecos y un papel doblado. Acerca a la ventana opaca del baño un boleto dorado. Lo desdobla y lee Adelanto Electoral para no poner en riesgo la unidad de España. Pide a los hombres de las sombras que se vayan del otro lado de la puerta. Tiene el boleto muy desgastado de tanto manosearlo. Ni siquiera sabe si serviría ya.  Abre el ventanuco. En la calle llueve, pero en la acera de enfrente cree reconocer como discuten acaloradamente los señores de Vox y del PP.

Llaman a la puerta. “Se le acaba el tiempo. Es la hora”.


Author: Gonzalo Vázquez

Periodista

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4 Comments

  1. Artículo genial y muy gracioso. Lo van a poner de lectura obligatoria en todos los casinos, digo sedes del Psoe de España: “Hacemos lo que sea por la pasta y el sillón” y”vendemos a España y a los padres de Sánchez si hace falta” Nuevo lema del partido de los 100 años de honradez, ja, ja, ja.

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  2. Bien dicho! Aunque sea ficción creo que calca a la perfección la situación actual.

    Tal vez lo que debamos revisar sean las reglas del juego.

    Espero que nadie se enfade

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  3. Excelente artículo, y sin sometimiento al fascio acevista.

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  4. El que llegó para luchar contra la corrupción,… no hay mayor corrupción que obtener votos y poder a cambio del dinero público,… y amnistiando corruptos!!!.
    Quien avale esto, es más tonto que Pichote.

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