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Rebajar la tensión por el bien de los españoles

El Congreso de los Diputados, sede de la soberanía de todo el pueblo español, por mayoría absoluta de 179 votos (12,6 millones de españoles) frente a 171 (11,3 millones), ha investido presidente del Gobierno a Pedro Sánchez, el pasado jueves. Después, el viernes ha sido nombrado por el jefe del Estado y ha tomado posesión del cargo. Respeto máximo al marco constitucional y voluntad mayoritaria de avanzar y no retroceder.

Seguramente se han escrito y seguirán en próximas fechas haciéndose análisis de todo tipo y en mi caso, como testigo de esta sesión plenaria, haré alguna reflexión de lo vivido durante estos meses desde el 23 de julio y en estos días en Madrid.

La primera es que la democracia española, plasmada en nuestra constitución de 1978, establece que los ciudadanos votan a sus diputados en cada provincia y después ellos eligen al presidente del gobierno. La elección del candidato la realiza el jefe del Estado, después de consultar con los grupos parlamentarios.

En este caso, el resultado electoral y desde la noche electoral era evidente; ante un parlamento tan fragmentado, el PP a pesar de haberse repartido los cargos antes con encuestas preparadas, no tenía apoyos suficientes para formar gobierno por el lastre que supone para el resto de formaciones políticas pactar con la ultraderecha de Vox, y más, después de ver sus acciones allí donde gobiernan y la radicalidad que emplean diariamente. Y la otra posibilidad era que Pedro Sánchez consiguiera un acuerdo, sin duda complejo, con varias formaciones políticas, algunas de ellas con enormes diferencias, para ser investido.

Llegado ese momento la derecha, como siempre, no acepta ser oposición y utiliza el mantra de se “rompe España”, lo dijeron cuando se legalizó el PCE, incluso con la aprobación de la constitución, el Estatut, la negociación para terminar con ETA, incluso por el uso de lenguas oficiales en el parlamento, por poner algún ejemplo. Sin duda, el PP debe optar por una profunda reflexión para adaptar su discurso a la situación real de oposición democrática, rebajando los decibelios y no contribuyendo a la fractura social. Sus alianzas con la ultraderecha de Vox, le lastran y hasta que no se den cuenta tendrán dificultades. Más que nunca, ahora es necesario tranquilidad y sensatez para seguir avanzando como país en lo económico y social.

Por cierto, el PP propugna que no se puede pactar con independentistas y después conocemos que les ofrece ministerios, en el caso del PNV, a Junts no se atreven a contarlo, y en el País Vasco pactan cuatro acuerdos con Bildu. ¡Se rompe España!.

La segunda reflexión es que respeto profundamente la incertidumbre, malestar u opiniones contrarias de cualquier ciudadano por el contenido de los pactos alcanzados con otras formaciones políticas e incluso el ejercicio de su derecho a manifestarse públicamente. Siempre respeto máximo a quien lo ejerce de forma pacífica. Pero no se puede permitir que se tergiversen esos acuerdos con soflamas que no son ciertas y con noticias falsas de su contenido, como hace el PP. Tampoco mayoritariamente se entienden el señalamiento a políticos (a la vieja usanza), en mi caso directamente del PP y VOX Segovia o a las sedes. Creo que el presidente del Gobierno, durante la sesión de investidura, explicó con rigor el contenido de los pactos. El paso del tiempo y con perspectiva, despejará las incógnitas en positivo. Ahora es tiempo de rebajar la tensión por el bien de toda la ciudadanía.

La tercera, es que la situación económica del país es positiva, se observa optimismo en los mercados, el IBEX 35 logra su mejor nivel desde antes de la pandemia (febrero 2020), al situarse en el entorno de los 9750 puntos, el día después de la investidura. En el mercado de divisas, el euro se apreció un 0,17 % frente al dólar, hasta alcanzar un tipo de cambio de 1,0871 dólares por cada euro. La prima de riesgo es de 99,4 puntos básicos. Se ha reducido la deuda pública en términos de PIB por debajo del 110%. Hay 20,8 millones de afiliados a la Seguridad Social, la inflación es de las más bajas de Europa, etc. La responsabilidad marca a seguir por esa senda.

La cuarta, cuando la derecha utiliza tan a la ligera el término igualdad, no deja de sorprenderme. Una amplia mayoría de españoles entienden que igualdad es subir el SMI. Es aprobar una reforma laboral con los agentes sociales que avanza en derechos de los trabajadores y no los recorta. Es revertir los recortes infligidos al Sistema Nacional de Dependencia. Es eliminar los copagos farmacéuticos y recuperar la universalidad del Sistema Nacional de Salud. Igualdad entre españoles es que haya un millón de estudiantes con becas y que puedan ir en transporte público gratuito. Es revalorizar las pensiones conforme al coste de la vida (IPC). Subir el salario a los empleados públicos. Es impulsar el bono eléctrico y la excepción ibérica, aprobar medidas que ayude a la creación de empleo, o tener una vivienda a un precio digno. O aprobar impuestos a las grandes fortunas, a la gran banca y las empresas energéticas para poder sufragar esa protección social. Pues bien, quien se ha opuesto a todas esas medidas, el PP y VOX hablan ahora de igualdad, lo cual es profundamente cínico e irresponsable. Quedan aún muchísimas cosas por hacer, pero la dirección emprendida por el gobierno es el camino. Realmente la única igualdad que peligra es la de las mujeres por los acuerdos de PP y Vox.

La quinta, me pregunto quien está en contra de seguir transformando en clave verde y digital nuestro tejido productivo, nuestras pymes, apostar por la innovación, la formación y la digitalización. De la mano del diálogo social impulsar además una cultura laboral distinta, que permita conciliar mejor la vida personal con la profesional.

A que el poder adquisitivo de los españoles vuelva a crecer, a extender la bajada del IVA de los alimentos hasta junio de 2024, o aumentar el alivio hipotecario en vigor, y, que a partir del 1 de enero, el transporte público será gratuito para todos los menores y jóvenes, y también para las personas desempleadas. A que durante 2024 se mantenga la reducción del precio de los abonos transporte.
A seguir reforzando el Estado del Bienestar, mejorando el Sistema Nacional de Salud, reforzando la atención primaria, ampliando la cartera de servicios públicos para incluir tratamientos bucodentales y oftalmológicos para nuestros jóvenes. Y promover un gran Pacto de Estado por la Salud Mental que aumentará el número de psicólogos y psiquiatras de los centros públicos. Es adecuado apostar por una educación pública de calidad, una ciencia puntera y una cultura libre y accesible para todos. Pues todo ello esta en juego y la tensión, crispación y barbarie debe rebajarse. Es por el bien de todos.


Author: José Luis Aceves Galindo

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