Desde hace muchos meses no piso este coto, más por falta de tiempo que por falta de temas y ganas.
Lo temas medioambientales no falta en estos días (gestión de la Junta, furtivos y nuevas tecnologías, clima y agricultura, globos, parapentistas y molestias a la fauna…) y hago propósito de enmienda para tratarlos todos como se merecen.
Pero estando de lleno en la temporada de caza menor parece lo más apropiado empezar por este punto.
Otro año aciago para la caza menor. Y no parece que las reglas clásicas del campo se puedan saltar sin consecuencias. Y para la caza, como para las setas o la agricultura, lo mejor que pueda pesar es que a su tiempo haga su tiempo. Una primavera seca, incluso rozando la sequía grave, no se arregla con un junio lluvioso. Ni lo uno ni lo otro es lo lógico.
Estas ecuaciones solo pueden tener un resultado final negativo. Y en esas estamos. Tras una media veda en la que torcaces y conejos volvieron a tapar la escasez de africanas, llego la verdad de la verdad y el campo, por San Frutos, nos volvió a escupir la realidad en la cara. No hay perdices. Y según va la climatología y la agricultura (fitosanitarios y ciclos incluidos) no las habrá. No al menos como lo hemos conocido hasta ahora ni al ritmo que necesitan los cazadores, que están a un paso en ser enfermeros y cuidadores medioambientales, muy lejos de la imagen de asesinos a sangre fría que tiene parte (mal informada) de la sociedad.
Como digo octubre de 2023 no trajo perdices. Ni liebres. Y cada vez menos conejos y en menos zonas. Si quiere usted me habla de torcaces. Pero no se abre la general para torcaces.
Muchos cotos, los más responsables, han cerrado la temporada a tiempo de dejar algo de madre para ver como viene el año que viene, en el que parece que el fenómeno del niño no tendrá tanta influencia y puede ser un año normal. En otros, han reducido días y cupos internos para, intentando mantener la afición, no hacer un roto imposible de remendar al coto. Y por último están los que con la ley en la mano de esta desgracia de Junta medioambiental que tenemos, cazan todos los días y las piezas que pueden. Cada en su casa dispone.
En Andalucía, Castilla La Mancha y Extremadura, no solo muchos cotos han cerrado por su cuenta la veda (más de un 60 % donde la gestión es de sociedades de cazadores con perdiz autóctona, no esos parques de diversiones para adultos que son los cotos intensivos) y las respectivas federaciones autonómicas de caza han pedido a las administraciones competentes que pongan planes en marcha para proteger la caza menor. Igualito que aquí.
Resumiendo, y no queriendo ponerme más pesado, o ponemos los implicados remedios o esto se acaba. Las perdices serán de gallinero (criadero) las liebres de gomaespuma y las codornices unas fotos viejas. Y como dijo el maestro Miguel Delibes, el colgaría la escopeta el día que la caza se convirtiera en matar gallinas y patos de corral. Y yo.
29 noviembre, 2023
Pues estaría fenomenal que todos colgaran la escopeta, con o sin caza, y de paso la mayoría dejara de maltratar perros, que no están en peligro de extinción pero son nuestros fieles compañeros de vida y muchos cazadores los torturan y explotan. En mi opinión no hay justificación ninguna para disparar a ningún animal. Ni caza menor ni caza mayor, por supuesto.
29 noviembre, 2023
Luego cuando te estampes con un jabalí, un corzo u otro animal cuando vayas con tu coche eléctrico mega guay por la carretera, seguro que haces el mismo comentario. Segurísimo. Y dirás que por qué no los caza el Gobierno. Y lo de maltratar perros… Anda que no hay gente que maltrata a perros y personas en sus pisos de ciudad. Más que en todos los pueblos.
29 noviembre, 2023
Una opinión. Pero, aun no siendo cazador, creo que los cazadores de zapatilla y caminar sosegado hacen (o hacían) una gran labor cinegetica responsable. Otra cosa, es cómo esta la ‘cosa’. A Delibes me remito.
29 noviembre, 2023
Una pena. El campo lo tiene todo en contra, empezando por su mecanización, quimiquización, industrialización, necesaria pero excesiva al extremo.