Posted By Redacción on 22, Dic, 2015

Dice González Maillo que en el PP no dan con él pero lo cierto es que a la mañana de conseguir el segundo escaño del PP por Segovia -y con el 39,4% de los sufragios- Pedro Gómez de la Serna se pone al teléfono con total normalidad, y lo primero que niega es estar ilocalizable o haberse puesto fuera de cobertura. “No estoy escondido, no estoy desaparecido. Sigo contestando al teléfono si sé quién es el que me llama. He dejado mi casa [Basardilla, en Segovia] por el cerco mediático. He tenido paparazzis a la puerta de casa, pasquines llamándome de todo. La situación llegó a ser alucinante”.

La pregunta es obligada. ¿Recogerá el acta de congresista o tal como le dicen diversos dirigentes del PP renunciará a ella? De momento mantiene la incógnita.  “He tomado una decisión e informaré de la misma a quién debo informar: no voy a hacer declaraciones al respecto”. Sin embargo de sus palabras se trasluce que la renuncia o aceptación no va hacerse pública en los próximos días y más parece que es intención de Gómez de la Serna apurar los plazos que, recordemos, pasan por la entrega de credenciales a los candidatos electos de la Junta Electoral -hasta el 31 de enero-, en tanto hasta el 12 de enero sus señorías tienen tiempo de aportar credenciales a la secretaría de las Cortes.

Gómez de la Serna trabaja en defenderse del “linchamiento mediático” al que está siendo sometido, después de que en plena campaña su nombre y el del ex-embajador y ex-diputado Gustavo Arístegui, aparecieran como responsables de empresas de intermediación de contratos para la consecución de clientes en el mercado exterior.

Una actividad que De la Serna nunca ha negado, que considera “plenamente legal” y “ética”. “No hay ninguna denuncia, ningún juez me ha imputado. Me dedico a esto desde 2007, es una actividad perfectamente legal y digna, que ha pasado todos los filtros del Congreso. Trabajo para abrir mercados a empresas españolas en el exterior”. Es una actividad profesional altamente remunerada (sobre el 1% de comisión sobre contrato cobrado) y que se suma a lo que De la Serna percibe como congresista pero, sigue defendiéndose De la Serna, “no tiene nada que ver con mis actividades como diputado, es más, desde que soy diputado (2011) la facturación de mi bufete ha bajado un 80%”, dice, e insiste en que “buena parte de la documentación que se ha presentado a los medios es documentación falsa, falsificaciones. Así lo hemos denunciado”.

Crónica de un escándalo

Como es sabido, el escándalo surge cuando atrapado en problemas económicos, un ex-socio de Arístegui y De la Serna quiso cobrar anticipadamente unas determinadas comisiones por contratos millonarios en Argelia. Al ver rechazada la propuesta, el ex-socio amenazó con dar cuenta a los medios de las actividades de ambos político. A lo largo de 2015 y en reiteradas ocasiones De la Serna denunció -pero sin que trascendiera a los medios-  “ser objeto de extorsión”. El ex-socio, José Faya, siguió adelante y el escándalo explotó en mitad de la campaña electoral, según De la Serna, aliñado con “documentación falsa” y “grabaciones de conversaciones mutiladas de contexto”. La implicación del diputado y el entonces embajador en activo (dimitió al poco de publicada la información) en operaciones millonarias de intermediación internacional fue gasolina para reactivar uno de los fuegos que ha consumido al PP en los últimos cuatro años: su laxitud al combatir la corrupción.

El PP nacional, que había impuesto a De la Serna en la candidatura de Segovia (Beatriz Escudero debió emplearse a fondo para no ser relegada al dos), delegó en el PP de Segovia distanciarse del diputado “caído en desgracia”. Se le apartó de la campaña y se exigió su renuncia a la carrera electoral, pero De la Serna, que se considera “víctima de un sinvergüenza” y no acepta que se cuestione su integridad profesional, se enrocó en un silencio declarativo.  Ni siquiera la vicepresidenta nacional, Soroya Sáenz, uniéndose al coro de quienes le piden el acta, parece haber hecho mella. Desde entonces el PP, en un nuevo ejercicio de postureo, se limita a decir que “no da con él”.

En cualquier caso la opinión pública ha dictado sentencia. Extenuada ante el mar de casos similares; estupefacta ante la renuencia del PP a la hora de dirimir donde empieza lo público y dónde lo privado en los despachos de tantos políticos. Las puertas giratorias; el tráfico de influencias; las explicaciones ambivalentes, en plasma y diferido; el incesante goteo de imputados…  Cualquier sombra de dudas y anomalías -y en el caso De la Serna no faltan- convierte al político en un “chorizo más”. El 20D una votante socialista segoviana preguntaba a otro del PP “¿Cómo puedes votar a un corrupto?”.

Eso la opinión pública. El postureo. La realidad: el 20D el PP de Segovia mejoró en resultados, no ya a la media nacional, sino a la de Castilla y León, si bien cayendo de un histórico 54% de 2011. En la noche electoral en el PP de Segovia no se lo terminaban de creer.

Comparte en tu WhatsApp