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Escribir a los muertos

En la selva de las redes sociales, cuando muere un personaje reconocido y los usuarios hacen una publicación mostrando su pena, es habitual encontrar respuestas de personas —que aún no han conocido el valor del silencio cuando no tienen nada mejor que aportar— mofándose con que el fallecido no va a leer lo escrito.

Perry, junto a sus compañeros de reparto de la inolvidable “Friends”.

La muerte del actor Matthew Perry llenó las plataformas digitales de fans de la serie Friends compartiendo su pena ante la noticia. Lejos de conocerlo directamente, hay un vínculo especial que se crea entre actor/actriz y espectador cuando el primero dedica su carrera a hacer reír o a emocionar al otro lado de la pantalla. Llegar a casa después de un mal día, sentarse en el sofá y que un desconocido te provoque una carcajada y te diga que no te preocupes, que no está todo mal, justifica cualquier tristeza por la muerte de alguien que está a diez mil kilómetros y con quien nunca se ha hablado cara a cara.

Determinados medios de comunicación, ávidos de conseguir clics que transformar en ingresos publicitarios, han estado dos días rastreando las redes sociales de los compañeros de Perry en Friends, y a falta de noticias han creado las suyas propias, artificiales, alertando de lo extraño del silencio de los cinco actores, que decidieron en una muestra de cordura impropia de estos tiempos que era más importante vivir el dolor por la muerte de un amigo que publicarlo en Internet.

Escribir a los muertos, y aquí ya me refiero a los que forman parte de nuestro entorno, es una necesidad innata que parte de la premisa de que realmente no se escribe a quien ya no está sino que se hace para uno mismo y para los que se quedan. Pero el mejor momento es en frío, cuando más nos acercamos a la verdad, cuando el ruido y las alabanzas se han apagado y uno se da cuenta de que se ha quedado un poco más solo sin esa persona.

La escritura en un proceso de duelo tiene algo de balsámico, se basa en un consuelo que aparece y te abraza al compartirse con el entorno. Va mucho más allá de que te lo vayan a leer dos lectores o dos millones, y se acerca a la creencia de que tal vez la pérdida sea un poco menos pérdida si redactas unas palabras expresando algo que probablemente cuando la persona querida vivía no te atreviste a decirle por vergüenza o porque lo diste por sentado, y lo haces ahora deseando que, aunque tarde, quizás llegues a tiempo y te haga sentir mejor… Al fin y al cabo el verbo más importante después de ‘vivir’ es ‘recordar’.


Author: Alberto Martín

Profesor universitario y escritor

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2 Comments

  1. Redacción, cambiar la foto dd ortada, esa foto lleváis poniéndola desde la pandemia cada vez que habláis de muertos o el cementerio, con que cada dos años os acerquéis a un cementerio distinto y hagáis una foto nueva parecería que hasta os movéis de vez en cuando.

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    • Pues si. Nos gusta mucho esta foto.

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