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Cartelera Segovia: Los hombres libres de Jones

jonesPues bueno. A la espera de Los 7 Magníficos, el amante del western se deja caer por esta película de tintes épicos, que recoge de modo hagiográfico un suceso histórico,la insurgencia en 1863, en plena guerra de Sucesión Americana y en el remoto condado de Jones, de una guerrilla pro-yanki que llegó a dominar un rincón del Sur del Estado de Mississipi.

Una situación extraña, en el corazón del Sur esclavista, desertores de la Confederación liderados por el granjero Newton Knigh crean una guerrilla para proteger sus granjas de los decomisos de las autoridades suristas. En su guerrilla, no dudan en confraternizar con esclavos negros evadidos, refugiados en las marismas. En la realidad, la insurgencia partisana llegó a controlar un par de ciudades y enfrentar con éxito a las tropas de Lee hasta el final de la contienda. Tras la guerra, Knigh protagonizó uno de los escasos matrimonios mixtos de la región, al casarse con la ex-esclava Serena Turner, no solo eso, sino que fundó una incipiente comunidad multirracial en plena América segregacionista.

Los hombres libres de Jones se articula alrededor Newton Knight interpretado por Matthew McConaughey. Debo decir que lo articula alrededor de un relato hagiográfico sin sombras ni matices: Knight es un santo varón, un Moisés de la lucha de clases que intenta unir a esclavos y blancos pobres contra el enemigo real, el terrateniente. Este maniqueísmo, de entrada, pesa en el ritmo del relato.

Pero sin duda lo que más lastra la película es su carácter de miniserie fallida. Son más de dos horas para una película con demasiados altibajos en el ritmo. Y eso que empieza a lo grande, con una sangrienta carnicería, la batalla por el control del río Misssissipi en Vicksbourg. Pero ya allí ves que faltan piezas  (la fortaleza, el río, los asaltos a trincheras, sustituidos por las típicas cargas en la pradera). Como que no. El director, Gary Ross, van ensamblando cachos de historia como buenamente puede, de manera que las escenas están descompensadas. Demasiados planos de McConaughey soltando el rollo y guiñando los ojitos, a modo de eslabón para dar continuidad a los diferentes cuadros escénicos. Una torpe y cansina solución. Todo narrado como  a golpes, con una producción solvente, eso sí, pero a ramalazos.

Y lo peor. Quizá lo más interesante de la historia sea la deriva de la pequeña comunidad mestiza en pleno territorio del KKK. Algo que se narra aceleradamente, como si se hubieran quedado sin dinero y hubiera que terminar de un modo u otro. Una pena porque el argumento resulta prometedor. Un pequeño desastre, vaya.

Author: Luis Besa

Luis Besa. Periodista,

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