Unos primaverales 19 grados marcaban los termómetros a las 20.00 horas de este 8 de julio, cuando la plaza de Fernán González —hasta la alcaldesa la llama ya la plaza de la Pirámide— se llenaba de música y gran cantidad de público que respondía a la convocatoria de la Noche de la Luna Llena y a la propia curiosidad ante el resultado en el ahora colorido espacio en un ambiente ciertamente festivo.
No todos se enteraron de que el amplio grupo que se situaba en una esquina de la colorida plaza era en realidad buena parte del equipo de Gobierno del Ayuntamiento descubriendo sin ceremonias una pequeña placa que recordaba la “remodelación” de la plaza con mención al grupo Boa Mixtura y a Bankia, que con la complicidad de los responsables políticos ha visto convertido su patrocinio de 70.000 euros en una más que intensa campaña publicitaria de la entidad. Mecenazgo del siglo XXI.
Era el comienzo de cuatro horas de actividades culturales y artísticas abiertas a todos los públicos, con atención prioritaria a los niños y las familias, encantados del día al aire libre lleno de pintura, deporte, actuaciones artísticas, juegos y hasta comida y bebida.
Los segovianos salieron a la undécima edición de la Luna Llena dispuestos a dejarse sorprender pero también con cierto espíritu crítico así qué no era difícil encontrar expresiones —también en otros idiomas, que había turistas— del estilo “increíble” o “qué bonito” mezcladas con otras mucho más duras, pero igualmente explícitas. “Qué bobada” o “Esto es lo del año pasado” también salía de algunas bocas ante algunas propuestas aunque en formato de comentario breve antes de pasar a la siguiente.
Obviando las “feas”, que ya decimos que las había, un sondeo a pie de calle, aunque quizá poco científico, pone en la lista de las más atractivas las historias de la lengua de Oswaldo Pai; las miradas cruzadas de Luis Moro; la noche estrellada de JoséLuis López Saura; el Punto mágico de varios artistas en la casa de Abraham Senneor; el circo en la plaza por Bot Project; o los descarados y complejos malabarismos de Toto Juggling.
La temperatura se mantuvo primaveral en todo el horario, sin bajar en ningún momento de los 16 grados, permitiendo a las familias y sus niños, amén de numeroso público de todas las edades, apurar el programa hasta el final con una animada imagen familiar y turística de las calles del casco antiguo cuando el reloj llegaba a las 2.00 repleta de ojos brillantes y rostros sonrientes tras la cascada de propuestas recibidas.
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