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Sánchez: el que tiene la pelota

SanchezDESTACADAClaramente, el que tiene la pelota es Pedro Sánchez. En sus manos está el pactar con la izquierda, para lo cual tiene que saltar sobre el abismo de los referendums, o irse a un gobierno de concentración nacional, donde el mandarín sería Rajoy, o Rivera o un candidato de consenso, pero dificilmente Pedro Sánchez.

Lo más “cómodo” para Sanchez sería aceptar un referéndum de ámbito nacional, donde se preguntase al personal por la viabilidad del desplazamiento de la soberanía de las Cortes a los Parlamentos Autónomos. Que es lo que creo que Iglesias tiene en su agenda oculta. Es “cómodo” como pueda ser una silla de cactus, pero viable.  Problemas: en primer lugar, Iglesias no tiene mucha prisa. La jugada por el soberanismo no plantea especiales dilemas a los votantes morados. es muy popular en Cataluña y País Vasco (donde ha sido, no lo olvidemos, fuerza más votada). Para Iglesias, aquí y ahora, esperar unos meses puede darle algunos votos más.

El problema es “estético”. ¿Están preparados los votantes del PSOE para digerir como Bildu y ERC apoyan a sus siglas? Porque todo acuerdo pasa por ahí.  Y luego está el tema de fondo en un partido extremadamente masoquista y siempre desunido. Susana Díaz no parará hasta quitar a Sánchez del medio y quedarse con la poltrona. Si Sánchez pacta con Podemos, dentellada, si con el PP, dentellada, si no hace nada, dentellada. No sabe hacer otra cosa, la buena mujer, para algo la llaman “el caimán”.

La otra opción, el gobierno de salvación nacional, deja a Podemos como único referente real de la oposición. Muy peligroso. No creo que Sánchez vaya por ahí. Otra cosa sería una cuestión intermedia, como un apoyo temporal en tanto el PSOE convoca unas primarias o política-ficción parecida. Nada claro.

En cambio sí veo claro que un amplio sector del PSOE se abona a las elecciones anticipadas. Eso permitiría afrontar un proceso de primarias del que saldría un Sanchez fortalecido u otro nuevo secretario general (lo más probable). Es la siempre prioritaria opción de “lo menos malo”.

Eso sí hay gobierno, claro. Tendemos a pensar que las elecciones aclaran el panorama y lo cierto es que el voto en España es muy testarudo. Puede haber desplazamientos de PP a Ciudadanos o de PSOE a Podemos (o viceversa) pero, en conjunto, todo indica que los datos se mantendrán más o menos como ahora, a saber, con un bloque de derechas, otro de izquierdas que tampoco llega a la mayoría absoluta y, por tanto, dependiendo de pactos “contra natura” o del apoyo de facciones nacionalistas. O sea que lo mismo tenemos interinaje de Rajoy para un año… Ya te digo. A la italiana.

Consideren que un presidente en funciones puede estar en el cargo un máximo de dos meses desde la primera votación de investidura. En ese tiempo tiene que convocar elecciones, discurriendo al menos 54 días naturales desde el decreto de convocatoria a la fecha de votación. En otros términos, si como es previsible el PP presenta a Rajoy a la investidura a finales de enero, las elecciones anticipadas podrían ser a primeros de abril como pronto y finales de mayo, primeros de junio, como tarde. Nuevo gobierno en julio, vacaciones en agosto, o sea, que dándose bien, el nuevo Gobierno empezaría a trabajar en septiembre.

El procés, en retirada

IndependenciaCatalunaEntre tanto, mis amistades independentistas catalanas están desoladas y les explico la razón. No es ya el churrigueresco espectáculo de las asambleas empatativas de la CUP, o el más triste enroque de Mas en salvar el culo a costa de lo que sea. Es que las matemáticas del 20D arrojan un resultado contrario al procés. Toda la movida se basaba en obtener en septiembre una sólida mayoría absoluta para la Generalitat. Para eso se decidió aglutinar a CiU y ERC bajo unas únicas siglas. Sorprendentemente y contra todo pronóstico, ese objetivo no se consiguió. Unos “marcianos”, también independentistas pero de “otro rollo” tenían la llave de la ansiada mayoría. Pusieron una condición clara desde el principio: con Mas ni a heredar. Pero eso no entraba en la agenda de Mas, antes se va el procés a la mierda, pensó Mas. Y tal cual.

Bueno. En parte. El 20D pasó que una formación soberanista pero no independentista, En Comú Podem -la nueva heroína Ada Colau– desbancó al nacionalismo como primera fuerza. El PSC salvó los muebles y a lo que voy: la mayoría electoral de izquierdas del principado vuelve a estar operativa.  Pero eso no es lo peor. ¡horror de los horrores!, Convergència, el pal de paller, el techo común, quedó como ¡cuarta fuerza! El secesionismo, la suma de ERC + Convergència ha perdido 7 puntos (pasa del 38% en las generales de 2011 al 31% en 2015). Si lo miramos en clave autonómica, la serie numerica tampoco mejora, de 71 diputados en el Parlament que tenía ERC+CiU en 2012, pasaron a 62 en 2015.  La sensación que tienen es que con una participación del 77%, hasta ahí han llegado. Demasiada carne ha estado en el asador demasiado tiempo.

Corolario. Todo es muy inestable aún, pero el separatismo podría haber entrado en una dinámica perdedora, al menos para protagonizar un enfrentamiento directo con el Estado. Son fuertes allí donde el catalán es hegemónico y débiles donde no. Pero saben que a estas alturas va a ser muy difícil cosechar los votos que faltan para llegar a la mayoría en el colectivo castellano-parlante, más aún, cuando este ha encontrado una “tercera via” soberanista de izquierdas que recibe los votos descontentos del PSC. Y por si fuera poco, con Ciudadanos bien consolidado ya como oposición. Empieza a cobrar fuerza la idea de volver al redil constitucional y resignarse a arrancar un referéndum soberanista a unos cuantos años vista.

Author: Luis Besa

Luis Besa. Periodista,

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