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Rafael Cantalejo: “Me jubilo como archivero pero no voy a ser un jubilado al uso”

El 12 de octubre, día de Nuestra Señora del Pilar y de la Hispanidad, Rafael Cantalejo, quien desde hace casi 42 años ha estado al frente del Archivo Municipal, cumplirá 65 años y se jubila. Mientras llega ese momento, encontramos a Rafael en su despacho iniciando el proceso de desmantelamiento de los recuerdos acumulados durante tantos años (él mismo considera que tiene espíritu de anticuario) incluyendo algunos de los muchísimos “gazapos” recogidos de diferentes periódicos en los que se ponía, por ejemplo, a “Santa Eulalia a quitar baches del barrio” aun cuando la Santa seguramente no estaba preparada para semejante ocupación. Alto y algo desgarbado, se entusiasma al hablar de los documentos más extraordinarios que recoge el Archivo, lamenta que no esté solucionada la búsqueda de un nuevo depósito para tantos documentos e insiste en que a partir de ahora la Academia de San Quirce, de la que actualmente es el director, y el Museo Rodera Robles, serán el refugio de quien ya va anunciando “que no será un jubilado al uso”…

Pregunta.— Ya 65 años y, dedicado a tantas cosas….

Respuesta.— Sí, pero solo me jubilo de esta, de Archivero, porque oficial y administrativamente es así y, dada la situación, es mejor. Después de casi 42 años entrando todas las mañanas por la puerta de la Alhondiga, ya me merezco hacer “otras cosas” por las mañanas, dedicar ese tiempo a otros menesteres.

P.— Incluso a cambiar de paisaje porque han sido más de 40 años en este despacho…

R.— Sí. Además, el despacho está hecho a mi medida. Tengo alma de anticuario, casi rozando en Diógenes, y todo me parece que puede tener interés y, si no tiene interés para otros, lo tiene para mí. Son casi siempre cosas oficiales del Ayuntamiento y objetos que han ido llegando por distintos lugares… hasta la jaula de un pájaro que encontré a la puerta de la Alhondiga porque alguien la dejó tirada.

P.— Por lo que veo, quedan menos recortes de prensa con gazapos y deslices…

R.— Hubo un momento en el que se estaban amarilleando los papeles pero, sí que es verdad que, durante años, estuve recogiendo estos recortes con gazapos y erratas de los periódicos.

P.— Leo en el que tienes ahí que “el marqués de Lozoya elimina las barreras arquitectónicas” y creo que esa no fue la actividad principal del noble segoviano…

R.— Yo nunca me lo hubiera imaginado con un pico intentando desmontar escalones… Hay muchísimas.

P.— Buena tarea es la que tienes para llevarte todo esto… pero, antes de nada ¿Cómo fue el principio? ¿Cómo Rafael Cantalejo se convirtió en el Archivero del Ayuntamiento de Segovia?

R.— Terminé la carrera de Historia del Arte en junio y en septiembre conseguí un contrato de profesor en la Casa de los Picos. Al año siguiente apareció una nota en el periódico anunciando unos exámenes para cubrir de modo temporal la plaza de Archivero Municipal porque la titular de la misma, Catedrática de Literatura en un Instituto, fue nombrada Delegada de Cultura de la Junta de Castilla y León, y pidió una excedencia. Cuando llegué tuve la suerte de aprender de los mejores. En Archivos, los mejores eran Don Hilario Sanz, Archivero de la Catedral, Doña Manuela Villalpando y, Don Antonio Ruiz, que sigue viniendo a diario al Archivo. Con ellos aprendí algo fundamental, el manejo de la Paleografía, saber leer textos antiguos, Medievales o de la Edad Moderna. Con ello, en el examen al que nos presentamos unas ocho personas, conseguí esa plaza y… me pareció un mundo apasionante. Cuando te metes en la materia, comienzas a ver los libros de acuerdos que están bajo tu tutela, los privilegios medievales en pergamino… quien no ha estado cerca de documentos así cree que no tienen importancia, pero te llenan. Uno, que se siente muy segoviano, “cazurramente “segoviano a veces… me pareció un mundo muy interesante.

P.— En los ratos relajados de este Archivo ¿Qué joyas del Archivo te gusta repasar con tranquilidad? ¿Cuál es el documento que más te gusta?

R.— Cuando viene alguien a ver el Archivo hago un Tour. Les enseño, no sé si lo que más me gusta o lo que más me emociona. Primero les muestro el documento más antiguo, fechado en el año 1166, este documento es anterior a algunas de nuestras iglesias Románicas pero, se sigue conservando. Es un documento en pergamino en el que el rey Alfonso VIII entrega a la ciudad de Segovia un Castillo. El documento está escrito en latín y no es especialmente bonito, pero es especialmente interesante. También muestro el documento más relevante para la historia de la ciudad, el Acta de Proclamación de Isabel la Católica. El golpe de Estado que da en Segovia…

P.— Una mujer, sin su marido…

R.— Sí, una mujer, sin el marido y en Segovia, me parece que fue muy relevante y, sobre todo la importancia que tuvo aquello porque supuso el cambio dinástico en la Corona de Castilla. Enseño también los libros de acuerdos municipales. Cómo estaban establecidos en el Ayuntamiento, en el que siempre han sido dos bandos, dos mitades. Hasta que comienzan a existir los Ayuntamientos Constitucionales y empieza a haber votaciones, el Ayuntamiento se formaba personas de la élite de entonces, los que tenían el dinero y la nobleza. Los que lo manejaban erar los Regidores y el Corregidor, este último era la figura del actual Alcalde pero lo elegía el rey.

Suelo enseñar también una cosa curiosa, “el libro verde”, que no tiene nada que ver con lo que podría parecer porque, hasta 1611, fecha en la que aparece este libro que recoge oficialmente los “Usos y costumbres en el Ayuntamiento” En este libro se marca lo que hacía el Ayuntamiento en todas las ocasiones, desde cuando cobraba impuestos hasta cuando moría un rey, nacía un infante o hay una fiesta de toros o una procesión como la de Corpus… eran muy protocolarios.

En definitiva, en el Archivo se recoge la historia de la ciudad. El alcantarillado, las obras, un viaducto volado que pensaron construir desde la Iglesia de Santo Tomás hasta la canaleja… que hoy podríamos ver con cierto horror pero ¿Cómo verían los franceses la Torre Eiffel cuando se construyó? ¿Qué pensaron los primeros “segovianos” cuando los romanos construyeron el Acueducto? Creo que estas cosas deben ser miradas con cierta perspectiva.

P.— Hoy parece que el Archivo está tranquilo pero, por estas salas ha pasado mucha gente para investigar sobre Segovia o sobre la vida en ciertas épocas ¿Recuerdas algún nombre?

R.— Muchísimas. En estos 41 años he conocido a mucha gente, nombres muy relevantes incluso en la historiografía española. Se me ocurren hispanistas como Jean-Paul Le Flem, profesor de la Universidad de la Sorbona; el Marqués de Lozoya, Antonio Ruiz, Ángel García Sanz, todos los que han hecho grandes trabajos han tenido que recurrir a este Archivo del Ayuntamiento de Segovia.

Rafael Cantalejo junto a Antonio Ruiz.

P.— ¿Hay muchas investigaciones que salieran del Archivo y sean hoy conocidas en todo el mundo?

R.— Muchas y muy importantes. Hay cientos de libros en los que en el prólogo y en los agradecimientos, aparece el Archivo. Para empezar, en casi todos los estudios que se hacen sobre la ciudad, cualquier libro que cojas en una librería sobre Segovia, su arquitectura, sus conventos, las bodas reales… Si se estudia la boda de Felipe II con Ana de Austria hay que pasar por el Archivo porque aquí están las cuentas de lo que se gastó el Ayuntamiento para hacer las obras necesarias. Los espectáculos, los Fuegos Artificiales junto al Veracruz, el derribo de la puerta de la Claustra para que pasara el cortejo,… se puede montar esa boda solo conociendo los gastos que supuso. Las crónicas te cuentan lo que te cuentan pero los documentos oficiales ofrecen datos claros de lo que ocurrió en esa y en todas las ocasiones.

P.— En estos casi 42 años has pasado algún mal rato…

R.— Mal rato no, pero me llevo un pesar grande. Hace ya 20 años, cuando se hizo la remodelación de la Alhondiga, el Ayuntamiento acordó que fuera “Sede del Archivo Municipal y Usos Culturales”. Para el Archivo se designaron los sótanos, porque el papel pesa mucho, y entendí que una vez que se llenara aquel espacio iríamos incorporando las salas de la Alhondiga para el crecimiento del Archivo hasta conseguir, como ocurre en otras ciudades, un edificio grande como sede del Archivo del Ayuntamiento. El problema ha sido que, llegado el momento, como ya se utilizaban las salas para usos culturales, el Ayuntamiento decidió que esas salas se utilizarían como siempre y que se buscaría otra solución para construir un segundo depósito. Han pasado años y varias corporaciones, y me voy de aquí sin tener este problema solucionado. Nosotros no admitimos aquí más, porque no cabe, y por lo tanto, todos los documentos que tenían que estar en este Archivo están en el subsuelo del Ayuntamiento, en armarios de las oficinas municipales, en los sótanos de estas oficinas… Me voy con esa espina clavada aunque llegó un momento en el que decidí que el archivo no era mío…

P.— ¿Conoces a tu sucesor o sucesora?

R.— No, también me voy sin… El manejo del archivo no es solo una base de datos que se ve en un ordenador… tienes que conocer muy bien la ciudad. Quien venga ahora va a encontrarse con la base de datos, en la que está todo, pero hay además otra parte que cada uno llevamos dentro, que conocemos y sabemos… Hace poco me han pedido una documentación sobre la calle Antonio Machado, si algún joven se ve en este caso, es posible que no sepa que esta calle, hasta hace unos años, era la Calle de la Sartén… y este es un ejemplo muy cercano pero, las calles han cambiado de nombre, en algunos casos varias veces… Si te piden un expediente de unas viviendas en una calle que ya no se llama como se llamaba… Cómo ha ocurrido con parte de la calle de “Cantarranas” que primero pasó a llamarse “Alférez Provisional” y hoy se llama “María de Pablos”. Lo mismo ocurre con los locales comerciales, tenemos las licencias de aperturas de locales… probablemente el local más antiguo de Segovia es la tienda de alimentación Candamo. Además, si alguien quiere hacer obra en su casa, construida en los años 70, y no sabe por dónde pasan las tuberías… aquí tenemos copia de los planos.  Continuamente nos están haciendo consultas. Parece que un Archivo es algo muerto, pero no.

P.— Para terminar ¿A partir de ahora a que te vas a dedicar? A la Academia de San Quirce, al Museo Rodera Robles…

R.— Sí, tengo otras “ocupaciones” voluntarias, altruistas, que a mí me llenan mucho. Principalmente la Academia de San Quirce, y el Museo Rodera Robles porque, como muchos recordarán, en su momento también ocupó mi tiempo la música (Hadit)… aunque ahora solo me gusta escucharla. En la Academia somos más personas. Aunque ahora soy el director no pienso eternizarme con ello y el resto de mis compañeros están capacitados para hacerlo igual o, probablemente, mejor que yo. Seguiré colaborando pero llevo muchos años y hay nuevas generaciones… habrá que seguir renovando el tejido. En el Museo, me podré ocupar de algunas cosas como la instalación de un sistema de visitas guiadas… ya veremos, yo no pienso parar. No voy a ser un jubilado a uso porque tengo muchas cosas que hacer todavía.

Author: Editor

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4 Comments

  1. Y seguro estoy de que será así, de que seguiremos viéndote y compartiendo contigo tus ganas de trabajar en las muchas aficiones a las que te entregas.

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    • Enhorabuena. Un descanso ganado a pulso y merecido.
      Muchas gracias por tu labor como archivero; pero sobre todo por tu bonhomía, y saber estar.

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  2. Enhorabuena por su merecido retiro, que no jubilación, un ratón de biblioteca de los mejores.
    Un cordial saludo, nos seguiremos cruzando por el piedemonte segoviano.
    Salud

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  3. Sólo espero que la persona que le sustituya sea un soplo de aire fresco para el Archivo Municipal. Segovia necesita un relevo en sus instituciones. Feliz jubilación.

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