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La estafa de la repetición electoral

La realidad política española divide al electorado en tres tercios. Un bloque de derechas, otro de izquierdas y otro caracterizado por el nacionalismo periférico, al que se han sumado los partidos provincialistas desenterrando agravios reales o (más bien) imaginarios. Eso hace que en España sea muy difícil una mayoría absoluta. Y lo que ello conlleva, inestabilidad y, llegado el caso, repeticiones electorales.

Un fantasma que empieza a manifestarse en Extremadura -aunque parece que no hay poco teatrillo en este ni contigo ni sin ti de PP y Vox– pero que perfectamente podría repetirse el próximo mes de julio. Así pasó en 2016, vuelve a pasar en 2019 y nada indica que la repetición no pueda acontecer ahora. Es más, las encuestas sugieren que el único bloque que podría acercarse a la mayoría es el de las derechas, pero ni las mejores horquillas le dan una mayoría clara.

Para mí una repetición electoral es un robo perpetrado por los aparatos políticos, que intentan jugarse el envite a una nueva ronda. Un mus pasado pero que tiene un impacto salvaje en la economía. Un país bloqueado durante meses. Un desgobierno. Y la verdad es que mucha gente pensamos que mande uno o mande otro es como estar en Sonsoto o en Trescasas, que la única obligación de los políticos es, precisamente, mantener en marcha y dar estabilidad  a la maquinaria del Estado.

De la administración local siempre me ha parecido ejemplar que, en caso de que no haber mayorías alternativas, se impone como alcalde el candidato más votado. Así no hay adelantos electorales y siempre hay alguien al frente. Eso dota de estabilidad a los consistorios y destaca el papel de los técnicos.  Es lo que tendría que pasar, también, en el Congreso de los Diputados. Y más digo, como en Italia, sus señorías no deberían ver un duro del sueldo, hasta tener investido Gobierno. ¡Porque, para colmo de males, les pagamos los meses de inactividad, que en constituir mesas, comisiones e inventos bien que se apañan!

Así de cutre es, a veces, la política. Conste que es un mal endémico en todas las democracias que carecen de mecanismos correctores. Prima siempre el interés del aparato, y el aparato es cosustancial a la democracia tal como lo entendemos los países occidentales. Al menos, los intentos que ha habido por “desaparatizar” la política se han saldado siempre en vano, ya sea Podemos, Ciudadanos, en España, o 5 Estrellas, en Italia, o el Renacimiento de Macron. Al final, la democracia es un mecanismo pacífico de gestionar el poder, y esa gestión parece indisociable de los partidos estructurados, del reparto de cargos, de una alta profesionalización de la casta política. Pero  una cosa es que esto sea o parezca inevitable, y otra que no podamos minimizar el impacto en nuestra vida.

 

 


Author: Redacción

Acueducto2. Noticias y actualidad de Segovia.

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1 Comment

  1. Es lo que se suele decir señor Besa: “las opiniones como los culos…” me parece muy flojito su ‘majo’.
    Pues nada alguien se lo agradecerá 😉

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