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Fallece Guadalupe Muñoz, la ‘sacavergüenzas’ de la Calle Real

La calle real, el hábitat de las Guadalupes.

El pasado 2 de febrero fallecía a los 78 años en la residencia psiquiátrica de Quitapesares (Centro de Servicios Sociales La Fuencisla)  Guadalupe Muñoz Barrio, recibiendo sepultura en el Santo Ángel de la Guarda al día siguiente.

El nombre probablemente no diga mucho. Hay que ponerlo en el contexto y el contexto es una pareja de ancianas que en los años 90 y primeros de siglo recorren la calle Real de Segovia cogidas del brazo. De aspecto pintoresco, una alta y fuerte, Guadalupe, otra menuda y frágil. Son hermanas y se las recuerda siempre cuchicheando. De improviso fijan su atención en algún desdichado segoviano que casualmente pasa a su vera y empieza el escarnio. “Golfo, sinvergüenza -le espeta Guadalupe a voz en grito- que tienes a tu madre muriéndose de hambre y tú todo te lo gastas en mujeres y en drogas”. La bronca seguía durante unos buenos metros con todo tipo de barbaridades. Es inútil que el aludido apretara el paso; una vez fijado el objetivo las temibles hermanas no lo soltaban fácilmente: había que correr.

Eran las “Guadalupes“, dos trastornadas que hasta su incapacitación y residencialización vivieron en la calle Malconsejo. De cierto no se sabe mucho más. Amparándose en la confidencialidad de los datos, de Diputación solo he obtenido que Guadalupe estaba tutelada por la Fundación Feclem, especializada en la tutela de personas discapacitadas sin familia. Al parecer, la otra hermana falleció hace ya unos años. En Feclem tampoco aclaran más. Confirman el óbito, pero ni la edad, ni condición social, ni la extraña patología que padecía y que la llevaba a descarar a los segovianos de pro, los de toda la vida, cuyos dimes y diretes de algún modo inexplicable llegaban hasta las “Guadalupe” y de ahí, a la calle Real.

Siempre me pareció cosa de la maledicencia popular la consideración de “súper bien informadas” que el segoviano de a pie atribuía a la pareja. “La pequeña apunta y la mayor dispara”, decían. Lo cierto es que viéndolas en acción había dos tipos de viandantes, los que se ponían discretamente a la altura de la pareja atentos al espectáculo y los que huían como alma que lleva el diablo.

Yo era de los de pegar la oreja. Y lo que les digo. En general, las barbaridades que soltaban las Guadalupes respondían a una cierta base real, aunque tampoco es tan difícil acertar en algo cuando le das a todo. Recuerdo a un pobre hombre (bueno, no tan pobre), trincado de marrón frente al Cervantes al que pusieron de verde perejil tildando de estafador, ladrón, usurero… Luego resultó que el hombre si tuvo algún encontronazo legal por estafa. Trabajando para Atilano Soto recuerdo verle aparecer una mañana en el despacho sofocado y alteradísimo. “Esto me pasa por ir a pie y no ir siempre en el coche”, se lamentaba. Acababa de tenérselas con las Guadalupes y nunca más le volví a ver tan alterado. Lo mismo les ha pasado a la mayoría de los segovianos de pro con los que he trabajado. Empresarios de postín, diputados, concejales…

De algún modo ellas atesoraban secretillos de familias segovianas de toda la vida (obtenidos a saber dónde o directamente inventados) que debidamente exagerados y dichos con resentimiento se convertían en verdaderos insultos, aunque ya les digo, la maledicencia segoviana en tiempos previos al Facebook daba por sentado que todo lo que dijera Guadalupe era la verdad y nada más que la verdad.

Las Guadalupe por la calle Real. Foto Juan Pedro Velasco.

¿Cómo y por qué razón se convierte uno en el saca-vergüenzas oficial de la calle Real? No se sabe. La historia más extendida habla de que la pequeña era discapacitada y la mayor maestra, que vivían con razonable confort en la calle Malconsejo. Aunque desgarbadas no tenían mal aspecto; lucían ropa que en su día debió ser de taller de modista y andaban tirando a apañadas aunque con canas y descuidadas, detalles que avisaban de que algo en las hermanas no terminaba de encajar. No eran normales. Al parecer, una tragedia familiar acabó por enajenar a Guadalupe, que jubilada de maestra, no tenía ya más ocupación que pasear con su hermana y escarnecer segovianos. He oído otras mil historias, pero en lo que casi todos coinciden es en eso. Que algo trágico les salió al pasó y la antigua maestra reconvirtió en veneno verbal contra el prójimo probables desgracias personales.

Lo que está claro es que Guadalupe pertenecía a esa estirpe de seres marginales con derecho a todo. El loco sagrado, aquel al que le consentimos lo que no le consentiríamos a nadie más y que de algún modo forman parte del paisaje de toda ciudad de provincias que se precie. Porque lo cierto es que nunca vi a ningún segoviano descararlas o decirles ni pío.  Si un policía local pasaba en pleno broncazo muy sensatamente miraba para otro lado. Ya les digo, en verlas o se salía por patas o, como yo, se afinaba oreja atentos al chisme.

Para mí verlas era una expectativa de ruptura de la rutina. Gracias a las Guadalupes un sencillo itinerario se podía convertir en la anécdota de la jornada. Muchas veces me dije que hay que fotografiarlas, hay que pararlas y preguntarles quiénes son, qué les ha pasado. Poner en valor su condición de icono de un tiempo y de una época. Porque las Guadalupes del mundo lo son. Como las tiendas emblemáticas que el tiempo se llevó. Como válvulas de escape de esta vida monótona y adocenada que vivimos.  Tal vez algún periodista más valiente que yo haya hecho los deberes. Todo lo que sé es que ya no están y que muchos segovianos al leer este obituario se dirán: “tanta paz tengas como descanso dejas”. Pero, y esto al final es lo que importa, lo dirán con un deje de tristeza. Porque detrás de Guadalupe Muñoz, muerta en un centro de la beneficencia pública a los 78 años, se intuye un ser inocente descalabrado por la vida.

 

Author: Luis Besa

Luis Besa. Periodista,

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21 Comments

  1. Una estatua en la plaza mayor tipo la de Antonio Machado, haría justicia.

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      • De mi madre , cuando l veían decían “mira esta que hermosa se ha puesto desde que se la ha muerto el marido”
        Lo cierto es que era mejor esconderse, porque se conocían a todos y todas, pero en el fondo , eran parte del mismo segovia. El chismorreo oculto real , proclamado en viva voz por “La Guadalupe” .Descansen en Paz.

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    • Guadalupe Muñoz Barrio, esos eran sus apellidos

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    • Muchas gracias por la información. Fui una de sus víctimas. DEP.

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  2. …. Que descanse en paz….después de este piadoso deseo. que diria esas Srs. que no conozco cuando vieran a otro presidente de la dipu, actual…. ¡¡¡!Has colocoao de arquitecta a (no me acuerdo el nombre , ni me molesto en buscarlo), a una del pp, que estuvo de portavoz del pp, una nulidad política.¡¡¡¡¡¡ El paro ha subido en segovia pero el pperez segoviano coloca a los suyos….. esto es para ir por la calle del acueducto y dar voces y armar escándalo….. lo dicho descansen en paz y el que tenga enchufe se coloca….. opositores meteros en el pp.

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    • Rufian de toda sarta bobadas que has escrito he de reconocer que una cosa es verdad… El paro en Segovia está subiendo. Y la culpa es de Pablo Jajaja. No tienes cura ya chaval, estás obnubilado

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  3. En Santiago de Compostela tienen una estatuta, aunque de morenas “las dos Marías”

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    • Guadalupe estubo dando clase en el instituto de Coca. De educacion física y de costura que hace años dabamos. D E P.

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  4. Enhorabuena por el artículo; has descrito con enorme maestría la realidad y lo que todos pensábamos; es que no te has dejado ni el detalle de su vestuario.

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  5. …..se me olvidaba…..cuenta la leyenda que un día, subiendo por la calle real, estas señoras, se toparon con calimoccho….dice que huyeron espantadas a refugiarse detrás e la insigne estatua de Juan bravo….ahí lo dejo

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    • La hermana de Guadalupe no ha fallecido

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  6. Un apunte, cuando el río suena, no siempre es verdad.
    Con conocimiento de causa

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  7. Yo Coincidí con Guadalupe en el Hospital General cuando mi madre estaba ingresada. Era el año 1982 y ella estaba con su padre. Años después yo estaba haciendo la compra en un auto servicio -año 90-. Ella estaba pagando y yo ya en la caja. Pensé: Ay, Dios !!!. Pero no me libré, y a voz en grito me dijo: “tu madre, al final se murió ???”. Así había sido … Tenía cáncer.

    A esta ciudad le vendría bien más “Guadalupes”
    D.E.P.

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  8. Me crié con ellas.Viviamos en la misma planta y era aquella época en que todas las puertas estaban abiertas.Con ellas y sus paro.Siempre fueron raras pero por entonces unas vecinas casi como otras.Se duchaban, nunca, se lavaban el pelo una vez al año, olían a montuno de lejos, pero eran simpaticas.Fuimos compañeras en el grupo de vendedoras del Campamento de Robledo durante años.Tenīan la mayor colección de discos del coñac Fundador porque en cada estuche de tres botellas regalaban un disco y les gustaba la priba mucho .Guadalupe no era maestra, nunca lo fué, no se pasó de rosca por demasiado inteligente.Sencillamente eran dos piradas a quienes los cobardes no plantaban cara, pero mi hermana y yo si.Mi hermana, quees mas bien pequeña de estatura pero.los ovarios los tiene bien centrados,la metió una tunda donde Sindicatos a Guadalupe mientras Angelines corŕía calle abajo despavorida,porque no hay que dejare insultar por nadie aunque sea una pirada.Llegó con arañazos por cuello y cara, calvas y ropa rota, pero Guadalupe se llevó mas y mejor.Y yo las tuve donde Correos tiesas con ellas una vez.No volvieron a molestarnos nunca más.

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  9. Se tenia que hacer una recolesta dineraria para llegar como han dicho otros anteriores a dotar a las dos hermanas de esa Estatua junto a la Antonio Machado, o bien que se vayan alternando, un año una y otro la siguiente.-

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    • No faltaba más que a estas señoras las hiciesen una estatua… Será por su gran contribución económica y social a la ciudad de Segovia. Creo que está sociedad se dirige hacia la destrucción de valores. Pero bueno si llevamos al chikilicuatre a Eurovisión y tenemos a Iglesias, Sánchez, Montero y cía en el gobierno, en colaboración con Otegui, Torra… Se puede esperar cualquier cosa. En unos años todos atont@os a lo Rufian

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  10. El periodista las trata con demasiado cariño. Estas señoras de un conocimiento normal e inocuo obtenían maldades que se inventaban y voceaban. Sufrí sus inclemencias y llegué a denúncialas a la policía, aunque de nada me sirvió. Su fin nos demuestra ssu desequilibrio mental.
    Afortunadamente Guadalupe ha muerto. Descansemos en paz.

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  11. Un famoso médico un día las infló a Hostias.

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