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El valor de la palabra

En un mundo donde las acciones y las palabras a menudo se perciben de manera divergente, el valor de la palabra, especialmente en el ámbito político, emerge como un pilar fundamental en la construcción de una sociedad basada en la confianza y el respeto mutuo. La palabra, vista no solo como medio de comunicación sino como un compromiso firme, actúa como un contrato social implícito entre los gobernantes y la ciudadanía.

Día a día, en la acción política, podemos comprobar cómo se quebranta ese compromiso social en función de la oportunidad de intereses espurios. El último episodio ha sido el referente a la promesa por parte del Gobierno de no mover una coma en la tramitación de la Ley de Amnistía para después hacer todo lo contrario a la semana siguiente. Antes fue la sedición o la malversación; qué más da. Lo cierto es que el Gobierno muestra convicciones firmes para posiciones cambiantes. En una senda similar se mueve la oposición. Su líder ha denunciado al Gobierno y ha convocado manifestaciones de protesta contra la amnistía, para después confesar que coquetearon con ellos para ver la posibilidad de investidura del candidato popular a cambio de un acuerdo de amnistía. En este caso, el cinismo alcanza su mayor intensidad, a la vez que manifiesta un desprecio total hacia la ciudadanía.

El incumplimiento de la palabra o la mentira en política se ha manifestado de diversas formas a lo largo de la historia y en distintos contextos globales, con consecuencias en todas ellas de diferente naturaleza. Basta recordar la pérdida de popularidad y credibilidad del presidente de Francia, François Hollande durante su mandato, por su gestión e incumplimiento continuo de promesas formuladas, que además llevó aparejada la práctica desaparición del Partido Socialista en Francia en los siguintes comicio; o la caída del PASOK en Grecia bajo la dirección de Papandreu como consecuencia de la pérdida de confianza y credibilidad de sus votantes, al percibir que su gestión había abandonado sus principios fundamentales y valores. La hemeroteca ofrece muchos más ejemplos. El incumplimiento de lo prometido y la mentira no son neutros en el tiempo, mucho más cuando son reiterados y constantes.

La utilización por los partidos y sus líderes políticos de estrategias políticas cortoplacistas, en las que se enfatiza sobre propuestas atractivas de difícil cumplimiento, o fundamentadas en la mentira, sobre la base de que la memoria colectiva es corta o hay una falta de rendición de cuentas, tiene sus riesgos. A medio plazo, este enfoque puede tener consecuencias negativas para la confianza en las instituciones políticas y la democracia. Cuando las promesas no se cumplen sistemáticamente, y no hay consecuencias para esos incumplimientos, aumenta la apatía de los votantes y lleva a una menor participación. La mentira y la corrupción tienen consecuencias directas en la ciudadanía. Estos últimos días se ha recordado las consecuencias que tuvo una mentira de Estado como la relativa al atentado del 11-M, y las palabras que en aquel momento el portavoz de la oposición pronunció, cuando dijo, “nos merecemos un Gobierno que no nos mienta, que nos diga siempre la verdad”, siguen estando hoy vigentes en la sociedad española, a las que habría que añadir también el requerimiento del mismo compromiso para la oposición.

El incumplimiento de las promesas hechas por los políticos se percibe, con razón, como una ofensa y una falta de respeto hacia la ciudadanía. Este fenómeno, muy común en diferentes contextos políticos, socava la confianza en las instituciones y erosiona la credibilidad de quienes ocupan cargos de poder. El engaño, especialmente cuando ocurre en un corto intervalo de tiempo después de hacer promesas, tiene un impacto muy negativo y erosiona la percepción e imagen de los partidos y de sus políticos. No solo se siente como una traición inmediata, sino que también plantea preguntas profundas sobre la integridad y la fiabilidad de los líderes. ¡Tomemos nota!


Author: Andrés Segovia

Política provincial, autonómica y nacional

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7 Comments

  1. Mañana te lo explica Avecez..que estaba euforico aplaudiendo a su amo..si hay que camviar de opinion por siete votos se cambia..que sabreis ustedes de la politica

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  2. Por un bocata de chopped hace lo que sea. Eso son convicciones. Ya verás cuando apruebe la independencia de Cataluña y Euskadi. Y el indulto a Ábalos, a Koldo y a Begoña.

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  3. Cambios de opinión los de los peperos al conocer los trapicheos de la Gerontocida de Madrid, y su compañero de cama (definición de ella misma).
    Borja Semper, Miguel Tellado, Ester Muñoz: “Un Gobierno que protege y promociona a los corruptos no puede proteger a los españoles” sobre el caso Koldo, y que tenían razón, pero ahora callan, no les pase lo que a Pablo Casado a ver si van a romper la omertá que ya sabemos cómo las gastan en la organización mafiosa Genovesa. Te puede llamar MAR colocado y decirte que te va a destruir, como a los periodistas que no tiene subvencionados y publican lo que no quiere.

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  4. Pide el ingreso en la organización para trincar que es el Psoe: Begoña, Sánchez, Ábalos, Tito Berni, María Gámez, Koldo, 10 ministerios implicados en los negocios de mascarillas dejando morir a 150.000 españoles. Negocios con Delcy con maletas repletas de dinero… Pura delincuencia.

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    • Ante manipuladores como votaposoe, lo mejor es pasar olímpicamente y darles la razón como a los tontos, no merece la pena perder el tiempo con gente así, cada cual que juzgue por si mismo, pues ya somos mayorcitos y a quien sólo vea delito en unos casos y en otros no,por algo será o algún benefició obtendrá

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      • Bien dicho manipulador. Hay que darte la razón como a los tontos. Porque honrados ya no quedan en tu secta.

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  5. Se ve que en tu partido destacais por honrados, imagino que el mejor ejemplo es Ayuso, que sólo ve la mota en el ojo ajeno. Estáis como para tirar cohetes. Poco os ha durado la euforia del caso Koldo, como os pasó con la amnistía hasta que Junts abrió la boca. Y vendrán tiempos peores dijo la Biblia…

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