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El Gobierno de la Resistencia

David Broncano es lo mejor que le ha pasado al entretenimiento televisivo en los últimos diez años. Es tan listo que parece tonto. Tan de pueblo que vive en el centro de Madrid. Capaz de entrevistar a una “infuencer” o una escritora y hacerlas sentir cómodas fuera de su zona de confort. Llega el invitado y pregunta ¿Qué pasa?, le dice que “a tope con tu cosa de la ciencia” para después preguntar que si los científicos siguen llevando bolis en el bolsillo de la bata.

Aunque viene de la escuela de La SER y Buenafuente, desde el principio dejó claro que no era la izquierda tradicional de las chapas de Ángels Barceló y cuando alguien se ponía intenso colaba imágenes de dos perros triscando en un descampado. Ni siquiera quieren evocar la resistencia partisana que rezan en la nueva taberna de Iglesias. Ya en la cabecera, Castella y Grison, emérito y bufón del reino de Broncano, cantan el verdadero significado de la fórmula física del programa: potencial partido intensidad. Y eso es lo que atrajo al Gobierno: la posibilidad de recuperar los valores de la izquierda sin caer en la moralina mojigata de la nueva iglesia progresista. La rebeldía se había vuelto de derechas y la izquierda se había ajado como un “boomer”, pero La Resistencia recicló los valores de pana ochentera con unas zapas y una tablet de última generación. Es un programa de tele pensado para las redes. Descomplicado, desprejuiciado, despreocupado. Los monstruos de Pixar y el capitalismo ya demostraron que es más rentable hacer reír que asustar. La izquierda había dejado de defender la alegría, solo tenía a Wyoming sosteniendo la causa común. Y aunque es más listo, más culto y más concienciado que Broncano, la ceremonia editada de El Intermedio se había convertido en miel solo apta para colmeneros. Salvo a Ortega y Henar Álvarez de la atonía porque que son debilidad. Gente que sabe que con la broma no se negocia.

El humor de La Resistencia es partidario pero no partidista, aunque no haría gracia a ninguno de los invitados de la boda de ayer de Almeida porque la ortodoxia no se ríe nunca de sí misma. Quizá Bertín o Los del Río, pero al resto le falta calle que no sea Serrano.

Moncloa ha querido ficharlo para la tele pública porque no hay nada que le gustara más que institucionalizar la resistencia, gobernar para siempre como si fueran la oposición permanente. El Gobierno gana porque demuestra que hay una forma distinta de ver España que no es la de Pablo Motos. Gana Motos que se convierte en la auténtica resistencia. Vallés en el formato científico e Iker Jiménez en el paracientífico cierran el “uno y estoy que trino” contra Sánchez. Gana Movistar, que doblará su audiencia por el morbo y las condiciones de contrato y dará un empujón a un programa de pago que había bajado en audiencia y no en calidad. Al fin y al cabo, el Estado es accionista de Movistar. Cuando la izquierda llega al poder sueña con decir: “Si no te gusta lo público, vete a lo privado, que también soy yo”, mientras se abre discreta y amenazante la chaqueta para enseñar el BOE. La única perdedora es RTVE y su forma de gobernarse. No tiene sentido luchar contra lo privado con las armas lentas y torpes de lo público. Exceso de ansiedad, ausencia de plan b y socios no fiables. Nada nuevo en la parrilla pública.

Este fracaso en la contratación del programa puede ser un éxito porque la señal que manda se lee fácil: hay que elegir bando desde el mando. Y porque La Resistencia no hubiera acabado con Pablo Motos. No es un formato adecuado para la cena familiar. No me veo viéndolo con mi hija ni con mi madre, aunque luego me muera de risa solo oyendo lo de las pajas y el dinero. La Resistencia alcanza su esencia y su trance por la noche, como Miguel Ángel Rodríguez. Es mas de salir fuera que de meterlo en casa. Una cosa es salir en Malasaña y otra vivir allí. La resistencia sin insolencia es solo decadencia. No se puede domesticar a un mapache. En la Televisión Pública se hubiera apolillado. Hubieran convertido a Broncano en un hijo más de Los Alcántara.


Author: Gonzalo Vázquez

Periodista

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13 Comments

  1. Se le olvida decir que este pájaro socialista hubiera trincado 14 millones de euros de nuestros impuestos (no es magia son tus impuestos) al año por defender a su amo Sánchez en la tele e insultar a los demás. Que esa era la idea. Las televisiones públicas no son para robar y trincar, como ha hecho Sánchez con todos los organismos públicos donde ha enchufado para robar dinero público a colegas, amigos, todo tipo de inútiles, mamporreros y hasta a su esposa. No le ha salido esta jugada al dictador.

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    • Ayer la Televisión Autonómica de Madrid, Teleayuso retransmitió la racioboda del peor alcalde de la democracia en Madrid, todo bien. Esperemos que hayan echo fotos de perfil y así facilitar la labor policial en la futura lista de imputados.

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      • Supongo, sera usted vecino de Madrid, supongo y es mucho suponer, es democrata.

        Se casa el alcalde de la capital de España. Ni una sola imagen en las cadenas que pago yo tambien con mis impuestos.

        Lo de ser el peor alcalde de la democracia, supongo es su opinion. Creo gobierna con mayoria absoluta sin necesidad de acuerdos frankestein “Rubalcaba dixit”

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      • A ver si lo de Broncano es premonitorio de lo que viene con el Psoe:el Gobierno de la delincuencia y la resistencia en el escaño hasta ser detenidos todos.

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      • Y que me dices del baile nupcial,tampoco ninguno de sus votantes se atreve a decirle la verdad o es que comparten gustos y buenos haceres

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  2. El uso partidista del estado y todas sus instituciones que está haciendo Sánchez desde que está de presidente no tiene precedente en democracia.

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  3. Que haga el programita Sánchez. Aló Presidente, como los dictadores venezolanos.

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  4. Por 14 millones de euros al año que lo haga su esposa. Con secciones de Koldo, Tito Berni, Puigdemont, Txapote…

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  5. No nos engañemos, Broncano es la medida del nivel cultural e intelectual del país.

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  6. Leyendo esto, se me viene a la mente el ‘viaje con nosotros’ de Gurruchaga, del milenio pasado.
    Intuyo que RTVE, Broncano y los televidentes, se han ahorrado una despedida a pedos..
    Por cierto, qué bueno JG…

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    • Este señor es la mediocridad, la ordinariez y el mal gusto en estado puro, aderezado con los mantras típicos y tópicos de los progres.

      Y por supuesto, generosamente remunerado con un contrato millonario que sale el dinero de nuestros impuestos, porque esta peña no se conforma con cualquier cosa.

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  7. Quieren que la television y radio publica sean “una grande y libre”..a base de talonario claro…los ebfernos de “ELa” siguen por ejwmplo sin ser escuchados..sale mas caro

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