Van 128 años del nacimiento de Agapito Marazuela, el hombre bueno que colocó sobre el pentagrama el alma de estas tierras.
“Somos lo que hemos sido” dice Emilio Lledó. Y es Agapito quien nos dice cómo hemos sido. Él recogió y guardó la memoria de los que ya habían sido y nos la ofreció para que podamos acollar nuestras raíces, que crezcan así fuertes y profundas dando origen a árboles con ramas frondosas.
Agapito fue, vivió escuchando la voz profunda de quienes ya habían sido, la voz de las generaciones remotas que asomaban en tonadas y canciones. Y guardó esa voz, esa memoria para nosotros, para que pudiéramos ser lo que habíamos sido.
La biografía de Agapito Marazuela da cuenta de su pasión por esta labor de recopilación y transmisión hecha con la temeridad que corresponde a esa época convulsa. Y lo hizo desde el orgullo de la derrota, nunca desde la servidumbre del dominado.
Y sigue vivo por eso, por esta pasión vital que puso en su trabajo, porque ya dice el poema que “todo lo consumado en el amor nunca será pasto de gusanos”. Por eso, celebrando su 128 aniversario, el Ayuntamiento de Segovia quiere recordar la deuda de gratitud que la ciudad tiene con quien supo fijar el alma de Segovia en un pentagrama.
Y quiere agradecer también a la Ronda Segoviana la convocatoria, año tras año, del acto de homenaje al músico, al folklorista, al maestro, junto a la escultura de José Mª García Moro, que ya se fue.
Y es muy justo felicitarnos todos. Felicitarnos por tener nuestra memoria a buen recaudo, protegida del olvido. Esa memoria enamorada que nos dejó el maestro,
“Abandona cuidados:
lo que ha ardido
ya nada tiene
que temer al tiempo!
Nuestra identidad está a salvo. Gracias Maestro.
Artículo de opinión de Claudia de Santos, concejala del PSOE en Segovia, delegada del área de Turismo.
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