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¡Según es el Santo, son las cortinas!

tumulocatedraldestacadaCon motivo de la celebración de la festividad de Todos los Santos, a través de la historiadora Mercedes Sanz de Andrés, ha presentado en la Catedral de Segovia el Túmulo de la Catedral, que se muestra cada año como ejemplo de respeto y recuerdo a todos los difuntos.

La Historiadora, Mercedes Sanz, ha comenzado la exposición recordando que la Catedral conserva los efectos de con los que se celebrar “la belleza de la muerte”. Efectos de los siglos XVII, XVIII, XIX y XX, incluido el “paño funerario” de gran belleza. El culto a la muerte es celebrado por cada cultura de un modo diferente y es común la utilización de imágenes que expresan “lo que no podemos expresar con palabras”.

El Túmulo o Catafalco, tienen por misión dar al fallecido, esté o no presente, el protagonismo debido. Se define como  “un armazón de madera, vestido con vestimentas litúrgicas de color negro, que se utiliza mientras se celebran las honras fúnebres de un fallecido”.

Los túmulos en España eran utilizados solo en el caso del fallecimiento del rey o sus allegados, llegando a estar prohibidos para los nobles y príncipes de la iglesia, hecho que significaba que de manera legal, apoyada por la legislación consiguiente, solo en casos contados se permitía un despliegue similar al que se ve, cada año, en la Catedral en estas fechas.

muertetumuloFue, durante el reinado de Carlos II, en 1696, cuando se autorizó la colocación de catafalcos destinados a la honra de particulares pero con ciertas limitaciones. Los reyes, a partir de ese momento, de manera generalizada, regularon y controlaron el lujo de estos monumentos y también, a quien iban destinados. Para lo reyes eran grandes construcciones en las que participaban diversos oficios (altareros, campaneras o “maestros judíos que cosían el paño negro” con el que se cubría el monumento porque eran ellos quienes desarrollaban aquella misión) y desaparecían al finalizar los funerales. En el caso de clases sociales mas cercanas a la tierra, eran túmulos de un tamaño mas normalizado que se reutilizaban en diversas ocasiones.

Loss túmulos reales eran auténticas maravillas de las que han quedado referencias de cómo eran e, incluso, de sus costes según los oficios intervinientes.

En el caso de la Catedral de Segovia, la documentación que se conserva da señas de cómo eran los túmulos utilizados incluso en la primera y más antigua Catedral (anterior a la actual).

Mercedes Sanz, recordaba que la normativa existente en el transcurso de aquellos siglos recogía el protocolo de recibimiento de los restos a la Catedral diferenciando si era un obispo, un canónigo o un noble e, incluso, el tipo de tañido de las campanas que debía sonar en cada caso.

Como curiosidad, la Historiadora comentó que en la Antigua Catedral de Segovia, tras el fallecimiento del Rey Enrique IV, que mantuvo su corte en Segovia durante un tiempo, se instaló un sencillo túmulo.

Sobre los enterramientos en el interior de la Catedral, la documentación informa de que el coste era diferente según la clase o dignidad a la que perteneciera el difunto. Lo mismo ocurría en el caso de los enterramientos en el claustro del templo, no estaban permitidos en cualquier lado a los ciudadanos en general, reservando ciertas zonas para altas personalidades de la iglesia o la nobleza.

En los siglos XVII y XVIII se permitió el enterramiento en las Capillas laterales del templo. Según la situación de las capillas y, según si estas estaban más o menos cercanas al Altar de la Capilla Mayor, el precio era más caro o más barato y, solo a partir del 1820, cuando se comenzó a construir el Cementerio del Santo Ángel de la Guarda de Segovia, los enterramientos pasaron a ser “civiles”.

Los datos que Mercedes Sanz ofreció, en la presentación y explicación del Túmulo y Arte funerario de la Catedral de Segovia, fueron muchos y explicados de forma absolutamente comprensibles tanto que, si algo quedó claro fue, que los versos de Jorge Manrique en “Coplas a la muerte de su padre”…

Nuestra vida son los ríos que van a dar en la mar que es el morir/ Allí van los señoríos derechos a se acabar e consumir; Allí los ríos caudales, allí los otros medianos e más chicos,/ Allegados, son iguales los que viven por sus manos e los ricos.

…ayer, igual que hoy, no se cumplen.

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Author: Editor

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1 Comment

  1. Toquemos madera, Pilar 😉

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