En el balonmano español, el Barcelona es “otra cosa” y que un recién ascendido, por mucho que sea el arrojado Balonmano Nava, un equipo revelación en su primera temporada en la máxima categoría, pueda siquiera mantenerle el ritmo en el marcado de un encuentro liguero entra dentro del mundo de los sueños. El partido ha acabado con un marcador de 24-39. Sin sorpresas posibles pese a los intentos del entrenador de sorprender al rival con varios cambios de táctica y quizá abusando en momentos del partido del ataque de siete, que no dio ningún resultado positivo para los locales y si varios contraataques fáciles para los visitantes.
A pesar de ello, los de Dani Gordo saltaron a la cancha, jaleados por la abarrotada grada, sin complejos y dispuestos a disfrutar de una tarde histórica para la localidad segoviana y también para la provincia poniendo en marcha su juego. Tras unos 15 primeros minutos que aparentaban cierta igualdad del marcador entre ambos contendientes, el equipo catalán metió una marcha más para abrir huecos cada vez mayores, y eso que tenía delante a uno de los equipos que menos goles ha encajado en lo que va de temporada. Al descanso, 15-24 y en la segunda, todo mucho más relajado.
Eso si, el equipo y la afición volvieron a hacer gala de esa comunión que existe entre la cancha y la grada —más de 1.000 espectadores— disfrutando ambas partes de un partido histórico. Con seguridad, vendrá otros “partidos del año” frente al Barcelona. Si es posible, el año que viene.
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