¡Menudo chaPParrón!

La paellada popular con la que el PP gusta abrir el curso político en Prádena siempre deja buenas anécdotas. Así, si el pasado año a Fernández Maíllo se le cayó el móvil en el arroz en pleno posado con la prensa, el jueves 1 de septiembre lo que cayó fue una tormentaza justo en pleno reparto de las raciones. Carreras para ponerse a cubierto, algún diputado (como Jesús Postigo) calado hasta los huesos, gente con la sillas en la cabeza (ya se sabe que "sentar cabeza" es propio de gente de orden) y hasta algún militante que, impasible el ademán y en plena tormenta, ahí seguía, dándole al arroz, mojado hasta los calcetines pero no dejando gamba por pelar.

Esta vez fueron unos 600 concejales y alcaldes, militantes y familias los que acudieron un año más a la convocatoria en el Bardal de Prádena. Francisco Vázquez, presidente del PP segoviano, recordaba que se empezó hace 25 años como un encuentro de concejales y alcaldes del nordeste en la ermita de Hontanares, en Riaza. De ahí se pasó a Cantalejo y desde hace ya más de un lustro la cita es en Prádena. "Una jornada de confraternización".

Y vaya si se confraternizó con la base. Y es que lo que empezó con buen tiempo -con Fernández Mañueco, Silvia Clemente y el propio Vázquez tirando contra el PSOE por no apoyar a Rajoy en su investidura y "condenar así al país a unas terceras elecciones, para las que estamos preparados", dijo Vázquez- derivó en un chaPParrón de ahí que te espero justo cuando empezaba el banquete. No quedó otra que correr a refugiarse y apretujarse en el techado anexo al bar. Y ahí andaba la presidenta de las Cortes Regionales espalda con espalda con media lista de Fuentidueña, Fernández Mañueco con la Guada de Olombrada, la más  punk de las militantes populares y siempre espectacular, con su tocado a colores y sus ocho relojes. Diputados con jubilados, niños con senadores. Todos revueltos. Paella humana popular en varios sentidos del témino.

Durante media hora bien larga estuvo jarreando a todo poder, hasta que empezó a aflojar, que no a escampar, momento que buena parte de los asistentes aprovecharon para llegar al parking y poner tierra de por medio (curiosamente, la tormenta se cebó en Prádena). Ya menos saturada la zona techada del complejo turístico de Prádena, quienes no habían tenido tiempo de comer, comieron, pero eso sí, los sorteos, rifas y parlamentos quedaron para mejor día, para la cena de Navidad, que es la otra macro-quedada de populares. "En Navidad, más y mejor", se despedía una militante.