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La Minerva

Una de las instituciones más añejas de Segovia es la cofradía de la Minerva, que este pasado lunes ha celebrado su función mayor anual. Y es que funge en nuestra ciudad desde 1562, nada menos. A más, es la única cofradía urbana -y no sé yo si provincial- que tiene el título de ‘Pontificia’, por haber sido precisamente erigida mediante bula papal. Tiene desde antiguo una viva actividad, que desarrolla constante y puntualmente en el mismísimo centro de la ciudad, en la Real Iglesia de San Miguel, frente a la Catedral y a las Casas Consistoriales.

Preparamos un estudio histórico-institucional sobre ella, y hoy, a petición de una amiga devota, la traemos brevemente a estas páginas.

Las cofradías sacramentales -una de las clases de hermandades de fieles más características, junto a las penitenciales, a las asistenciales y a las ‘de gloria’- surgen sobre todo a partir del siglo XV, para honrar al Santísimo Sacramento. Fue en la Roma renacentista del 1534, cuando un grupo de fieles romanos, preocupados por las faltas de respeto en público hacia el Santísimo Sacramento, se reunieron en la basílica de Santa María sopra Minerva, sede principal de la Orden de Predicadores -los dominicos-, y se propusieron honrarlo en cuanto les fuese posible. Recordemos que el grandioso templo dominico de Santa María sopra Minerva fue erigido en gran parte hacia 1453, por los desvelos del cardenal español Juan de Torquemada -hermano del célebre fray Tomás de Torquemada, prior del monasterio segoviano de Santa Cruz la Real-, cuya capilla y sepulcro se conservan allí.

El Papa Pablo III erigió la ‘Confraternita del Santissimo Sacramento del Corpo di Cristo’ y concedió a los cofrades muchos privilegios espirituales e indulgencias, por bula de 30 de noviembre de 1539: así, a los cofrades que, el día de su entrada en la Cofradía, confesasen y comulgasen, la indulgencia plenaria, a modo de Jubileo, hasta tres veces durante su vida. A los cofrades que participasen en las procesiones dominicales y en la de Corpus, y que acompañasen el santísimo Viático por las calles, con el palio o las hachas y blandones encendidos, la remisión de todos sus pecados; y a las señoras cofrades, las mismas gracias si al oír las campanadas de aviso, se hincasen de rodillas y rezasen cinco veces las oraciones antes dichas. A los cofrades que asistiesen a los divinos oficios, la remisión de cien pecados. A los cofrades que visitasen al Santísimo en el templo, entre semana, diez años de perdón y las adjuntas penitencias. Y a todos ellos, el privilegio de elegir confesor, y que este pudiera absolverles de todo pecado, incluso de los reservados al obispo. Gregorio XIII la elevó a Archicofradía en 1573.

La iniciativa romana tuvo un gran suceso, y a imitación suya surgieron otras cofradías sacramentales por todo el orbe cristiano. En Segovia se estableció una de ellas en pleno Concilio de Trento, mediante bula apostólica emanada de la santidad de Pío IV y datada el 30 de octubre de 1562, que la declaró unida a la original de la Minerva romana, extendiendo a sus hermanos aquellos privilegios. Se titula Pontificia Cofradía del Santísimo Sacramento del Cuerpo y la Sangre de Cristo, vulgo ‘de la Minerva’, y su rector y padre espiritual ha sido siempre el cura párroco. Los cofrades han sido y son de ambos sexos, aunque para las mujeres se establecieron devociones particulares -porque estaban dispensadas de acompañar al Santísimo, por resultar indecente que anduviesen solas por las calles-.

La devoción fue en aumento, y los cofrades alcanzaron gran número. Sus principales actividades han sido desde entonces las de tener función y procesión todos los terceros domingos de mes, y en el viernes inmediato al día del Corpus -hoy se hace el lunes siguiente-, y de acompañar al Santísimo cuando salía para acompañar a los enfermos. Ha sido la única hermandad que obtuvo licencia para pedir limosnas por toda la ciudad.

Pronto se unió a ella una Esclavitud, formada por hermanos esclavos, que con sus cirios y velas acompañaban todas las procesiones y salidas del Santísimo. Esta Esclavitud, cuyas constituciones se datan en 1632, celebraba su fiesta principal el dia de los Inocentes, con procesión por las calles de la parroquia. Para sus cultos, construyó en 1708 una espaciosa y bella sala aneja al templo de San Miguel, decorada con ostentación barroca.

La procesión principal, llamada ‘de la Minerva’, ha sido siempre un acontecimiento ciudadano. Hoy nos es difícil hacernos una idea de los fastos que desplegaba los ‘viernes de después de Corpus’, sufragados por los dos mayordomos -gente rica y principal- que se elegían cada dos años: una corrida de toros en el coso formado en la Plaza Mayor -por ejemplo, en 1751 contrataron a dos toreros y se torearon y mataron nueve toros bravos-, representaciones de sainetes y autos sacramentales, fuegos de artificio…

Tras la reforma acometida en 1928, en la que el Excmo. Ayuntamiento aceptó el cargo de mayordomo honorario perpetuo, la Minerva revivió en una etapa brillante, y sus cultos se revistieron de gran solemnidad, con octavario, sermón, luces y flores, toque de campanas, capilla de música (cuatro voces o coro), banda del Hospicio o de la Academia de Artillería, etcétera.

Los actuales estatutos, fieles a la fundación original pero adaptados al Código de Derecho Canónico, fueron aprobados por el obispo monseñor Franco el 27 de enero de 2016. ¡Laus Deo!


Author: Alfonso Ceballos-Escalera y Gila

Doctor en Derecho e Historia. Concejal de Vox en el Ayuntamiento de Segovia.

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2 Comments

  1. Gracias por la información, don Alfonso, buen artículo.

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    • Buen articulo D.Alfonso.

      Ud. nos transmite información histórica qué yo creo que la mayoría de segovianos desconocemos.

      Es importante para que estemos orgullosos de nuestro pasado y de la trascendencia histórica de nuestra querida Ciudad de Segovia.

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