Posted By Natalia Del Barrio on 26, Feb, 2022

Es difícil escribir cuando existe un conflicto mundial, en el que como siempre quién más tiene que perder es la población civil. El “No a la Guerra” movilizador de millones de personas hace 19 años contra la guerra de Irak suena con más fuerza que nunca, aunque las guerras, desgraciadamente no han dejado de existir. También suena fuerte la condena ante la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Y yo me uno a este No a la guerra y a la condena de la invasión. Y ante la tentación de unirse a la propaganda  en un momento tan delicado, informarse bien es el mejor de los remedios.

Dicho esto no podemos obviar que esta semana Alfonso Fernández Mañueco ha empezado a reunirse con los diferentes partidos para poder formar gobierno. Porque a pesar del empeño del líder autonómico del PP de gobernar en solitario la realidad es que los números no dan. Además, gobernar no solo es poner nombre y apellidos a los titulares de las diferentes consejerías sino que hay que aprobar leyes, presupuestos a no ser, claro, que tengas la intención de hacerlo a través e “decretazos”.

La primera tuvo lugar el lunes con el PSOE una reunión que no duró más de 15 minutos. Como bien explicó Luis Tudanca fue decir la palabra “corrupción” y el PP levantarse de la mesa. No le costó quedarse en la silla en la siguiente reunión celebrada dos días después con VOX como invitado. Y no le costó quedarse sentado a pesar de que algunas exigencias como la eliminación de la ley contra la violencia de género y el decreto de Memoria Histórica se pusieron sobre la mesa. Aunque la presencia que más dolió fue la de la Consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades que allí permaneció sin la molestia que al parecer sintió dos días antes con la palabra “corrupción”.

Mientras tanto Francisco Igea criticaba este último encuentro en sus redes sociales, el medio principal que utiliza como altavoz  de un tiempo a esta parte. Arremetió contra el PP y VOX. Contra los primeros como si nunca hubiera gobernado con ellos hasta hace un par de meses. También se erigía en defensor acérrimo de la Memoria Histórica. Parece que la memoria, valga la redundancia le falló ya que el ex vicepresidente olvidó que cuando la Junta de Castilla y León realizó alegaciones contra la Ley de Memoria Democrática del Gobierno de España dijo que esta ley “sólo consideraba víctimas de un bando y no las de otro”. Un discurso que siempre ha pronunciado Ciudadanos y que olvida que Franco ya reparó la memoria de sus caídos y un discurso que siempre olvida a las víctimas de los cuarenta años de dictadura

Pero no solo le falló la memoria al ex vicepresidente en relación a este tema sino que también lo hizo apoyando al alcalde de Palencia poniéndolo de ejemplo de cómo entender la política. Olvidó que el actual alcalde de Palencia lo es porque VOX le apoyó y lo es a pesar de ser la tercera lista más votada en las elecciones de 2019 y que gracias a VOX sigue siendo alcalde.

Ha sido una semana convulsa porque mientras todo esto sucedía en Castilla y León en Madrid se libraba la batalla por hacerse con el poder del PP nacional. Para los castellanos y leoneses sin duda el posicionamiento más interesado ha sido el de Javier Maroto. Con Pablo Casado en un principio poco le duró el apoyo y fue de los primeros en posicionarse con el Congreso Extraordinario. Otro que olvidó como el señor Igea. Javier Maroto perdió su escaño por Álava en las elecciones del 28 de abril de 2019 llevando al PP Vasco a uno de los peores resultados de su historia, ya que ni Maroto ni el PP consiguieron en aquel momento representación en el Congreso de los Diputados. Pablo Casado decidió enviarlo a Castilla y León, se empadronó en Sotosalbos y a partir de ahí conocemos la historia: senador designado por Castilla y León y portavoz.

Es bueno recordar que esta semana entre tanta intriga política al estilo de una serie de alguna plataforma de Internet, también se ha hecho política para la ciudadanía ya que el Consejo de Ministros aprobó la subida del salario mínimo a 1.000 euros. Es cierto que sin el acuerdo del Diálogo Social, en realidad de la patronal que se opuso a esta subida porque, según sus argumentos, iba a perjudicar “principalmente” a las empresas que contratan con la administración pública, es decir, a todas esas empresas multiservicios que compiten cuando los servicios públicos se privatizan. Y es bueno recordar esto último porque parece que la política solo se ha convertido en la manera de conservar un sillón y lo que conlleva. Y no. La política, debería ser aquello que influye en la vida de la ciudadanía y que debe mejorar  la vida de la gente.

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