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Hay un amigo en Vox

Tengo un amigo de Vox. Es raro, por cuanto entre los de mi quinta -cincuenta y demasiados, criados bajo el franquismo y sujetos a varias crisis demoledoras- suele predominar el progresismo. De hecho, en mi cuadrilla, los liberal-conservadores, que quizá es la etiqueta que menos mal me cae, somos la excepción.

Con el de Vox hemos fraguado una relación cordial a partir de sesiones periódicas de rehabilitación. El caso es que nos tiramos cuarenta minutos cada mes y con los años hemos terminado discutiendo de política. Tiene sobre 30 años y es un tipo excelente. De una pieza, buen hijo, supertrabajador, de los que se sacaron los estudios sirviendo cochinillos, con sólidos valores. Un tipo que trabajando diez horas al día se ha hecho con un buen coche, unos modestos ahorros y un pequeño piso. Clase trabajadora al 100%. Nada de un pijo de Salamanca. Un tipo ejemplar.

Yo creo que es de Vox por una conjunción de causas, no siendo la menor los inmigrantes. Considera que España (y Europa) padece una invasión bárbara que disuelve y amenaza nuestras señas de identidad. Reconoce que necesitamos captar gente, pero quiere un flujo ordenado (muy pero que muy ordenado). Bien es cierto que, en el fondo, lo extraño inquieta. Y se extraña que yo no piense igual.  Yo le digo, todo cambio inquieta, pero también da paso a la esperanza. Odio que la gente muera en el mar.

Quizá su visión más crítica viene dada porque considera que tanta inmigración parasita el sistema del bienestar. Y él, que es autónomo, paga y paga impuestos sin saber lo que son las bajas laborales, las vacaciones pagadas o el subsidio de paro (que, sí, estando previstas en el papel es otra milonga). 

No niego la mayor, pero insisto en que los inmigrantes ocupan la base de la pirámide social, y es normal que allí se concentren los abusos. Del mismo modo que las pirulas financieras las hacen los ricos, no los pobres. Antaño éramos los jóvenes sujetos a contratos precarios y a mucho paro los que practicábamos esa picaresca social. Trampear el subsidio, por ejemplo, y simular emancipaciones para obtener becas y cosas así. Dicho de otro modo, una cierta dosis de parasitismo y picaresca parece indisociable del Estado del Bienestar made in Spain, donde, en general, el civismo tiene el listón bajo.

Tampoco es fácil desmontar el discurso nacionalista. Está claro que algunos valores éticos de un magrebí difieren espectacularmente de los de un “pata negra” de Yanguas. Sus costumbres son “otras”. Pero, ojo, ¿es culpa del africano que nuestra sociedad no cubra un relevo generacional interno? ¿Son los eslavos culpables de que pocos José Luises aguanten dos horas en el tajo agrario? ¿Qué pretendemos? ¿Qué vengan de sus países con el “majo” en los labios, amando el cocido y con el escrito de solicitud para la comisión de fiestas del pueblo? No, claro, se traen su propia cultura (de la que tiran para soportar esos trabajos pesados que nadie más quiere). Y lo diverso se gestiona peor que lo parecido. Es así que en Europa una creciente parte de la población “de sangre” percibe que las señas identitarias se disuelven (aunque eso no es solo cuestión de natalidades; las sociedades cambian) y eso problematiza el supuesto “nosotros” que nos aglutina cultural y moralmente. Lo que para ti es malo, para un magrebí puede que no lo sea tanto. A continuación las dinámicas de grupo -la teoría del chivo expiatorio– hacen su trabajo viralizando casos reales y supuestos, sesgos que vienen a confirmar los prejuicios de salida. Surge el miedo y con él, la búsqueda de una reacción centrada en “lo nacional”. ¡A ondear banderas! ¡España, ese gran nosotros que nos marca el camino! Una, grande y libre.

Hay otro grupo de ideas propias de Vox y del centro derecha. El cambio climático, donde si te sales del discurso oficial (aunque seas un científico de talla mundial) lo pagas. O el feminismo. Pues muchos europeos se sienten cuestionados por la igualdad de género.  Y creo que es mala cosa negar que hay  situaciones que les hacen sentir excesivamente expuestos a denuncias arbitrarias (y atención, que dijo sentir, no ser, pues en rigor peor lo tienen las mujeres, claro). Añadan la demonización gratuita del “ser masculino” que se equipara a “machista” por defecto a partir de relatos filosóficos más que secundarios. Los sexos existen. Y son distintos. Y sí, a menudo incurrimos en sexismos y miramos culos con lascivia. Como digo, las diversidades se gestionan peor que las similitudes.

En el fondo, hay un problema con esta izquierda generadora de relatos que a poco que andes topa con un lamentable reduccionismo doctrinal. Si la realidad no encaja con la teoría, si su visión del ecologismo, la igualdad de género, o el integracionismo cultural presenta fisuras y nos arrastra por situaciones injustas, entonces son los síntomas los que están mal, pero nunca el diagnóstico. El diagnóstico no se toca. Y es más, el que no comulga con él está con el machismo, la xenofobia o el negacionismo científico.  En otras palabras: es mala persona.

Y entonces los que albergan dudas (y como digo, en algunos casos más que razonables) reaccionan. Y encuentran en el viejo discurso nacionalista su particular sesgo ideológico. “Lo que pasa es que vosotros los de izquierdas -dice el nacionalista- sois malos españoles y odias nuestra manera de ser “. En otras palabras: los de izquierdas sois malas personas. 

(Llegado aquí, si ustedes son de los que creen que sus ideas les hacen ser seres moralmente superiores, les aconsejo abjurar de esas ideas de inmediato. La moralidad está en las acciones). 

Con todo, parece que la inflamación nacionalista va a menos en Europa. En España no hay tanto qué temer. Al fin y a la postre, Vox padece los mismos males y bondades que cualquier otra partitocracia. O, mirando a las Baleares, posiblemente bastante peor que cualquier otra partitocracia. Que en realidad, Vox está más cargado de arribistas que el PP o el PSOE, que ya es decir., y que es lo que pasaba en Ciudadanos y Podemos. Que se decían distintos siendo lo mismo.

Al final, pagando San Pedro canta. Cuando estaba en la oposición -dice Meloni– yo era antieuropea, ahora que mando, soy la niña bonita de Von der Leyen. Es como un Sánchez de la vida. Lo que hay que hacer es lo que me mantiene en el poder, y a eso le llamo lo correcto.

Y bueno, puede que del mal el menos. Mejor un arribista -que al final va la cosa a tanto el peso- que un cruzado de la causa. Y tengo buenas noticias, al respecto.  Por unanimidad, Abascal vuelve a ser presidente de Vox


Author: Luis Besa

Luis Besa. Periodista,

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10 Comments

  1. Espero que su amigo tenga algún hijo y no tres perros 😉 y… mira que me caen mal los libe peromasquenada conservasores

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  2. Vox en unos meses habrá desaparecido. Como Podemos, Ciudadanos o incluso el Psoe, fagocitado por el dictador Sánchez, si no cambia de rumbo. En Vox quedan tres, Abascal, líder Supremo, Buixadé y Garriga, los cancerberos. Los demás se han largado ya. Sin ideas, sin nada bueno que aportar. Sólo aspiran a pillar un dinerillo con la política. En breve serán un mal recuerdo de lo que es la utilización de la política para malos usos personales.

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  3. Es como decir:
    Yo tengo amigos mariquitas y no pasa nada.
    Yo tengo un amigo negro e igual me da.
    Y así con todo.
    Yo no tengo amigos socialistas ni comunistas..
    Predomina el progresismo, dice.
    Me gustaría saber lo que entiende V. por progresismo.
    Si su amigo le entiende, su amigo no es de VOX.

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  4. Un amigo, no. Yo tengo un familiar que vota al PSOE. Y a pesar de cansarme de repetirle que este PSOE no es el que era cuando comenzó a votar en su juventud, que favorece una regiones en perjuicio de otras, que trata de adaptar leyes a personas concretas y no a la generalidad, con el consiguiente perjuicio para el resto de la sociedad, que tiene la misma corrupción que ataca en otros partidos, …. a pesar de todo eso, sigue votando al PSOE. Y a pesar de todo ello le sigo queriendo muchísimo porque para eso es familiar.

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  5. Ja, ja, ja. Tontos hay en la extrema de un lado y a la Izquierda también.

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    • Pues me da AA mi que tu por muy a la derecha que estés tampoco te libras… Dime de que presumes y te diré de lo que careces

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      • Tengo la misma opinión sobre ti. Ja, ja, ja

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  6. Hitler también era un tipo guay,carismático, trabajador, artista , animalista y verano. Mira cómo acabó la historia con ese señor?

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    • Asesinos genocidas los hay en todos los lados, no sólo Hitler o Franco: Lenin, y Stalin, y Mao, y Fidel, y Maduro y El Ché y tantos otros asesinos genocidas en serie. Estos últimos, muy Progres, anticapitalistas y muy solidarios, cientos de millones de personas asesinadas como resultado.

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