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Abrazo de viejos fantasmas

El coche fúnebre de Fidel Castro se dirigía al cementerio de Santiago para ser enterrado al lado de José Martí. Cuando quedaban cien metros, el jeep ruso se paró y tuvo que ser empujado por unos funcionarios. No hay mejor metáfora de cómo acaba siempre el comunismo. Lo que “Podemos” ser, pero nunca es, agota la paciencia y la reserva.

Sabino Arana se casó con una aldeana. Además del padre del nacionalismo vasco, era partidario del sadismo. Decía a su joven pareja: “tu deber es ser sumisa a mis mandatos. No serías nada si yo no te amara. Primero está la patria, luego yo, su líder, y por último tú”. Pero en lugar de susurrarlo al oído con una capucha para ponerla verraca, lo gritaba a puro odio. Vivieron tres años juntos, sin hijos, y en cuanto pudo, se fue con un marino. Así acaban los nacionalismos machistas, encapuchados o no.

Miquel Badia, del partido Estat Catalá, fue el jefe superior de la policía catalana en el 34. Cuando iba a entregar un oscuro informe sobre dirigentes de Esquerra, un anarquista de la FAI le pegó tres tiros. Quim Torra confesó admirar a este patriota. Después dijo que los españoles son bestias con dentadura de verdín, luego pactó con Esquerra y hoy, el Estado español, le paga su pensión vitalicia de 92.000. Usted y yo, a lo bestia. Así acaba el supremacismo. Dando la chapa primero y cobrando sin darla después.

Natalia era una mujer rusa que había conocido a Luis Roldán por internet. Se quejaba de que no podían entrar en los bares porque siempre había alguien que les preguntaba por el dinero de los huérfanos o por los calzoncillos de cucaracha. La corrupción se queda con lo “bailao”, el honor y los pisos de Benidorm, y te deja en un banco del parque apartado.

La apuesta de Sánchez de integrar a los “neocomunistas” en el Gobierno y, sobre todo, a los “neoindepes” en la gobernabilidad, es muy arriesgada. Es un muelle tan retorcido que no sabemos cuándo y en qué dirección puede saltar en la cara del PSOE o del PP nacional. Lo que ya sabemos es que los pactos no parece que vayan a ayudar fuera de “Euskatalonia”. Algunos votan al PSOE por el miedo al socio del PP, pero todos le juzgan por sus propios socios. En Galicia se trasvasaron votos al BNG, no por la amnistía en sí, sino porque hay gallegos que piensan que el independentismo es más rentable. “Mira Euskadi y Cataluña. Te hacen más casito”.  El PP seguirá en Galicia porque no había miedo a Vox, que murió en la orilla con el resto de mareas.

“Es que el PSOE, sin sus socios, es percibido como el PP”, dicen los socios de los negocios. Y es aquí donde está la trampa, en la disforia ideológica. El nacionalismo nace de derechas, pero se siente de izquierdas. Nace separatista, por racista o clasista, pero se presenta de izquierdas porque no quieren nada con el PP. Hablemos claro, los indepes no quieren al PP porque les parece demasiado español. Y eso, consecuentemente, hace al PSOE menos español. Ese marco, al PSOE le da la vida y le quita la vida, como ser del Atleti o desayunar torreznos.

El PSOE tiene su propio discurso y su modelo territorial que podría confrontarlo ideológicamente con todos, también con la “izquierdatrans” si no dependiera de ella y si asumiera, de una vez, dos verdades: la mayoría no es la suma de las minorías y hay que integrar, pero sin desintegrarse. La integración no es un valor en sí mismo. Porque puede que en su intento de integrar a quien se quiere separar, acabe saliendo a cuenta querer separarse y esto desintegre al integrador. Por otro lado, ser minoría no es necesariamente bueno, sobre todo cuando la ambición no es remover las desigualdades sino perpetuarlas. El PSOE siempre fue un proyecto nacional de mayorías. Por eso aspiraba a gobernar en todos los territorios.

La ideología de los nietos de los muertos no debería desplazar a la socialdemocracia europea, la mejor forma viva de afrontar los grandes retos que tenemos delante de nuestras narices. Si ya llegó hasta aquí no debería dejarse ahogar por un mal abrazo de un viejo fantasma. Y mucho menos por Koldo y el lejano fantasma de la corrupción que te deja oliendo a nécora, Ducados y puticlub.


Author: Gonzalo Vázquez

Periodista

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1 Comment

  1. El Psoe está a día de hoy acabado. Para cuándo una moción de censura por corrupción y traición a España?

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