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España y Europa ante el espejo de los conflictos

Se han cumplido dos años desde el inicio de la invasión de Ucrania por parte de Rusia, a la que se ha sumado desde el siete de octubre del año anterior el conflicto entre palestinos e israelíes en la Franja de Gaza. Según fuentes ucranianas, en este tiempo han muerto 35.000 soldados suyos, a los que hay que unir un importante número de población civil; por parte de Rusia, no conocemos el balance, pero será al menos similar. Una auténtica tragedia humana. A pesar de los cambios y desafíos que estas guerras han supuesto tanto a nivel interno como externo, los europeos hemos incorporado estos acontecimientos y sus efectos en nuestro modus vivendi, como si nada hubiera pasado. No hay que olvidar que se trata del hecho más grave acaecido en nuestro entorno desde la Segunda Guerra Mundial. Los efectos políticos a nivel nacional han sido insignificantes, como pudimos comprobar en las elecciones de junio en España.

El Gobierno español ha afrontado con decisión y valentía importantes retos derivados de las guerras; sin embargo, la ciudadanía ni lo ha valorado ni es consciente de la respuesta que se ha dado a grandes problemas que afectaban muy seriamente nuestro bienestar. La percepción política quizás tenga más que ver con la agenda y política de comunicación que el Gobierno y sus socios despliegan en su acción política, muy marcada por el ensimismamiento ideológico y la quiebra de valores clásicos, muy arraigados en una gran parte de la sociedad, desde una posición de supremacía moral de la izquierda. La guerra en Ucrania ha servido como catalizador para cambios profundos dentro de Europa, desafiando las estructuras económicas.

A nivel geopolítico, la guerra ha reafirmado la importancia de la OTAN y la necesidad de reconsiderar las estrategias de seguridad y defensa, mucho más cuando el zar rurso amenaza con un despliegue nuclear. La dependencia de gas natural de Rusia ha sido el talón de Aquiles del conflicto desde el punto de vista económico. En respuesta, se ha acelerado la búsqueda de alternativas energéticas y se ha reforzado el compromiso de transición hacia las energías renovables. España, en este sentido, ha jugado un papel destacable, y nuestro presidente ya no tiene ninguna duda sobre la necesidad del Ministerio de Defensa y una dotación mayor de su presupuesto, que en el caso de que gane Trump no debe ser inferior al 2 por ciento del PIB para que Europa puede contar con el paraguas de EE.UU.

En el ámbito económico, y cuando nos estábamos recuperando de los efectos de la pandemia, el aumento de los precios de la energía y las materias primas se ha traducido en un aumento de la inflación erosionando el poder adquisitivo de los consumidores, especialmente en los alimentos. El gobierno español actuó con rapidez para mitigar el impacto económico en las familias y empresas, con ayudas directas o reducciones fiscales. La guerra ha puesto a prueba la solidez financiera de Europa, también la de nuestro país. El aumento del gasto público para apoyar a economías y sectores afectados ha conllevado un aumento de la deuda pública. En el tercer trimestre del año, la deuda de las Administraciones Públicas en España se situó en el 109,9 por ciento del PIB -en la pandemia llegó a alcanzar el 120-, a pesar de ello, la Comisión Europea sitúa a España a la cabeza del crecimiento en 2024. ¿Qué consecuencias sociales hubiera tenido una política restrictiva de gasto público? ¿Qué hubiese hecho un gobierno de signo conservador? ¿Lo mismo?

En el campo diplomático se han hecho enormes esfuerzos para mantener la unidad europea frente a Rusia y buscar soluciones pacíficas al conflicto. No está siendo fácil. Se ha reforzado la alianza trasatlántica entre EEUU y Europa, pero la rivalidad entre China y EEUU, y el hastío de muchos países hacia lo que representa la cultura occidental hace que el imperialismo ruso haya encontrado un importante soporte entre los países musulmanes, India e incluso de una forma indirecta en Turquía, a pesar de formar parte de la OTAN, además de China. Una vez más ha sido EEUU, con el apoyo del Reino Unido, quien ha llevado a cabo el despliegue de apoyo a la acción militar, con un apoyo testimonial del resto de los países de Europa. La guerra no ha terminado y la restricción presupuestaria impuesta por los republicanos americanos hace que Rusia esté recuperando posiciones en el Donbás. La debilidad de EEUU y la incertidumbre que despliega su próximo proceso electoral, unidos a los avances en armamento ruso, vaticinan un desenlace incierto. España en esta coyuntura es un mero convidado de piedra a efectos reales.

En este contexto, las relaciones de España con sus vecinos son claves. El momento más delicado fue cuando España decidió respaldar el plan de autonomía marroquí para el Sáhara Occidental, en marzo de 2022, marcando un cambio significativo en su posición histórica sobre el conflicto saharaui, quizás bajo la presión e influencia americana. A pesar de ello, Argelia sigue siendo nuestro principal suministrador de gas con el 24,1 por ciento, seguido de EE.UU. con el 21,5 y Rusia con el 17,9, y todo indica que se van a restablecer las relaciones diplomáticas. Las relaciones con Marruecos han mejorado notablemente, mientras que con Francia y Alemania hemos reforzado nuestra posición económica, especialmente con estos últimos. La política diplomática del gobierno de Sánchez ha mejorado en relación a gobiernos anteriores, otra cuestión muy diferente es su percepción y sus efectos en términos políticos en cuanto a generación de expectativa de voto.

El conflicto de Oriente Medio puede exacerbar la crisis migratoria y repercutir en la seguridad debido al riesgo de radicalización y terrorismo. En el ámbito económico, el bloqueo del Mar Rojo ya está repercutiendo en la subida del coste de las materias primas y puede influir, en función de la evolución del conflicto, en el coste del petróleo y el gas. El despliegue diplomático no está consiguiendo los efectos deseados, y el genocidio del pueblo palestino corre el riesgo de convertirse en una realidad ante la intransigencia de los radicales israelíes, con su presidente a la cabeza. Nuestro presidente, el de España, se ha convertido en adalid de la defensa de los derechos humanos y aprovechando la presidencia de turno la UE hizo frente a Netanyahu y dejó claro el posicionamiento del pueblo que representa ante la comunidad internacional, lo que ha sido altamente valorado por los países árabes, ante la indiferencia de sus compatriotas.

En un contexto político marcado por la turbulencia como el que estamos viviendo, los países europeos se enfrentan a una serie de desafíos internos y externos cuya gestión dependerá de la percepción que la ciudadanía tenga y el futuro de sus gobernantes. No obstante, todo indica que el tsunami ya ha comenzado y se avecinan grandes cambios con un sesgo mucho más conservador y radical. Algunos países ya han cambiado de signo desde que comenzó la guerra. El próximo 9 de junio se celebrarán las elecciones europeas con un resultado incierto pero en la línea indicada. Los efectos de los conflictos armados, aunque no se descuentan de forma directa, son como la lluvia fina, poco a poco te va calando. España no es muy diferente.


Author: Andrés Segovia

Política provincial, autonómica y nacional

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3 Comments

  1. El papel de España en el mundo es como el de Ghana o Bután. Ninguno. En Europa somos el Caribe o La Florida del turismo. Sol y playa. No pintamos nada. Se tronchan cuando ven a nuestros descerebrados gobernantes. En Ucrania hemos mandado 10 tanques Leopard y un puñado de vehículos blindados obsoletos y que son pura chatarra, de los que se arreglan en la Base Mixta segoviana, de hace más de medio siglo. Son más seguros si vas fuera de ellos. Huímos de apoyar a la Otan en el Mar Rojo, no tenemos misiles ni drones operativos. Sólo tenemos un submarino que navegue. Tenemos un barquito portaaviones con aviones Harrier que sólo se ven en museos. Mandamos un patrullero a Mauritania y los inmigrantes recogidos por él tras ser interceptados, en vez de devolverlos a su país, se amotinan y deciden ir a Canarias (si les apetece hubieran ido a otro lado) … Nos hemos bajado los pantalones en Marruecos y pronto Ceuta, Melilla y Canarias serán marroquíes (Marruecos tiene más tanques Abrams que nosotros Leopard) … El panorama es desolador. Más abajo es imposible. Quizás sí. Con Sánchez siempre es posible.

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  2. La verdad es que la política internacional y el postureo son los mayores logros de nuestro presidente. Por el bien de España espero que todo vaya bien.
    Gracias señor Segovia por la variedad de temas de los que nos hace partícipes. El tema de hoy muy interesante en el ámbito geopolítico.

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  3. Putin amenaza con destruirnos con bombas nucleares, tenemos a la puerta de Europa la lucha fratricida, y nosotros, los europeos, estamos en el limbo de las mil chorradas. Verlo para creerlo. La crisis de nuestra civilización occidental es mayor de lo esperado. Somos capaces de destruirnos nosotros mismos y sentirnos orgullosos mientras lo hacemos. Algo serio nos está ocurriendo. Estamos fuera de la realidad.

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