No puedo empezar a escribir este artículo, sin mencionar el profundo dolor que he sentido y sigo sintiendo, por la trágica pérdida de mi compañero, Jonatan Rubio, alcalde de Nieva, que con 34 años nos ha dejado por un accidente de tráfico. No tiene ni nombre, ni explicación, es terrible, que alguien con tanta pasión por su pueblo y tan buena gente, se tenga que ir tan joven. No existe consuelo lógico y su familia, sabe que la familia socialista, esta con respeto con ellos. Siempre en el corazón y recuerdo.
Después decir a quien lea estos mensajes de opinión, que el famoso “Habemus Papam” se ha producido también en estos días, y como inicio no son malas las vibraciones que uno siente, después de escuchar a León XIV (ese amigo de Francisco), que repitió hasta la extenuación el término PAZ, en un mundo tan cargado de odio y necesitado de herramientas de paz y justicia social, para que en su papado siga la línea de su antecesor, ya que queda mucho por hacer en el seno de la iglesia.
Pero permítanme que les describa, lo que presencie el miércoles con ese varapalo parlamentario que sufrió en el pleno del Congreso, el todavía líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, en su cara a cara con el Presidente Sánchez, es de los históricos, aunque una buena parte de los medios lo silencien, seguramente asombrados por la magnitud del repaso político y en su juego de salvar al “soldado Fakejóo”, que cada día demuestra menos sentido de Estado y más radicalidad y rabia frente al gobierno de España, sin aportar ninguna alternativa positiva para la ciudadanía. No tiene ni equipo, ni proyecto de país y además es derrotado parlamentariamente.
Los parlamentarios del PP y VOX han vuelto a demostrar una vez más que no les importa nuestro país, votando en contra de una norma legal con 14.000 millones de euros, que no busca más que ayudar a las empresas y trabajadores y minimizar el daño que ambos pudieran sufrir ante los aranceles de Trump, poniendo como excusa cuestiones que nada tienen que ver con los aranceles (mantener las nucleares, bajar el impuesto a la electricidad) o argumentando falta de diálogo o transparencia del Ministro de Economía (mientras que otros grupos parlamentarios han destacado justo lo contrario). Ya demostró Feijóo en el Congreso del PP Europeo, que no puede nunca liderar un país, del que habla mal delante de sus compañeros de otros países, precisamente en Valencia, epicentro del trilerismo político, con Mazón y su comida en el ventorro sin aclarar, mientras fallecían dos centenares de personas.
El PP vuelve a retratarse, como ya lo hizo con su voto en contra a la reforma laboral, la revalorización de las pensiones o las ayudas al transporte, y elige situarse al lado de la extrema derecha y en contra de las empresas, trabajadores, agricultores y ganaderos. Les pasará factura, ya que son tantos los ejemplos de irresponsabilidad y de sectores que dejan abandonados, que ya no se sujeta su posición. Son Anti-España. Habemus… lo de siempre.
España ha sido el primer país en presentar un plan de estas características dentro de la Unión Europea, pese a que nuestro país no es de los más expuestos a esta decisión. De hecho, organismos como el FMI han mejorado sus previsiones hacia nuestro país, pasando de una perspectiva de crecimiento del 2,1% para 2025 en enero a un 2,5% en abril. Incluso el viernes el IBEX 35 marcó un nuevo récord bursátil, que no alcanzaba desde 2008 con 13.550 puntos. Lo cual le produce sarpullidos a la derecha y sus adláteres, que no soportan una situación económica tan boyante con políticas progresistas que hacen crecer la economía y además hacer justicia social y redistributiva. El patriotismo no es una pulserita en la muñeca.
No escondo que los españoles estamos expectantes para conocer con rigor el motivo del apagón que sufrimos, pero también reconociendo los inconvenientes y las personas afectadas por dicho suceso, creo que es justo reconocer que se reaccionó rápido y la ciudadanía actuó con gran civismo, nuestros servicios públicos volvieron a actuar con nota alta, y todo ello es para sentirse orgulloso de nuestro país.
También me parece relevante destacar la toma en consideración en el Congreso de una proposición de ley que hemos impulsado los socialistas, para que miles de trabajadores de las profesiones liberales reguladas (como la abogacía, la procura, la arquitectura o la medicina) que han estado encuadrados en un régimen alternativo, puedan estar protegidos bajo el régimen público de la Seguridad Social.
Ese modelo de mutualidades, que en su origen fue una respuesta legítima en tiempos de carencia institucional, se ha transformado en una fuente de desigualdad: pensiones muy por debajo del mínimo, sin revalorización anual y sin cobertura suficiente ante situaciones graves como la incapacidad permanente, la viudedad o la orfandad. Eso nos movió a los socialistas después de mucho diálogo con los sectores afectados a preparar la iniciativa parlamentaria que esperemos que pronto sea ley.
Esta ley es necesaria, justa y equilibrada, y supone tres grandes avances. El primero supone que, a partir del 1 de enero de 2027, todas las personas que se den de alta, por primera vez, en una actividad profesional por cuenta propia en el ámbito de las profesiones hasta ahora incluidas en el régimen alternativo, deberán hacerlo obligatoriamente en el sistema público de Seguridad Social. Así se garantiza que todos los nuevos profesionales cuenten, desde el inicio, con la protección del sistema público común, universal y solidario.
El segundo avance, se refiere a quienes ya están integrados en mutualidades alternativas, la ley establece condiciones mínimas que deberán cumplir estos sistemas: las prestaciones deberán representar al menos el 80% de la pensión mínima del sistema público. Se garantiza así un umbral básico de protección frente a las situaciones más vulnerables.
Y el tercero, supone que se habilita una pasarela voluntaria al RETA, que permitirá a los mutualistas actuales trasladar sus derechos y años cotizados al régimen público. Esta medida ofrece un tránsito seguro, jurídicamente sólido y viable para quienes deseen incorporarse a un sistema más garantista y estable.
Esa es nuestra hoja de ruta: medidas concretas de avance social y mejora.
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