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Terrorismo deportivo

unamiMe rondaba la cabeza publicar un artículo sobre los ambientes caldeados que en los últimos años condimentan los partidos de chavales en Segovia. Raro es el fin de semana que no hay algún conflicto provocado por niñatos insolentes y maleducados o por progenitores energúmenos que trasladan sus frustraciones sobre el terreno de juego de su hijo. Varios padres me habían comentado la existencia de auténticos “macarras barriobajeros” en equipos segovianos. Chavales menores de edad que en lugar de buscar el aprendizaje sobre el campo, se dedican a hacer peinetas o lanzar besos al público, a provocar entradas sucias y con mala fe al contrario… a reventar, en fin, los partidos. En muchas ocasiones se ve aderezado por árbitros que (o bien son igualmente adolescentes inexpertos) o son adultos despreocupados que miran para otro lado. El combinado es letal. Insultos, barbaridades y malos modos están presentes todos los fines de semana en encuentros desde categoría prebenjamín (¡!). Hechos ante los que una sociedad queda retratada.

A estas alturas sabrán ya el lamentable espectáculo que se produjo este fin de semana en un encuentro de infantiles entre Unami y Cantalejo en la Copa Delegación de fútbol. Invasión de campo, insultos en todas las direcciones, jugadores, aficionados y padres que se enzarzan y, como consecuencia, a uno de los padres se le fue la mano y terminó con tres chavales del Cantalejo en el hospital con un auténtico parte (indecente y humillante) de guerra: Un diente roto, en uno; golpe fuerte en los riñones a un segundo, que le provocó orinar sangre (según el relato de la Delegación Provincial de Fútbol) y ‘regalo’ semejante a un tercero en el hígado.

Ante esto, todavía no he oído a ninguno de los dos clubes decir lo único que puede argüirse en estos casos: que todos los que participaron en la tángana (con especial crudeza y significación en el tipo que propinó los golpes) no vuelvan a entrar en un recinto deportivo nunca más.

Especialmente sorprendentes, bajo mi punto de vista, han sido las declaraciones oficiales del Unami. Una respuesta tan liviana en la que se limiten a sustanciar los hechos con una condena de lo acontecido, invitando a esperar el recorrido de la denuncia, para lanzar un brindis por el juego limpio y concluir que son conscientes de que el agresor está arrepentido, es una declaración ofensiva para el sentido cívico de una comunidad. Personalmente, me ha dolido. Máxime cuando defendí esos colores durante años y esperaba que el club -el que fuera mi club- de oficio, hubiera reaccionado con más vehemencia y ejemplaridad, expulsando al agresor o agresores (hay denuncias y testigos), promoviendo su imposibilidad de entrar a un recinto deportivo de por vida y poniendo toda la entidad al servicio del esclarecimiento de lo ocurrido. Sin condena unánime, sin consenso en el aislamiento y solicitud de responsabilidades hacia los maleducados y sinvergüenzas, ésto solo habrá sido un episodio más. Al tiempo.

Author: Opinion

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1 Comment

  1. Eso es mentira. Paco el presidente dijo en la Cope que iban a colaborar con el Ayuntamiento para que sancionaran al que pegó y no entrara a los campos. Respeta al Unami

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