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Sanfrutos se viste de rubia

Mateo "Sanfrutos" Sanz, tirando cañas.

Mateo “Sanfrutos” Sanz, tirando cañas.

Francamente, debía ser yo el único periodista en la ciudad que ignoraba que Mateo y Adrián Sanz, los jóvenes emprendedores y factotums de la bebida de moda, la cerveza Sanfrutos, son hijos de la pareja Ignacio Sanz y Claudia de Santos. Ayer dos de mayo de 2014, organizaban algo así como su puesta de largo empresarial, con jornada de puertas abiertas en su amplia nave del polígono Hontoria. Evento que, tratándose de una cervecería, no puede sino terminar en un buen sarao con doscientos invitados y barra libre. La cerveza sí la conocía. Estupenda.

De buen principio me extrañó la ausencia de Audis y Mercedes en las puertas de la nave. Uno, acostumbrado a estos eventos, reconoce estos saraos por la profusión de “gamas altas” aparcados en las inmediaciones. Y no era el caso. Tampoco es normal encontrarse tantos veinteañeros y treintañeros y algo así como la “Gauche divine” local (algo así, vean que matizo). ¿Estamos ante una nueva clase de empresarios? Pues posiblemente.

El caso es que según llego, veo a la teniente de alcalde emplatando una gigantesca tortilla flanqueada de gigantescos torreznos. Muy ajetreada, dos besos, y ante mi cara de bobo, ella que piadosamente me dice: “ya te explicaré”. Más atrás y menos ajetreado, Ignacio Sanz, el escritor, custodiando la zona de quesos y embutidos, eso sí, muy intelectualmente, sin dejar de platicar con extranjeros de aires bohemios. Menos mal que el profesor, followero y amigo Fernando Aranguren me sacó del guindo, mirándome con estupefacción. “¿No lo sabías?”. Él me presentó a los empresarios.

“La cerveza la sacamos al mercado en diciembre. Esto nos viene de tres años atrás. Empezamos a producir cerveza artesana en casa, y viendo que gustaba, y viendo que en el panorama de la cerveza artesana se consolidaba, y había productos francamente mucho peores que los nuestros, pues nos lanzamos”, explica Mateo Sanz.

Actualmente el catálogo pasa por la Sanfrutos Rubia, suave y ligera, de 4,5% de alchohol, y la Sanfrutos Especial, con más cuerpo (6,5%). Son tipo Ale, frente a las Lager habituales de las cervecerías industriales clásicas, con más cuerpo y hechas con fermentación alta. Y atención, artesanales, sin pausterización ni filtrados, solo con el gas propio de la fermentación y 100% de cebada. “Son cervezas vivas, como el vino, hay que guardarlas adecuadamente”. El resultado, claro, es como comer pan Bimbo o una hogaza recien horneada, menos carbonatadas (o eso me pareció) y con muchos más sabores. Riquísima. La resaca no sé que tal será, porque por una vez fui de lo más comedido.

La cervecería está formada por tres trabajadores, con los fermentadores de acero “made in Segovia” (Calderería de Pablos) y una capacidad productiva de 6.000 litros al mes. Se trata pues de una cervecera de carácter local, que nace con la idea de posicionarse fuerte en Segovia y el mercado Delicatessen, un poco -pienso- siguiendo la estela que marcó Bodegas Nieva en los 80, hacerse fuertes en casa que luego ya se verá. Actualmente está disponible en 60 puntos de la provincia y en los principales restaurantes. De manera que si es usted de los que acompañan sus cenas en los sitios con una buena pinta, háganse el favor de pedir una Sanfrutos, la cerveza de Segovia.

Y ahí les dejé, con los hermanos Sanz preparando el próximo lanzamiento de dos nuevas cervezas, una de trigo y otra de “invierno” (con rangos de alochol de entre 5 y 9 grados), negra, con aromas a café y chocolate, cerveza que se toma más bien tibia. Prometedor.

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Los hermanos Sanz.

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Author: Luis Besa

Luis Besa. Periodista,

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