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San Frutos, mejor con sol

 

Los miembros de la asociación de Cocineros sirven las sopas preparadas en la Plaza.

Los miembros de la asociación de Cocineros sirven las sopas preparadas en la Plaza.

 

Un largo, larguísimo puente ha sido este año el de la celebración de San Frutos, el patrón de la ciudad, en cuyo nombre han salido a la calle miles de ciudadanos dispuestos a seguir al pie de la letra todas las tradiciones, eso sí, animados por el buen tiempo y por las fechas de la celebración, viernes noche y sábado, completo, que a las fiestas de la ciudad hay que sumar el éxito de las del barrio con el nombre del Santo, lleno hasta los topes en torno a la música de Celtas Cortos y sus tesoneros, entre ellos los Peter Pan, del concejal Javier Arranz, que jugaba en casa.

El buen tiempo ha sido decisivo. Este San Frutos no daba frío (ese impertinente bajón de temperaturas que siempre está ahí en estas fechas) ni mojaba (esos chaparrones descarados que siempre despiden octubre). Ha hecho sol, casi calor, de día y de noche y ese es el mejor aliciente en cualquier programa festivo, mucho más allá de la sensación de fiesta grande que debería provocar por sí mismo el Patrón.

Para colmo, para la mayoría, las fechas estaban “clavadas” en el calendario. Cierto es que trasladar la jornada festiva al viernes —la decisión se adopta un año antes en el Ayuntamiento, que tiene potestad para “colocar” dos fiestas locales al año— tuvo algo de faena para el comercio. Más que por la pérdida de ventas, por lo que tiene de molesto que el resto de la ciudad haga un puente que para el sector sólo ha sido una fiesta intercalada al final de la semana.

Y es que la marcha masiva de segovianos —dan fe los peajes y las estaciones de tren y autobuses— a comprar a Madrid o Valladolid parece tan tradicional como comer las sopas del santo, aunque también es cierto que el comercio local no ha hecho nunca una sola acción imaginativa que provoque otras motivaciones para la clientela local. Como nuestras autoridades, como el común de los segovianos, los tenderos se limitan a quejarse como el que lo hace ante el cambio de estaciones: con resignación.

Pues asumido el mal, lo cierto es que siendo fiesta el día antes de los homenajes al Santo, que encima caía en sábado, al personal que no trabaja en tiendas le apetecía salir el viernes por la noche; y el sábado temprano, y cantar villancicos, y rodear el quiosco de la Plaza Mayor para aplaudir los espectáculos. Hacía años que las convocatorias no eran tan populosas.

Por número de espectadores: ganador, el Mester de Juglaría, tan dentro de nuestro segovianismo como el mismísimo patrón. El aforo de la Plaza se quedó pequeño durante la actuación, el Paso de la Hoja y el reparto de las sopas reparadoras. Ambiente de fiesta hasta la madrugada, que el momento era propicio para saludar a otros conciudadanos, coincidentes todos en el foro.

¿Sábado con calor? Pues la Romería de San Frutos, allá en la ermita de Carrascal del Río, se convirtió también en una de las que más público ha concentrado en los últimos años: centenares de coches y miles de personas procedentes de toda la provincia. Otra tradición cumplida.

Pero en la capital seguían los records de asistencia: el cántico del Villancico, con ese voluntarioso y amplio grupo de segovianos dispuestos a entregar todo lo que de la voz para interpretar la pieza del maestro Hidalgo. Pero es que luego, había más, muchos más, esperando poder entonar el himno de la Ciudad guiados por la música de la Unión Musical Segoviana. Muchos dicen que se emocionaron y otros, era la primera vez que lo veían, que otros años habrían preferido estar a cubierto.

Entre medias, los bares rebosaban y el personal que deambulaba por la Plaza lo hacía con pasos cortos y caminos curvos, que había mucho tráfico de personas. No faltaron los pajaritos enjaulados de siempre, pero sí las setas y los hongos. Una mirada al quiosco en medio del bullicio para rendir sentido homenaje al zapatero Francisco Santamera, Amigo de San Frutos de este año y escuchar el romance leído por la periodista Victoria Domínguez.

La otra fiesta.

La fiesta paralela, pero sin lucha entre ambas, se ha desarrollado en el barrio que lleva el nombre del Patrón, donde la apuesta por la música como eje central de programa se ha traducido en un rotundo éxito. Baste como ejemplo el aspecto de las calles del casco antiguo durante las primeras horas de la noche del sábado. Los jóvenes que habitualmente pueblan los bares de la Plaza estaban en el parque de El Peñascal, lleno en las actuaciones de Sanfrutrock, repleto durante la actuación de Celtas Cortos —otra garantía de lleno total cuando el concierto es gratuito y la noche agradable— y su larga lista de teloneros.

Un momento de la actuación de Celtas Cortos, el sábado.

Un momento de la actuación de Celtas Cortos, el sábado.

Entre esas bandas del sábado, estaban David Cooper, Dinamita y Cia, basados en la música de Joaquín Sabina y el homenaje a El Canto del Loco que llevan a cabo Peter Pan, la banda del concejal de Deportes, Javier Arranz, que precisamente este sábado cumplía su segundo aniversario sobre los escenarios y que actuaba en su barrio de nacimiento. La banda recibió el calor de su público.

En los bares de la zona están satisfechos del resultado de aquella fiesta. Y eso que el botellón fue, de nuevo, muy utilizado y permitido. Ya se sabe que la política municipal en estos casos es la del “buen rollo y confianza”, no demasiado correspondida, en la responsabilidad para la limpieza por parte de los bebedores callejeros. El último motivo de celebración: no se conocen incidentes de trascendencia en todo el largo puente festivo en el que San Frutos y el sol lograron sacar a los ciudadanos a las calles.

Un momento de la actuación de Peter Pan.

Un momento de la actuación de Peter Pan.

Author: Fernando Sanjosé

Segovia (1967). Periodista.

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