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¿Quién es esa Chica?

Luciana Miguel, coordinadora de UPyD en Segovia y uno de los 21 miembros del consejo de dirección de la formación de Rosa Díez a nivel nacional. En el presente reportaje analizamos el pasado, presente y futuro de una formación llamada a revulsionar el equilibrio político en Segovia.
Miguel y colaboradores en la sede de La Castellana.

Miguel y colaboradores en la sede de La Castellana.

Son 22 militantes en Segovia, cada mes pagan religiosamente los 20 euros de cuota y se enfrentan a la ardua labor de consolidar un partido desde la nada. Es UPyD. De consolidarse todas las tendencias electorales, UPyD tiene en la próxima cita de las Europeas su tour de force para romper el bipartidismo en España. De cara a la alcaldía de Segovia, ciudad donde en las pasadas elecciones generales sacaron un espectacular 9% (mil votos más que IU), la prospectiva les imputa de 2 a 4 concejales para 2015. En otras palabras, Luciana Miguel Alhambra podría ser la próxima alcaldesa de Segovia.

La sede de UPyD Segovia está en un bajo del patio interior del edificio de la Castellana de la calle de José Zorrilla. “Pasa, pasa, pero no te sientes en esa silla, está rota”, me advierten. Es un despacho amplio, con cajas de folletos, sillas apiladas y cierto aire de provisionalidad. Color magenta omnipresente. Hace frío. Luciana Miguel, Gonzalo Aranguren y Esther Bermejo, junto a otros dos jovencísimos colaboradores, se reparten la faena para la semana entrante.

Se me viene a la cabeza una escena de 2011. Una tumultuosa asamblea en la antigua sede de UPyD en la plaza del Carrasco. Literalmente, no se cabía, no pocos seguían la asamblea desde la calle. Ese año marcó un antes y un después. UPyD tuvo en Segovia, de la mano del abogado Félix Sánchez Montesinos y del empresario Félix Ortiz, una de sus primeras territoriales y en las europeas de 2009 dieron el primer aviso consiguiendo 1.173 votos. Luego vino el 15M.

Una metodología

Pienso que UPyD es más una metodología que una ideología. ¿”Qué váis a hacer para consolidar vuestro proyecto político en Segovia?¿Cómo se concreta en Segovia vuestra acción política?”, pregunto a Luciana. “Nuestro proyecto es un proyecto de regeneración democrática. Por ejemplo, creemos en la necesidad de la transparencia. La transparencia es para nosotros una condición necesaria. Hay que escuchar a la gente que sabe, basar la gestión de la administración en aspectos técnicos, no políticos”, me confirma Luciana, y un aviso a navegantes. “Por ejemplo, no vamos a apoyar a nadie en la alcaldía que esté imputado”. Otra aplicación práctica, el MUCES. “¿Qué tenéis contra Eliseo de Pablos y el MUCES, porque tantos comunicados contra ellos?”, pregunto. “No vamos contra ellos, pero es lo que te digo de la transparencia. ¿Por qué no sacan las facturas y las enseñan? Con transparencia estas cosas se evitarían”, sentencia Luciana Miguel.

Con el 15M el proyecto de regeneración política de Rosa Díez encontró un caldo de cultivo perfecto para llegar al “gran público”. Nadie me lo confirma pero entiendo que esa sabia nueva sirvió también para purgar a UPyD (creado en 2007) de los que, en un primer momento, llegaron al partido magenta con la perspectiva de formar bisagras con las que condicionar la política local. El ASI de Giráldez, los independientes de Estirado, el DNP de Palazuelos, el CDS de Gila… Ver en un primer momento a todo un veterano del bisagrismo segoviano como Félix Ortiz al mando parecía apuntar en esa dirección.

Miguel, con Rosa Díez y el ex -coordinador de UPyD en Castilla y León, Sánchez Montesinos.

Miguel, con Rosa Díez y el ex -coordinador de UPyD en Castilla y León, Sánchez Montesinos.

De aquella primera hornada, siguen en UPyD Sánchez Montesinos (si bien en una segunda línea, tras abandonar la dirección de Castilla y León en marzo de 2013) y Ortiz, aún hoy, uno de los tres afiliados del comité de garantías (allá donde se decide a quién hay que expulsar del partido, ojo). En UPyD me dicen que fue Ortiz quien decidió apostar fuerte por Luciana y sus jóvenes compañeros, llegados al partido coincidiendo con el 15M.

“Entré en política porque me parecía que no funcionaba nada en este país. Estaba cansada de lo mal que funcionaba la sanidad, la educación, la politización de la justicia. No veía en la política la menor voluntad de cambiar ese estado de cosas”, explica Luciana.

No me extraña que Ortiz se fijara en ella para dirigir la nueva fase de UPyD. Luciana Miguel se expresa con brillantez, sin los penosos galimatías semánticos de los políticos locales segovianos. Transmite convicción. Una fe absoluta en sus ideas y en su capacidad para llevarlos a cabo. Acostumbrado a los grises personajes que los aparatos ponen en provincias, esta mujer es como un Ferrari en una tienda de coches de segunda mano.

Una médica en el comité

Pienso que ya no hay bisagrismo en UPyD. Mi colega de la Tramoya, Fernando Sanjosé, gusta llamar (no sin malicia) a los de UPyD “los chicos de Ortiz“. Pienso que si ese fuera el plan, a la última a quien alguien en su sano juicio pondría al frente del proyecto es a Luciana Miguel. “Es cierto, somos un partido en convulsión, que arrastra contradicciones, pero diría que hemos dado el paso a una cierta madurez y creo firmemente en Luciana”, me explica, después, un militante. Y no es el único que cree en ella, Rosa Diéz, la controvertida líder de UPyD, la ha colocado de la mañana a la noche en el núcleo duro del partido, entre los 21 miembros del comité de dirección. Luciana pisa fuerte.

Licenciada en medicina en 2003 (primera de su promoción), internista de Geriatría en el hospital provincial, 35 años, soltera, madre una niña, madrileña pero medio de Nieva y criada en Segovia, Luciana da ese perfil de tipo que llegó a la política desesperado por la propia política. Hay un dicho atribuido a Platón que ilustra el sentir de toda esta quinta: “Ay de aquellos que se creen demasiado inteligentes para ser políticos, porque están condenados a ser gobernados por quienes son más tontos que ellos”. Es la generación post baby-boom, jóvenes, urbanos, bien preparados y de entre 20 y 40 años. Se han encontrado un sistema político hermético que a duras penas concede al ciudadano el “privilegio” de votar cada cuatro años. A cambio de tal “privilegio” el ciudadano debe asistir impávido a los tejemanejes del poder y considerar chanchullos y corruptelas un mal menor. No me lo dicen, pero Luciana y sus compañeros se han rebelado contra esta situación. Esperemos que la realidad no les decepcione.

Author: Luis Besa

Luis Besa. Periodista,

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