Protesta “reducida” por Gamonal

Posted By Redacción on 17, Ene, 2014

En torno a dos centenares de personas se dieron cita en la plaza Mayor la tarde del jueves, 16 de enero, convocadas por la Plataforma Unitaria Cumbre Social de Segovia para mostrar apoyo a las protestas ciudadanas en el barrio burgalés de Gamonal y a los detenidos durante las mismas, para los que se exigió la inmediata libertad.

Un momento de la lectura del comunicado de la asamblea vecinal de Gamonal.

La concentración se desarrolló ante el quiosco de la plaza, donde se habían colgado varias pancartas alusivas a los acontecimientos de la última semana en Burgos y desde donde un auditorio mayoritariamente joven (muy joven) escuchó un comunicado leído por un miembro de la Asamblea vecinal de Gamonal.

Entre consignas referidas a los detenidos, exigiendo su libertad, advertencias contra “el capital” e insultos a la policía —los agentes mantenían en ese momento una reducida, discreta y lejana presencia en los extremos de la plaza—, el texto llegó a su último párrafo, en el que se proclamaba que “la lucha debe continuar y las revueltas extenderse a otras ciudades (…)”.

No llegaron la revueltas, pero ya despedida oficialmente la concentración, unos cincuenta manifestantes decidieron desplazarse en grupo, provocando una ligera retención de vehículos en puntos como la calle de San Agustín o la cuesta de San Juan.

El grupo seguía siendo observado desde la distancia por agentes a bordo de vehículos policiales, aunque sin intervenir ni recriminar a los manifestantes en ningún momento, ni siquiera cuando, de nuevo, arreciaron los lemas contra la policía, ya a los pies del Acueducto, donde los coches de policía local y nacional ya superaban la media docena.

A estas alturas, la historia de la primera manifestación de apoyo a Gamonal sólo podía derivar hacia la tragedia o hacia lo cómico. Hubo amago de lo primero. Fue cuando en el primer tramo de José Zorrilla, junto a Santa Eulalia, miembros del grupo parecieron envalentonarse tras la ruidosa caminata y tumbaron cuatro contenedores sobre la calzada que los agentes, que venían cien metros detrás, levantaron y apartaron con una especie de naturalidad forzada.

Varios policías retiran contenedores volcados por los manifestantes en José Zorrilla.

De ahí, a la parte cómica. El grupo llega a la confluencia con Ortiz de Paz. Ya hay coches policiales casi en cada calle del entorno, para acabar coincidiendo en el mismo punto, casi embotellados, como un par de decenas de vehículos de particulares.

Resuelto el tapón y con los manifestantes con unos metros de ventaja, unos minutos después, un policía situado en la avenida de la Constitución reconocía por radio “haber perdido al grupo”.

Montones de coches policiales daban vueltas aparentemente sin sentido. Ya no se oían lemas. No había banderas. Por esa noche, se acabó la protesta.