Posted By Redacción on 3, Ago, 2014

¿Por qué Jaume Matas, Carromero, y antes que ellos, políticos como Vera o Barrionuevo eligieron la cárcel de Segovia para penar sus condenas?

Tal como explica el digital 20 Minutos, una de las causas apunta a la escasa masificación del centro segoviano y a un hecho fundamental, la escasa lista de espera de reclusos pendientes de clasificación. Según fuentes penitenciarias citadas por 20 Minutos, en Perogordo y a día de hoy solo 9 reclusos están pendientes de clasificación. En cualquier cárcel madrileña, por ejemplo, el número es hasta 50 veces mayor y lo que se deriva, en Segovia la tramitación del tercer grado, que conlleva el régimen abierto, es mucho más rápida que en cualquier otro centro.

El sistema penitenciario considera tres grados para el cumplimiento de pena, el régimen cerrado, el ordinario (que se aplica por defecto a los presos como Matas, pedientes de clasificación) y el abierto. Este último permite cumplir la pena en semilibertad, con permisos de salida ordinario (hasta 48 días de salida por año) y salidas de fin de semana (el preso puede abandonar le centro a las 16 horas del viernes y volver el lunes a las 8 de la mañana).

Para la asignación del tercer grado es preciso clasificar al reo, para lo cual se exigen desde informes de peligrosidad, de normalización social, informes de la dirección del centro… Cuanto menos presos en lista de espera de clasificación menos tiempo para la consecución del objetivo.

Un caso paradigmático, aunque si bien rodeado de circunsstancias excepcionales, es el de Ángel Carromero, que ingresó en Segovia con una pena de cuatro años. Obtuvo el regimen abierto en dos semanas, el récord nacional.

Ahora bien, para conseguir el anhelado régimen abierto, y además de un informe favorable del centro, que no siempre es el caso, hay que cumplir una serie de condiciones. Entre otras, tener cumplida 1/4 parte de la pena, disponer de trabajo o arraigo familiar y haber satisfecho la responsabilidad civil derivada del delito.

Por otro lado, contra Matas pesan los doce delitos por corrupción de los que se le acusa, siendo el que ha motivado su ingreso en Segovia el más leve (sobrepago a un periodista), estando el resto pendientes de apelación o en grado aún de investigación. Tampoco goza, a diferencia de Carromero, del beneplácito del Gobierno. Y aquí cabe recordar aquelle célebre alusión de Rajoy, cuando Matas fue imputado y forzado a dimitir como presidente de Baleares, “que se defienda, si puede”, dijo Rajoy.

Por lo demás, Segovia es una prisión muy bien considerada en los ambientes penales. Modernas instalaciones, bajo nivel de ocupación (dipsone de 439 celdas por 367 internos). En Perogordo hay zonas verdes, talleres de teatro, cine, música, prensa, pintura y de animación a la lectura, y acoge cada año un campeonato de fútbol con la colaboración de la Fundación del Real Madrid, entre otras. Asimismo los penados suelen cumplir penas cortas, con la libertad a la vista, lo que facilita una vida carcelaria “poco tormentosa”. Como no podía ser menos tratándose de Segovia, el bar del centro es de alto nivel, aunque en realidad está restringido a los cerca 200 trabajadores del centro. Los presos ordinarios como Matas deben contentarse con el economato, la tienda en la que se les vende latas de refresco, galletas, comida precocinada… Y sin pincho.

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