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Pioneras del feminismo segoviano: ASEM, reclamando igualdad desde 1976

Probablemente ni ellas mismas son conscientes de su trascendental importancia histórica. Si hay alguna revolución, digna de tal nombre, que caracteriza el último tercio del siglo XX, es la articulación de un movimiento feminista que ha ido funcionando a modo de cuña empujando unos cambios sociales a golpe de concienciación y pancarta. En 1976 se creaba la Asociación Segoviana para la Emancipación de la Mujer (ASEM) una entidad impulsada inicialmente por partidos de izquierda que dio el primer paso en la visualización de la igualdad en la provincia.

“Seríamos unas 20, no muchas más, entonces ni soñábamos con las manifestaciones de miles de segovianos que hemos visto desde 2008”, recuerda Fuencisla Romera, una de las pioneras. En la manifestación de este 8M, Fuen y las veteranas abrían la marcha para recibir el homenaje de hijas e incluso nietas.

Hay que ponerse en situación. En 1976, aún sin la Constitución, con los partidos prohibidos y una gran incertidumbre política tras la muerte de Franco, lo que reclamaba era la emancipación, en su sentido más estricto, la consecución de una ciudadanía plena. Porque hoy cuesta de entender pero en la España -y la Europa- de aquel tiempo el voto de las mujeres estaba seriamente restringido, en las espectrales elecciones del tardofranquismo votaban los “cabezas de familia“, obviamente, los padres o los maridos, no las hijas o las mujeres. Salvo unas pocas que por viudedad o emancipación legal tenían ese derecho. “No podías tampoco firmar un contrato sin permiso del marido, ni abrir una cuenta corriente. También teníamos el problema de la anticoncepción, con los anticonceptivos prohibidos en España y que había que traer de fuera o conseguir mediante recetas alegando alguna enfermedad”, recuerda Fuen.

Para los estándares de la época, la mujer no pintaba nada en el mundo de los hombres. Se alegaba que su “formación”, encarada al hogar, su “lugar natural”, incluso ridículos argumentos biológicos, les impedían una igualdad de derechos en lo civil, con trabas sin cuenta para acceder a “privilegios” restringidos a los varones.  Hombres y mujeres vivían en planetas jurídicos distintos. Esto para empezar. “Lo cierto es que nosotras dábamos un mensaje que para muchos segovianos de entonces suponían una esperanza, nuevos tiempos que venían”, sigue Fuen. Montaban paradas en la plaza -en alguna fueron agredidas por algún cabestro– y charlas donde podían preconizando que no, que las mujeres no eran meras extensiones de lo masculino. Charlas como una celebrada en el seminario, sobre la condición de la mujer. “Obviamente se entraron en temas de planificación familiar, incluso a reivindicar el aborto. Se montó un gran escándalo y al día siguiente el obispado emitía un comunicado lamentando los hechos, que poco menos que les habíamos engañado”.

El puñado de activistas feministas pagaba, a la vez, un triple peaje. En lo personal, a menudo la incomprensión de las familias, avergonzadas porque sus hijas trataran de normalizar discursos sobre la sexualidad y la contracepción y disputar la primicia social del varón, socialmente aceptada como un mandamiento. En lo político, y hasta la normalización democrática, se toparon con la hostilidad del regimen, para quien los planteamientos feministas eran radicales, disolventes de la moral, revolucionarios. Suspensiones de actos, sanciones. También pesaba la militancia izquierdista de buena parte del colectivo en una Segovia extremadamente conservadora, incluso entre la Segovia aperturista, chirriaban sus planteamientos. “Histéricas, exageradas“, era una definición muy de la época para resumir el feminismo.

La lucha tuvo varios frentes. El primero, el voto universal femenino, fue el que más aceptación tuvo desde el principio, pues ya entonces se vivía como una anormalidad la situación española. El divorcio y la legalización de la contracepción, hablar lisa y llanamente de sexualidad, fue otro caballo de batalla. Pero el más duro resultó el aborto, radicalmente prohibido en España hasta la ley de plazos de 1985. Para hacerse una idea, en 1980 un juez ordenaba entrar en un hospital andaluz, “Los naranjos“, donde clandestinamente se practicaban abortos y se informaba a las mujeres de clínicas en el extranjero. Cientos de mujeres fueron acusadas de homicidio en un caso que no se cerró hasta casi 10 años después. Un punto de inflexión.

Pero la sociedad avanzaba y la igualdad ya no admitía marcha atrás. Los avances llegaron paulatinamente, los objetivos, en tanto que cuando menos conseguir un marco jurídico no discriminatorio, se consiguieron paulatinamente. “Siempre he sido activista, pero en los años 90 el ambiente se fue enfriando. La verdad que no sería hasta el 2008 que volvimos a las manifestaciones, un poco por solidaridad con las nuevas generaciones y porque la lucha sigue”, continúa Fuen.

Pues si bien efectivamente, y no con poca lucha, se obtuvo la igualdad jurídica, la normalización social efectiva en todos los campos sigue sin llegar. Una bandera sirvió de reactivación del feminismo, ya en el siglo XXI: la lucha contra la violencia machista. “En 2008, creo recordar, se montó la primera manifestación por el Día de la Mujer, antes solo montábamos una parada informativa”. El asesinato de mujeres, las violaciones, son un hecho incuestionable que avala que aún queda camino contra la discriminación de la mujer. Poco a poco, año tras años, las manifestaciones se hicieron más numerosas, de decenas a centenas, y hasta miles. El feminismo es ya una causa hegemónica. De la clandestinidad al poder y la institucionalización. Y el convencimiento de que sin una actitud reivindicativa permanente el camino no terminará. Eso fue ASEM, el inicio de una andadura en Segovia que hoy continúa.


Author: Redacción

Acueducto2. Noticias y actualidad de Segovia.

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6 Comments

  1. Hoy son muchas instituciones segovianas las que se apuntan el tanto de ser adalides del feminismo cuando en realidad todos sabemos que únicamente es oportunismo político para ganar votos.

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  2. Quiero puntualizar el error de la afirmación de que la lucha de ASEM tuvo varios frentes y el primero fue el voto universal femenino. En aquella época, era un clamor no ya el voto femenino,sino el voto de todos,mujeres y hombres a través de unas elecciones libres y democráticas, es decir la reivindicacion de una democracia de la que careciamos. En la época en la que surge ASEM el primer frente estaba en abolir todas esas leyes que nos discriminaban en todos los aspectos de nuestra vida,haciéndonos depender del padre o el marido, y en la consecución de derechos como el divorcio,la planificación familiar o el aborto.
    También observo un error en señalar el año 2008 como el de la primera manifestación en Segovia ,pues no fue hasta 2018 a la par que una movilización sin precedentes recorrió toda España contra las desigualdades en todas sus vertientes.
    Por lo demás, agradecer a este medio el recuerdo dedicado a este colectivo feminista pionero en Segovia,para que no se olvide de donde venimos y de donde vienen nuestros derechos, que nunca terminan de consolidarse y que hay que seguir peleando para no dar ese paso atrás al que la ultraderecha de ahora y de siempre nos quiere llevar.

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    • Muchas gracias Fuencisla, Rectificamos el error en la fecha de la primera manifestación.

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  3. Pioneras Victoria Kent y Margarita Nelken socialistas que no querían el voto femenino.
    “Es necesario que las mujeres que sentimos el fervor democrático, liberal y republicano pidamos que se aplace el voto de la mujer», aseguró Kent en el Congreso el 1 de octubre de 1931.
    Estos rojos siempre igual, mintiendo.
    Mucha monja había.

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  4. Veinte mil millones de euros para el ministerio de la marquesa de Galapagar y su corte de feministas filo comunistas. Mientras tanto la mujeres que trabajan y piensan con libertad sufren los impuestos. La mitad de la factura de la luz, 500 euros/ Megavatio hora. Lo mismo de los combustibles. Empobrecimiento generalizado en el campo y en la ciudad. Cuántas familias que acuden a la cola de Caritas podrían beneficiarse de esos 20 mil millones regalados a las feministas de ocasión. Una lluvia de millones que necesitan los agricultores, los trabajadores, los transportistas. Podemitas y comunistas amigos de Putin contra La Paz social, enemigos del pueblo soberano.

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  5. Cien mil abortos más o menos cada año.

    Un genocidio.

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