No es noticia que aparezca una pintada en la marquesina de un autobús. Sí lo es que los autores de la gamberrada reconozcan su error, pidan perdón y, ni cortos ni perezosos y detergente y bayeta en mano, se pongan a dejar la marquesina como los chorros del oro. Es lo que ha pasado en Palazuelos de Eresma.
La pasada semana apareció en una marquesina de Palazuelos una burda pintada. Un nombre o apodo y unas fechas, a modo de las que estilan los quintos para “celebrar” sus fiestas. Parecía una chiquillada y, además, fácil de identificar (especialmente si se “firma”) en un pueblo en el que, a pesar de su abundante población juvenil, todos se conocen. Y es lo que pasó. Identificadas los “pintores”, estos reconocieron su error, a través de familiares pidieron perdón públicamente en las redes sociales y ni cortas ni perezosas limpiaron la pintada dejando constancia del gesto.
El asunto partió de una denuncia en el grupo local de FB. Pocas horas después en el mismo grupo se colgaba foto de los jóvenes limpiando y el anuncio de petición de disculpas públicas. La reacción ha motivado la general felicitación de decenas de vecinos. En la imagen, parte del desaguisado y posterior arreglo. Llueven los “me gusta”.
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