Una lengua caliente —la famosa dorsal anticiclónica— procedente de África y aderezado con polvo en suspensión del desierto ha sido la culpable de la severa ola de calor que este 13 de mayo ha hecho que los termómetros llegaran a señalar los 32,4 grados a las cuatro de la tarde. No es el guarismo más alto registrado en mayo, pero casi, que la cifra se ha quedado a una décima de la medición del 29 del mismo mes de 1947 (32,5º).
Los medidores de Cuéllar marcaron 32,3 grados a las tres de la tarde; 31,6 en Pedraza, a las 16.00 y 29,7 en San Rafael, a la misma hora.
El verano se ha adelantado así dos meses, con registros de temperaturas inusitadas en el mes de mayo segoviano, que en la primera mitad del mes presenta una estadística de temperaturas varios grados por encima de la media histórica.
El fenómeno ha afectado a toda la península y su incidencia en Castilla y León ha sido muy importante, con los termómetros de Valladolid marcando 33,4 grados de máxima; los de Zamora, Salamanca y Palencia, 33; y los de Ávila, Burgos y Segovia, llegando a 32,4. En Soria se llegó a 32,1 grados.
Vuelta a las cifras normales.
La Agencia de meteorología (Aemet) calcula que el paso de la lengua de aire caliente provocará desde hoy, jueves, 14, un descenso considerable de las temperaturas, tanto que para hoy se prevén mínimas de 12 grados y máximas de 27, con caídas aún mayores el viernes (7 grados de mínima y 18 de máxima) y el sábado (5-20).
Diputación
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