Posted By Redacción on 18, Ago, 2021

En las últimas semanas, el Ayuntamiento de Vegas de Matute ha concedido sobre 40 licencias de obras para otras tantas viviendas en Los Ángeles de San Rafael en lo que supone una reactivación de la construcción de vivienda nueva en la urbanización serrana.

Las obras han sido solicitadas por la promotora Aster District, la nueva iniciativa de Óscar Gil Marín (propietario del suelo) y en la idea de orientar las nuevas viviendas en la filosofía de la “smart city”, construcciones con abundante uso de la domótica y minimización del gasto energético. “Con la clara convicción de convertirse en el desarrollo residencial referente en Europa, tanto en sostenibilidad, como en movilidad, diseño y tecnología”, reza en el escrito promocional de la web de la empresa. También en las últimas semanas, Los Ángeles instalaba una nueva cabina de control de acceso a la parte baja de la urbanización, en la carretera que conecta con Vegas.

En el ayuntamiento de Vegas, sin embargo, explican que “hemos sido prudentes. Inicialmente ellos habían tramitado 200 solicitudes, y hemos concedido solo esta 40″, explica el teniente alcalde Juan Miguel Martín.

La razón de tamaña “prudencia” es la carencia de agua. Todo Los Ángeles de San Rafael se extiende por los términos municipales de El Espinar y Vegas. En El Espinar, la falta de agua, o para ser preciso, la situación alegal tanto de vertidos como de abastecimientos, que no están refrendados por una concesión sancionada por Confederación, ha motivado la paralización de concesión de licencias. De hecho, y recientemente, la fiscalía ordenaba diligencias de investigación, a denuncias de una asociación de propietarios, por la supuesta prevaricación de los anteriores alcaldes espinariegos, Francisco Javier Jorge (PP) y Alicia Palomo (PSOE) en la concesión precisamente de licencias para LASR, en uno más de los múltiples frentes judiciales abiertos en la urbanización. Los denunciantes estiman que el núcleo carece de las dotaciones de potabilización y saneamiento para seguir creciendo.

Es una situación extraña. En LASR todas las infraestructuras del agua son propias, construidas en su día por la promotora, e independientes de las de Vegas y El Espinar. Cuando por ley en 2018 se imputa a los consistorios a asumir estos servicios, y ante la factura que supondría subsanar los problemas históricos de la urbanización, se creó una mancomunidad entre ambos municipios exclusivamente para LASR, que sin embargo, dista de haber solucionado nada. Y los problemas siguen. A lo largo del año y cuando el abastecimiento de El Carrascal no es suficiente, se potabiliza agua del pantano en el río Moros, el Club Náyade, de carácter deportivo (que no de abastecimiento) y lleno siempre, agua que se bombea hacia la potabilizadora para su redistribución por la urbanización. El resultado es agua de escasa calidad, y cara, que los vecinos cuestionan, y que sigue en una situación administrativa alegal, razón por la cual en El Espinar han paralizado desde 2019 la concesión de licencias.

Y es que, con agua o sin, soplan buenos aires para el sector. La demanda de viviendas con parcela suscitada durante el confinamiento incentiva el mercado. “Hay que recordar que son licencias de un plan parcial en vigor, que nosotros estamos obligados a tramitar”, justifican en Vegas.

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