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Lin, el ejemplo

Lin, con la selección española. Foto de FC Barcelona Futsal.

Lin, con la selección española. Foto de FC Barcelona Futsal.

Me perdonarán los habituales y fieles (si los hay, desde aquí, a todos, un fuerte abrazo) seguidores de estas líneas, pero la presencia de España en el Europeo de fútbol sala y su encuentro de cuartos de final ante Eslovenia bien merecía sostener el suspense un día más para incluir el resultado que daría un plus de frescura a la columna.

España ganó a Eslovenia. Lo habitual, en el grupo de José Venancio López, un tipo de estos enfermos del balón, que todo lo controla, lo digiere, lo sopesa, lo prevé, lo trabaja y que siempre esconde un plan B ante las complejidades. España ganó. Lo esperado. Esperado y previsible no por inercia, ni por historia, sino porque el cuerpo técnico y el núcleo de jugadores de esta selección no improvisa. Analiza, prepara, ensaya y ejecuta. Todo producto de conjugar a muerte un verbo: Trabajar. Estamos en semifinales, mirando de reojo la final, donde siempre se nos espera. Nos aguarda la poderosa y brasileñizada selección rusa, (sin duda el rival más temible) en el penúltimo envite de este torneo, que siempre ofrece cosas interesantes.

Si el fútbol sala da alegrías desde siempre a nuestro deporte, en los últimos años se ha producido un acontecimiento que quizá pase desapercibido para buena parte de la población segoviana, pero que es un hecho de dimensiones descomunales y de enorme relevancia. Me refiero a la presencia de un jugador segoviano en esa selección.

En el Olimpo

Segoviano de pro; a Ángel Velasco (Lin en el fútbol sala) le ocurrió como a otros muchos hijos pródigos, que tuvo que irse de esta ciudad para llamar la atención a los más próximos. De esta forma, bajo el resguardo de Daniel Ibañes, debutó en División de Honor con 18 años en la máquina verde, donde había llegado para completar entrenamientos de un Interviú que atravesaba problemas. Pronto Candelas vio en él todo el potencial que llevaba dentro y no dudó en ponerle en cancha pese a ser juvenil. No defraudó.

Ya en el escaparate deportivo, regresó a Segovia, donde se forjó una carrera progresiva, ascendente, cuidada… pasando de ser un tipo liviano, dotado de gran visión de juego, pero físicamente inconsistente, a convertirse en un auténtico jugador franquicia, sobre el que se podía edificar un gran bloque. Bajo su luz (y la de Matías y Tobe y otros integrantes de una generación maravillosa) el Caja cosió nuevamente grandes cursos deportivos, mientras Lin crecía y crecía y empezaban a llamar a su puerta los más grandes.

Pieza Clave

El Barça le ganó por la mano al Inter y se llevó un jugador ejemplar. Sus cualidades iniciales se han visto agrandadas por un salto en su físico notable, con un gran uno contra uno y buena finalización. A estas virtudes unió un buen entorno personal, que le supo aconsejar, bajar a la tierra cuando las cosas venían demasiado bien dadas.
Con su talento y los buenos consejos, Lin se ha coronado como un jugador que lo ha ganado todo con el mejor club de los últimos años, lo que le ha permitido para dar un paso más y situarse como un jugador fundamental de nuestro fútbol sala. Es uno de los pilares tanto del Barça, como del combinado de Venancio y es de aquí, nuestro. Le veíamos limpiar la cancha del Pedro Delgado cuando no levantaba un palmo del suelo y ahora es uno de los jugadores más importantes del país. Felicidades, crack y que dure mucho tu estancia en el paraís

Author: Opinion

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