Un buen puente, mejor que en los últimos años según las primeras sensaciones, pero sin embargo, no “rotundo”. Pese a las triunfalistas previsiones que hicieron en los días previos los responsables municipales anunciando el lleno total durante los cuatro días centrales del periodo festivo, lo cierto es que el balance no difiere mucho de otras ocasiones: el jueves se atisba la primera riada; el viernes se colmatan los hoteles y restaurantes, para producirse un ligero descenso el sábado, cuando los hoteles ya tienen algunas habitaciones vacantes y el domingo, la riada se diluye después de las comidas.
El ocio nocturno de la ciudad, según los empresarios consultados, recibe una mejora sólo residual de la presencia de turistas, que tampoco tienen alicientes atractivos más allá de una copa en la noche segoviana.
Pero Duque resume los motivos para el optimismo a la hora de hacer balance: “venimos de un primer trimestre triste, sin un puente y esta Semana Santa debe ser el pistoletazo para el resto de la temporada”. Sin ir más lejos, prevé que “se trabaje bien” por la fiesta de la Comunidad, el día 23 para desde ahí, enlazar con la actividad propia de la época, con comuniones, bodas y otras fiestas señaladas en el calendario.
El representante empresarial hizo hincapié también en la generación de empleo que ha supuesto el puente y que calcula “de forma subjetiva” en torno a un 10 por ciento de crecimiento de las plantillas de los establecimientos hosteleros.
Del mismo modo, recalcó que los beneficios de la venida masiva de turistas “son para toda la ciudad” ya que esa entrada de dinero —evitó hacer ningún cálculo— a través de bares y restaurantes acabará repartiéndose entre los ciudadanos como consecuencia de la actividad económica que genera. “Bueno para todos”.
Los problemas también se repiten
Es posible que tenga razón. Parece justo, puesto que los ciudadanos en su conjunto sufren en cada una de estas fechas señaladas para el turismo los problemas, ya eternos, de dificultades de movilidad y aparcamiento en la zona centro de la ciudad.
Una vez más, en los últimos días se han repetido los numerosos cortes en los accesos al casco antiguo o en todo el barrio de San Millán, el único recurso que se aplica desde hace años ante la aglomeración de turismos, tanto que parece aceptada como la única y nadie parece interesado en platear o siquiera buscar otras.
En ese aspecto, el de los aparcamientos, se ha echado una vez más de menos el de Las Oblatas, que permanece cerrado pese a la intención manifestada hace meses por la propiedad de ponerlo en funcionamiento en estas fechas. La nueva previsión, no oficial, apunta al mes de mayo, cuando se espera poner en marcha también el hotel.
Para Duque, “hay que buscar soluciones imaginativas y válidas” para evitar los cortes de tráfico en el recinto amurallado y en este sentido apuntó la necesidad de que se celebren reuniones de trabajo con los responsables municipales para encontrarlas “aprovechando que ahora los interlocutores nos escuchan”, dijo en referencia al reciente relevo en la Alcaldía.
20 abril, 2014
Tiremos todos los monumentos, como me insinuó el ceporro de mi cuñado el otro día, que no pudo aparcar para tomar sus chatitos (aún no habían cortado la subida y era ver dar vueltas como los caballitos de feria a los coches por el casco antiguo). La restricción de tráfico a residente, si queremos seguir viviendo del turismo y la cultura (como no queda otra) es inevitable. Por muchas reuniones que ustedes quieran. Otra cosa es la imaginación de nuestros representantes políticos y empresariales. Simplemente no existe o pasa por ver coches hasta dentro de sus establecimientos comiendo desde la ventanilla para no gastar en mantel y servicio. Aparcamientos en la periferia a precio asequible, comunicación peatonal o colectiva gratuita y otro gallo cantará. La gallina de los huevos de oro seguro que se muere, pero de axfisia donde no se cabe, no se cabe por mucho lumbreras que venga a estudiar movilizaciones de tráfico. Con los millones tirados en estudios y en reuniones a costa del bolsillo público habría para aparcar gratuitamente en los aparcamientos realizados y en los por realizar (seguimos con el hueco de Velódromo) durante mil años. Pero nada, lo mejor la girola de la catedral, el jardin del alcázar para algún vecino chillón y la huerta del Seminario para ver si tiramos de una vez el puñetero acueducto que es un estorbo.