Partido de tarde de verano en la Albuera con todas las connotaciones que eso conlleva: estreno de equipos, que además de los locales, el Castilla que entrena Raúl González también jugaba su primer partido de pretemporada; juego sin demasiadas durezas y estudio minucioso de los jugadores y elaboración de diseños tácticos entre los aficionados, llenos de nuevo de sueños para la temporada que se avecina y satisfechos por la presencia del final del Real Madrid, aunque se presentara en Segovia diezmado por la falta de varios jugadores, incorporados a la gira del primer equipo.
El Real Madrid Castilla acabó llevándose el trofeo Ciudad de Segovia (1-2), con un marcador inmóvil durante prácticamente todo el encuentro que acabó decidiéndose en dos minutos por parte de los visitantes con los goles de Pablo y Latasa en los minutos 70 y 71 mientras que Javi Borrego se encargo de marcar el de la honra, diez minutos después.
Claro, que la atención del público no estaba sólo en el campo, sino también en la banda, donde Raúl dirigía al equipo y captaba todas las atenciones. Ya desde el inicio del encuentro se oyeron vítores y aplausos dirigidos al entrenador y añorado astro merengue, que arreciaron cuando se le entregó una placa conmemorativa del encuentro. El entrenador debutante se pasó todo el partido en pie aleccionando a los suyos.
Volviendo al terreno de juego, ninguno de los dos equipos logró acercarse demasiado al área rival en todo el partido con el juego en el centro del campo. En la primera parte, dos llegadas de los blancos que Christian resolvió bien y un tiro a puerta (Cuadri) y una falta con escaso mordiente lanzada por de Dani Calleja entre lo más destacable en ataque de los de la Albuera.
Con algo más de ambición salieron en la segunda parte los del Castilla mientras la defensa local aguantaba bien las arremetidas. Lo hicieron hasta el minuto 70, en el que llegó el primer gol, ya con Viti y Rubén fuera del campo, al que siguió sin solución de continuidad el de Latasa. Cierto, había tiempo desde que Borrego marcó el 1-2, y los gimnásticos pudieron empatar el encuentro aunque no lo lograron y se tuvieron que conformar con aplaudir a sus rivales mientras recogían el trofeo que lleva el nombre de Segovia
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