La Diócesis de Segovia ha concedido el IV Premio San Alfonso Rodríguez con carácter póstumo a la activista parroquial de Palazuelos Pilar Jiménez Huertas.
El galardón fue instituido por la diócesis en 2017 con el objetivo de reconocer la labor callada de muchísimos fieles que han dedicado su tiempo y su cariño a los servicios cotidianos, en favor de la Iglesia y la sociedad segoviana, durante gran parte de su vida. Justamente lo que Pilar hizo desde Tabanera del Monte a través de la Unidad Parroquial hasta que un ataque al corazón se la llevó prematura y dramáticamente a los 48 años. Todos la recuerdan como impulsora y ejecutora de toda iniciativa que se montara. Desde las cuestaciones benéficas, a las vecinales pasando por el mantenimiento de las tradiciones y eventos culturales. Todo por puro compromiso con la colectividad, también por la vocación de ayudar a los demás, y sin el menor afán de protagonismo. Desde la sencillez y con el raro talento de la capacidad y la eficiencia.
El galardón se le entregará el próximo sábado 31 de octubre, precisamente el día de san Alfonso, a las 17.30h en la iglesia del Seminario, guardando todas las medidas de seguridad. En acto que vendrá precedido por un sencillo recital de música y lectura de textos de san Alfonso, san Juan de la Cruz y santa Teresa de Jesús, a cargo de Fernando Hidalgo y José Antonio Barbudo, y concluirá con el canto compartido del himno al santo.
Segoviano nacido en 1530 en el barrio de El Salvador, san Alfonso Rodríguez, o san Alonso, como es conocido en Palma de Malorca, ciudad de la que es patrón, encarna los valores de la humildad y la sencillez. Con casi cuarenta años vio morir a su mujer e hijos y ver reducida a la nada su negocio de lanas. Dejó Segovia y entró en los jesuitas, trabajando como portero durante el resto de su vida, hasta los 80 años, atendiendo con prontitud y sencillez, ganándose la devoción de los feligreses. Es un santo de “andar por casa”
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