El que la alcaldesa, Clara Luquero, calificó como “el espectáculo que saca más gente a la calle” no encierra este año novedad alguna si se compara con los se han visto cada cinco de enero desde hace una docena de años. El Alcázar será el punto de partida, a las 19.00 horas, con proyecciones sobre la torre de Juan II, pirotecnia y la narración musicada habitual mientras los tres Magos trepan —es literal— a sus respectivas carrozas antes de realizar el primer tramo de recorrido, escaso de público por la estrechez de las calles Daoiz y Marqués del Arco, hasta la plaza Mayor donde se darán el primer gran baño de multitudes, compondrán sus respectivos cortejos de más de 400 voluntarios e incorporarán a su recorrido, como heraldos, a los miembros de la compañía Aerosculpture.
Los franceses —el departamento de Cultura ha demostrado con creces su querencia a los espectáculos procedentes de aquel país— ofrecen un espectáculo con una suerte de cometas luminosas que cambian de color y efectúan diversas piruetas en el aire gracias a los motores eléctricos con los que se equipan sus componentes con las que se busca epatar a pequeños y mayores, tanto a los de primera línea como a los observadores más lejanos, para los que serán muy visibles al desarrollar sus ejercicios a varios metros del suelo.
Y de ahí, al recorrido habitual por Cronista Lecea, San Agustín y la remozada calle de San Juan, de estreno para la ocasión, por las que transcurrirá la Cabalgata entre las miradas nerviosas de miles de niños ilusionados y el resto del público, obsequiados todos ellos con 1.500 kilos de caramelos y gominolas sin una gota de gluten.
A los pies del Acueducto, Melchor, Gaspar y Baltasar se sentarán en sus tronos para recibir a los niños en una recepción que se prolonga cada año durante varias horas y que no se alterará ni por el frío, la lluvia o la nieve que quizá, si se vuelven extremos, puedan llegar a alterar cortejos o velocidad de recorrido, “pero nunca se suspenderá”, según prometieron las representantes municipales, Clara Luquero y Marifé Santiago, durante la presentación.
En la parte menos mágica, el capítulo de gastos, se destinará a la actividad una partida de 65.000 euros, de los que 13.000 son para Aerosculpture y el resto —no se ofrecieron cifras desglosadas— para el caché de las distintas bandas musicales, pirotecnia y gastos de organización, que la magia también tiene un precio.
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