Posted By Redacción on 28, Feb, 2014

El miércoles 26 de febrero responsables de EDAP (Asociación para el Desimpacto Ambiental de los Purines, entidad que aglutina a las empresas de plantas de tratamiento de los purines) se reunieron en Madrid con la dirección general de Industria al objeto de abogar por la modificación del borrador de orden ministerial que restringe las ayudas a la producción eléctrica a partir de los residuos ganaderos. Los resultados fueron desalentadores

“No nos han hecho ni caso”. Con esta lapidaria sentencia resumía un participante en la reunión el resultado de la misma. Por parte de Industria, las plantas de purines no tendrán un tratamiento específico en la nueva normativa. Las esperanzas se centran ahora en las consejerías de las autonomías, y especialmente en Silvia Clemente, consejera de Agricultura de Castilla y León. “Todo lo que se puede hacer ahora es presionar para que desde la esfera política se dé una solución y se considere al sector una excepción”, señalan en EDAP, que están recopilando información a petición de la consejería. Entre tanto, las 28 plantas de procesamiento de purín existentes en España, incluida de la Turégano, seguirán paradas. De no modificarse el borrador, las empresas cerrarán.

Y es que el borrador de industria, tendente a reducir el déficit tarifario (ayer explicábamos el impacto de la medida también en plantas de cogeneración como la de Dyc), prevé una severa restricción a las bonificaciones establecidas para aquellas plantas que reciclaban purín, convirtiéndolo en metano. Estas plantas funcionan como una central de gas natural, solo que, además de gas, incorporan el metano obtenido del purín. De esta manera se abarat la obtención de fertilizante (purín seco), por un lado, y por otro se contribuye a reciclar en energía el desecho porcino. Naturalmente es un sobrecoste a la producción eléctrica, sobrecoste neutralizado por las bonificaciones habilitadas para la producción de energía renovable y que el borrador del ministro Soria suprime drásticamente. Según Guascor, multinacional propietaria de la planta de Turégano y otras cinco, el borrador implica recortes del 37% en la prima por producción eléctrica, recortes, además, con carácter retroactivo hasta julio de 2013. En estas condiciones, según la gasística, las plantas de purines son inviables, el coste de venta del Kw fuera del mercado, y por lo tanto, se impone el cierre.

Planta de tratamiento de purines.

¿Qué pasa con el purín entonces? “No queremos ser alarmistas. La planta de Turégano da servicio a unas 50 ganaderías ubicadas en un radio de 10 kilómetros. Absorbe aproximadamente el 40% del purín de esa zona. El problema es que necesitamos tiempo para adaptarnos a la nueva situación y la planta ha cerrado de un día para otro”, explican en Feaspor. A corto plazo, reducir la producción no es viable, por tratarse en su gran mayoría de granjas de madres. La otra opción es aumentar los vertidos. “Se está empezando a notar el incremento de los vertidos, de momento no constan vertidos fuera de la legalidad, pero la situación es muy preocupante porque aboca a las ganaderías a reducir producción”, advierte Javier López Escobar, delegado de la Junta en Segovia.

Hay 28 plantas en España, la mayoría situadas en Cataluña y Castilla y León. El porcino no cobra de la PAC, carece de otras ayudas que la indirecta derivada de la prima por producción eléctrica. En un entorno donde el sector, vital para Segovia, se debe batir los cobres contra países productores con muchas menos restricciones fiscales y ambientales, las primas facilitaban una salida sostenible a un problema ecológico de primer orden minimizando aspectos como la nitrificación de aguas y terrenos, el mal olor y la contaminación del medio rural.  El Gobierno se llena la boca con el mantra de que hay que ayudar a la industria, principal tabla de salvación en la actual crisis. A la hora de la verdad, la industria está siendo el “pagano” de una política energética sin pies ni cabeza.

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