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Estación de autobuses: ni se muere padre ni cenamos

Preliminar: Este articulillo iba a titularse “Donde se propone bautizar con el nombre de Estación de Autobuses Pedro Arahuetes el apeadero de Segovia para escarnio de incompetentes”, pero no cabía…

¿Qué se requiere para que funcione un apeadero de autobuses en Segovia capital? Un par de limpiadoras, 10.000 del recibo de la luz y alguien que abra y cierre. El Ayuntamiento de Segovia no solo es manifiestamente incapaz de gestionar ESO, es que además, ha invertido en tenerlo como lo tiene (es decir, con cuatro bombillas, dos limpiadoras y alguien que abra y cierre) la friolera de 2 millones de euros (ya me explicarán dónde lo han invertido, tornos con los brazos arrancados, paneles en negro permanente, ni un maldito reloj). Generado un agujero de 600.000. Pendiente de supresión de una marquesina que costará (arrancarla) 200.000, según explicaba el propio Pedro Arahuetes.

Pues ni por esas.

Ante tanta incapacidad, no puede uno por menos que aplaudir la decisión del alcalde de reconocer su oceánica incompetencia y pedir por favor a la Junta que lo lleven ellos, que la ciudad de Segovia es del todo inútil para prestar ese complejísimo servicio (dos limpiadoras, cuatro bombillas, etc…) Peor, que si seguimos así, no habrá oro en la ciudad para pagar el dichoso apeadero y que, lo que es por Arahuetes -que a fin de cuenta vive en el centro, aparca donde le da la gana y no conoce ni la cara de los alcaldes del alfoz- la cierra en julio si alguien más capacitado no acude al refuerzo.

¿Me equivoco o no es eso lo que, con otras palabras, dijo el otro día el alcalde?

Con un agravante, ¿qué pinta Arahuetes diciendo lo que habrá que hacer en julio? Nada de nada. Me recuerda a Franco, declarando la guerra a Marruecos desde su cama-clínica en El Pardo, mientras sus ministros le dicen sí, sí, lo que usted diga, caudillo, y cuentan lo minutos para que el viejo trasto desaparezca de sus vidas mientras unos se miran con cara de circunstancias: “aquí ni se muere padre ni cenamos”, y otros, discretamente, descargan en el móvil direcciones de notarios: “digo yo que habrá que hablar de la herencia, ¿no?”.

Alguien debería decirle. Mira Pedro, que te quede claro, nadie va a cerrar la estación de autobuses, ¿sabes? En una de malas seguirá veinte años así, con sentencias para desmontar marquesinas en los juzgados, tornos sin brazos y monitores de plasma con los chips fundidos, peor que cuando la cojiste pero con varios millones despilfarrados en vainas varias. Y por tu propio bien te recomiendo que no dejes que la Junta meta mano al recinto; o mucho me equivoco o lo primero que hará el delegado será colgar un rótulo a la entrada: Apeadero Pedro Arahuetes, “mejor alcalde de Segovia de todos los tiempos”, y muy amablemente te pedirá que seas tú el que corte la cinta inaugural mientras un bramido de descojono se abre paso Paseo Nuevo arriba…

Y entre tanto, los pobres desgraciados del alfoz, los estudiantes que pasan por allí los viernes camino de sus casas y cargados de resaca, los de pueblo con hora en el hospital para coserse unos puntos, los currantes de Segovia que parten a diario a Madrid a ganarse el pan… Estos a joderse.

Author: Luis Besa

Luis Besa. Periodista,

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