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Es lo que se dice un “Venid y vamos todas”. Cuando el aparato precisa escenificar unidad, lanzar un aviso de “esto va en serio”, toca a rebato. Y a Paloma Sanz, salvo catástrofe apocalíptica, futura presidenta del PP de Segovia, no le faltó el arropo del partido en la presentación pública de su candidatura.

Como ven en la foto que cierra la información, del delegado de la Junta, Javier López-Escobar, al alcalde de Chañe y diputado provincial, Dioni García, está la plana mayor del partido en Segovia. El mensaje es claro. No hay fisuras. No faltó Silvia Clemente ni (ojo al dato) el que a priori podría pensarse como principal derrotado en Segovia del pasado congreso regional, el procurador Sanz Vitorio.  Y es que, como dijo Sanz, “el legado debe continuar”.

Ese fue el primer mensaje. Continuidad, agradecimiento al presidente saliente Francisco Vázquez -“mi mentor en política”, dijo la senadora- por la oportunidad que se le brinda, y recordatorio de que hereda un partido con resultados electorales históricos. Una candidatura que por descontado “no sería posibles sin el apoyo de un partido, de la familia del PP de Segovia”.  No era el día de preguntas complejas, como por el número dos, si repetirá Miguel Ángel de Vicente, o si optará la futura líder provincial del partido a la presidencia de la Diputación (una vez Vázquez abandone el palacio de San Agustín, como ha anunciado), preguntas que Sanz despachó amablemente ensalzando la valía de ambos.

Machacó su dilatada trayectoria en el PP, donde su hoja de servicios es un ejemplo de libro de carrera política. De concejal a procurador, y de la regional al Senado. Y abundó en guiños a los alcaldes, la piedra de bóveda de cara a la movilización de la militancia de cara a un hipotético proceso de primarias.

Porque esta vez hay rival. Aunque sea un Llanero solitario contra el Séptimo de Caballería. Es Emilio Jiménez Vaquerizo. Un “candidato que me parece muy bien”, apuntó Sanz, más bien fría.

450 electores

Previamente, hay que conseguir 75 avales. Paloma Sanz los tiene antes de empezar. Y la batalla ahora es si consigue tantos como para dejar fuera de juego a su rival. Y es que 75 avales pueden parecer poco, pero es una burrada más de lo que se pedía para pelearle a Rajoy la presidencia nacional (bastaban 120, si, solo 120, en toda España). En cambio, trasladado a Segovia, 75 avales de un total de 450 militantes al día en el pago de las cuotas, supone casi un 20% del censo para entrar en combate y poder optar a las primarias del 19 de mayo.

¿Lo conseguirá Jiménez Vaquerizo? En su cuenta en FB, y como es lógico, el precandidato habla de renovación. De abrir el partido a las bases, limpiar la corrupción “sin titubeos”, enfrentarse sin complejos a las “izquierdas demagógicas” y “votar con libertad”. En un poético final el candidato alternativo dice: “Coge el aval y posteriormente el voto, respira hondo, cierra los ojos interactúa con tus valores, pensamientos y valoración de la vida, deposita tus ilusiones y esperanzas en mi candidatura, vuelve a respiran profundamente y llénate de fuerza e ilusión porque has sido un valiente y has obrado desde la responsabilidad”.

“Esto es un pucherazo”

Pero la realidad no es tan New-age. Enfadado, Jiménez Vaquerizo explica que “en el partido no me dan el listado de militantes, tampoco un teléfono, ni me han dejado de momento poner nada en la web”, dice, asegurando que estas demandas están contempladas en los estatutos y así lo han refrendado órganos del PP nacional consultados. Se queja de que diputados provinciales llevan días comprometiendo avales por sus respectivas comarcas. “Voy a pedirle avales a los alcaldes y me dicen que ya lo han dado a Paloma. Algunos tienen miedo de jugarse la continuidad en próximas elecciones o perder ayudas de la Diputación”. Eso unas pocas horas después de iniciado el proceso. “Esto es un pucherazo”, denuncia.

Situación típica cuando, no habiendo ni la menor tradición de democracia interna, te enfrentas al aparato en un momento especialmente complicado para el líder, Francisco Vázquez. Recién elegido como secretario general del PPCyL, Vázquez sabe que si su candidata recibe un voto de castigo en el congreso provincial, eso será inmediatamente interpretado en el resto de las provincias como un signo de debilidad. Por eso el aparato se lo está trabajando a fondo. Voto a voto. El Séptimo de Caballería no quiere que se repita Litle Big Horn.

¿Tirará la toalla Jiménez Vaquerizo? “Ni hablar. me va a costar, pero hay gente a mi lado. Sigo hasta el final”, dice. Obviando el sorprendente apoyo del concejal de Palazuelos, Juan Manuel Martínez, y el limitado alcance de familia y amigos, su principal baza parece estar en el entorno de las ex-militantes Juana Borrego y Elena García Gil, que cuentan con una cierta red de militantas en el partido, las mujeres rurales. Pero los números siguen sin salir.

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