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El milagro del Pavo

CarreradelPavoCuando estén viendo estas líneas, seguramente ya habrán tenido constancia, habrán visto, escuchado o leído algo más sobre la tradicional Carrera del Pavo. Este día de Navidad cumple 78 años… algo impresionante para una prueba lúdico-deportiva de estas características. Porque si observamos y analizamos la naturaleza de la prueba, nadie en su sano juicio, sin tener constancia de su trayecto a lo largo de la historia, podría jugarse un duro porque la carrera en cuestión vaya camino de los 80 años.

Veamos la ficha técnica: Media mañana de la jornada de Navidad; una carrera ciclista de carácter popular a los pies del Acueducto, en la que los participantes se dejan caer con sus bicicletas sin cadenas, de uno en uno, por una calle muy empinada para, (aprovechando el impulso y sin otra tracción que la gravedad y la aerodinámica) emprender raudos la subida a otra calle con la intención de llegar lo más arriba posible, teniendo en cuenta la imposibilidad de dar pedales.

Y ahí los tienen cada 25 de diciembre; a una hora en las que la mayoría de las personas están empezando a abrir los ojos en sus camas tapados hasta el cuello tras una noche de excesos y muy larga. Ahí los tienen, vestidos con ropa de deporte, concentrados pero con una sonrisa y dispuestos a pasar un rato festivo en el nombre de una cita-ritual, sin la que ya no podemos entender la Navidad en Segovia. Ahí están, por un lado, cientos de segovianos que arropan, quieren y pasan una mañana guardada en sus agendas navideñas, en el mismo nivel de preferencia (cuando no mayor) que las cenas de empresa, el amigo invisible, el vermut con los familiares o las cabalgatas de Reyes.

Por otro, ataviados con su indumentaria deportiva, lanzándose por la Calle Teodosio el Grande en posiciones imposibles, un montón de amigos de la prueba, ciclistas, ex ciclistas, adeptos y feligreses de esta cofradía del Pavo, apadrinados, por supuesto, por la figura imponente de nuestro gran Pedro Delgado.

Resultaría inexplicable de entender el grado de seguimiento mediático y popular de una cita como esta, si evaluáramos el acto en vacío, sin rostros propios, sin asteriscos o notas contextualizadoras a pie de página. Resultaría, pues, difícilmente entendible las claves del éxito, salvo si conjugamos una serie de detalles que, al final, convierten la extraña mezcolanza inicial en un coctail de muy grato sabor.

En primer lugar hay que apelar, como algo robusto y con gran poder de anclaje al tiempo, al carácter férreo, indómito, fiel y noble del aficionado y del organizador habitual de los eventos ciclistas, en este caso el Club 53×13. Llueva, nieve hiele o reine cualquier inclemencia inhóspita, allí estarán con la fe inquebrantable de quien quiere y admira al ciclista y de quien guarda un respeto reverencial por estas tradiciones deportivas.

Pero no podemos olvidar otros detalles que hacen que esta prueba se cuele en grandes titulares en la prensa local, regional y nacional cada año. Al hecho de situarse en unas fechas en las que apenas hay acontecimientos habituales (grandes ligas o torneos masivos) del género deportivo, sumamos que, por extensión, en todo el gremio periodístico, son jornadas de escasez de noticias, de agendas sin apenas convocatorias oficiales y con redacciones hambrientas de ofrecer noticias excéntricas, que desengrasen el plúmbeo soniquete de los temas habituales… tenemos buena parte de las respuestas que explican el porqué de este fenómeno.

A todo lo anterior añadan la capacidad de convocatoria de una figura egregia como Pedro Delgado, mito carismático de nuestro deporte en todo el panorama nacional, capaz de despejar con su sola presencia cualquier atisbo de indiferencia o duda sobre la longitud del evento.

Author: Opinion

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