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El Gobierno local busca “una gran firma” como motor del CAT

Con las obras del primer y único edificio del CAT paralizadas, el concejal, Javier Giráldez, está convencido de que la actividad llegará antes de acabar el municipal. Planea alquilar buena parte del inmueble a “una gran empresa” que arrancaría la actividad y atraería a otras. Reconoce que el proyecto del CAT al completo —diez edificios— es “impensable” en este momento.

 

Catobras

 

 

 

El observador que contempla y se acerca a la zona de obras del Edificio de Emprendedores del Círculo de las Artes y la Tecnología (CAT) se encuentra cara a cara con una escena que le puede resultar familiar a poco que haya visto algunas películas catastrofistas.

En el lugar, un edificio inmenso “casi” terminado —hasta se diría que todo está limpio, para entrar, vamos— y en la que estaba llamada a ser la primera de las plazas públicas del entramado del macroproyecto del CAT hay material perfectamente almacenado, listo para su instalación, zonas en las que se ve que sólo falta el remate, definición clara de la estructura y distribución… Sólo faltan los obreros y el silencio, por inesperado, desorienta.

Así está aquello desde que, en junio de 2013, los trabajadores de la adjudicataria de la obra, Volconsa, recogieran apresuradamente sus aperos y efectos personales tras conocerse que la empresa se liquidaba y lo hacía “ya”. Todo un jarro de agua fría  sobre el proyecto estrella del Gobierno municipal.

El edificio, proyectado por Sancho-Madridejos, quedaba a un diez por ciento de su finalización, con la impresionante cúpula de la entrada sujeta sobre cerchas y semiencofrada y sin instalar los cristales del muro-cortina que cierra toda la fachada, como los puntos en los que el deterioro puede avanzar más deprisa, si se confía en que el carísimo hormigón utilizado aguantará los rigores de invierno.

Pero las cosas de palacio, ya se sabe. Pese a la urgencia que hay en poner coto al deterioro, el mismo jueves, 28 de noviembre, la Junta de Gobierno Local retiró a última hora de su orden del día un paso más para el reinicio parcial de las obras para este fin. Al parecer, los motivos son “técnicos”.

Proyecto imposible

En ese punto exacto se encuentra el sueño del CAT, un proyecto bastante etéreo que empezó a rondar la cabeza del alcalde Pedro Arahuetes en 2004, está basado en un conjunto idílico de tecnología y humanidades a base de edificios, plazas y estancias impensables en la actualidad —también cuando el dinero no era el principal problema— como reconoce el concejal de Empleo, Desarrollo y Tecnología, Javier Giráldez: “El proyecto del CAT ha cambiado y desarrollarlo en su totalidad en este momento, es impensable”, reconoce, por fin, abiertamente.

Así qué las 8 hectáreas de terreno que se pretendían llenar con tres plazas y una decena de edificios, cada uno más espectacular que el anterior, seguirán siendo campo yermo durante años y la única plaza construida, junto al edificio de Emprendedores quedará sin cierre “o quizá con un trampantojo que dibuje la silueta de la ciudad y publicidad”.

No es poco el monstruo que representa el primero y único de los edificios levantado. 7.000 metros cuadrados que ya presenta claramente definidos los espacios dedicados a empresas virtuales, usuarias de despachos compartidos, a alquileres permanentes, salas de reuniones, auditorio, espacios comunes y la oficina de control.

Así estaba planificado. Pero Giráldez observa el duro panorama  económico y ha optado por volcar los esfuerzos de su departamento en buscar “una gran empresa” que ocupe —siempre en régimen de alquiler— una gran parte del inmueble y que a su vez sirva de atractivo gancho para otras firmas de menor tamaño que completarían la ocupación y funcionamiento del edificio junto a las productoras 737 Shaker y Vodka Capital y el mercado 3Dwire, que hoy ocupan oficinas en los locales municipales de la calle del Camino de la Presa, hasta ahora los únicos inquilinos asegurados.

Cuenta redonda… si esa “gran firma” apareciese. En este punto, Giráldez apela a la prudencia necesaria en toda negociación para no citar nombres. “Pero hay conversaciones y se está avanzando”, asegura, para advertir que en el edificio en obras hay un trasiego casi constante de visitantes, presuntos interesados en usar el edificio. Tampoco concreta quiénes ni cuántos y sólo ha trascendido a la opinión pública aquella de un grupo de chinos en una escala de su gira por el país, hace unos días.

Giráldez recapitula y hace cálculos: “Lo primero es que el Ministerio de una solución a la situación actual y acabar el edificio, luego encontrar una gran firma que tire del edificio y finalmente completar su capacidad para tener en marcha el único gran proyecto de futuro que es realmente viable en Segovia y no es un agujero económico como lo han sido otros”. Se refiere a Segovia 21 “que iba a ser el motor de Segovia y es un agujero negro con una enorme deuda”.

Claro, que la cosa del dinero es el principal argumento de la oposición municipal cada vez que el CAT sale a colación, y reiteradamente se queja de falta de claridad en las cuentas y critican la “desmesurada” inversión realizada hasta ahora junto a la carretera de Madrid. Un edificio, unas escalinatas y una plaza no convencen al equipo de Jesús Postigo donde no se entiende que todo eso cueste diez millones de euros.Desde el Gobieno, la respuesta es siempre la misma: las cuentas están fiscalizadas por Industria y no requieren más estudios.

Silencio en Madrid

Giráldez calcula el entendimiento con el Ministerio de Industria a corto plazo: “Tiene que estar, y va a estar resuelto antes de acabar el año”, afirma contundente y aparentemente sin recordar que en agosto fue igual de tajante para decir que el asunto se solucionaría “en dos semanas”.

Y es que el Ministerio no responde a los escritos que se envían desde el Ayuntamiento. Simplemente no dice nada, de acuerdo con las quejas del edil, que prefiere desechar motivaciones políticas y opta por pensar que “están desbordados por la situación económica y mil casos similares en toda España”. Pese a ello, tiene claro que el asunto se desbloqueará en cualquier caso: “el dinero está en la cuenta esperando que se use y al edificio le falta muy poca obra”.

La cuenta del concejal sigue así  hasta mediado 2014, cuando el inmueble estaría acabado. De ahí, a vestirlo, ocuparlo y ponerlo a funcionar. Si la suma no va mal, en 2015, concluyendo el periodo municipal, el proyecto del CAT (bueno, su primera y quizá única representación) será algo tangible.

Author: Redacción

Acueducto2. Noticias y actualidad de Segovia.

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