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Cuestión de Género

Unos familiares de Valladolid acudieron este fin de semana a Alcobendas, para presenciar un partido de la División de Honor femenina de balonmano. Fueron con la sana intención de apoyar el desplazamiento del Aula Cultural a esta localidad madrileña, donde reside un equipo poderoso que (a punto de acabar la primea vuelta) se encuentra segundo, a tres puntos del líder y con opciones de campeonar. Unas 50 personas de Pucela pasaron un día fantástico, con parada especial en el pabellón Los Sueños donde el club señero del balomnano vallisoletano tenía que medirse un bloque  superior, que si bien le doblegó por 32-24, el resultado negativo estaba descontado, lo mejor fue vivir una jornada especial.  Y lo fue… aunque con sorpresa.

El asombro llegó al arrancar el duelo. Me comentan que casi les daba hasta pudor, acudir a un pabellón de equipo aspirante a ganar la Liga de la élite española de balonmano y encontrarse un ambiente en el que los aficionados visitantes (recordemos, en número aproximado de 50), superaban a los locales… Por desgracia, eso no es extraño, ni accidental. Circunstancias similares pueden extrapolarse en cualquier disciplina deportiva cada fin de semana en esa comparación entre el deporte masculino y el femenino. Aquí en Segovia, vivimos un choque de géneros parecido en el fútbol sala, con dos equipos en la misma categoría de plata de nuestro sala y con unas diferencias igualmente brutales en proyección, cobijo de la sociedad y apoyo de sus clubes.

Vaya por delante el mea culpa de los medios, que sin duda informamos menos y peor de lo que ocurre en el deporte femenino. Pero, ¿es sólo una cuestión de proyección mediática?

Causas Sociales
Al margen de que por norma general la mujer se haya incorporado más tarde a la práctica de deporte en estadios avanzados de profesionalización, existen unas trabas estructurales, que ejercen de contrapesos hacia la igualdad de forma innegable.

No hay más que echar un vistazo a otros aspectos de la vida para comprobar que lo visto anteriormente no es una excepción. Si partimos de la idea de que el deporte es un fiel reflejo de la sociedad, refresco los datos de un informe de UGT en el que se apunta que las mujeres ganan 5.744 euros menos al año que los hombres por desempeñar trabajos iguales. La brecha salarial ha crecido un 0,5% hasta situarse en el 22,55%. Es más, para recibir el mismo sueldo, ellas deberían trabajar 82 horas más al año. Esto en cuanto a aspectos retributivos, pero si nos detenemos en la representatividad y la participación en la toma de decisiones de nuestras grandes empresas, los contrastes son terribles.

En los últimos años, el porcentaje de mujeres directivas en nuestro país ha bajado del 24, al 21%, según un informe del International Business Report. Además, la vicepresidenta de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, Lourdes Centeno, ponía de manifiesto a finales de 2013 en unas jornadas sobre gobierno corporativo que España sigue estando lejos de equilibrar la presencia de mujeres en cargos directivos importantes. Si tomamos como referencia los consejos de administración de las empresas del IBEX 35, en 2012 la cuota femenina era del 13,5%… muy lejos del 40% que preconizaba la Comisión Europea para sus socios de cara a 2020.

Por no hablar de la política donde, salvo excepciones muy puntuales, la presencia de la mujer en gobiernos locales, regionales o nacionales va unido de forma casi inexorable a liderazgos en áreas como servicios sociales o medio ambiente.Con este panorama, es difícil esperar del deporte lo que el resto de la sociedad no da…

 

Author: Opinion

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