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Campaña electoral XV. En las fiestas todo el mundo ríe

La de las municipales de 2023 no será una campaña electoral de las que se recuerden mucho tiempo, ni por sus propuestas, predecibles en todos los casos, ni por la brillantez de los discursos, ni por el debate de ideas entre candidatos, limitado al intercambio de reproches y la exposición de las carencias del rival político, más que de las capacidades propias. Sin embargo, cumplirá su función de marcar el voto de miles de segovianos que hoy tratan de reflexionar sin que haya música de fondo.

Más allá de aquellos que se toman lo de la política como seguidores de equipos de fútbol y por tanto les sobran las campañas porque son fieles a los colores, está la amplia masa de votantes que no tienen causa fija y que se tornan decisivos para otorgar mayorías absolutas o relativas para los partidos grandes, o que los pequeños logren representación irrelevante o suficiente como para decidir gobiernos. Se supone que esos ciudadanos dubitativos son los que hoy están más ocupados, pensando.

Este viernes se producían en Segovia las últimas conferencias de prensa de PSOE y PP, de nuevo con los principales activos que han liderado la campaña junto a los candidatos. Por ejemplo, en el PSOE se ha hecho constante, quizá excesiva, la presencia del secretario provincial, José Luis Aceves que, en un intento de eludir las posibles consecuencias electorales para el PSOE de Segovia del escándalo de la compra de votos no ha tenido reparos en apoyarse en una fotografía tomada desde las plantas altas de la Subdelegación del Gobierno —”todos somos equipo”— en la que aparecía el candidato popular, José Mazarías. La chusca salida del líder provincial no dio ni para la media sonrisa de sus propios compañeros.

Si el socialista ha estado demasiado presente en una campaña de lo local, el acompañamiento a los candidatos de los pesos pesados del PP ha sido también constante, si bien en los mentideros populares, donde se valora mucho la movilización grupal en procesos electorales, se destaca la reducida presencia, en capital y provincia, del portavoz en el Senado, Javier Maroto, sólo presente en los grandes mítines y en contadas ruedas de prensa corales en las que ha centrado su mensaje en clave nacional, colocando los comicios locales como un mero trámite hacia los de final de año.

Lo de las tracas finales. La mayoría de las candidaturas ha optado por organizar una “fiesta” de despedida, con más o menos éxito de público y crítica pero que en cualquier caso han servido para repartir los últimos besos y sonrisas con la procesión por dentro, que los sondeos y los análisis diarios de campaña han quedado ahí como única referencia. Ciudadanos y Podemos las celebraban el jueves. En el caso de los últimos, condicionados por el cierre de carácter regional de este viernes. Los podemitas quieren contradecir a los de la demoscopia y hacerse presentes en la próxima Corporación tras marcar su trabajo en el contacto de calle en la figura de Guillermo San Juan apoyado en las mujeres que ocupan los números dos y tres de la lista.

Los naranjas, por su parte, pelean por el escaño de Noemí Otero, que parecía que se aseguraba en la primera semana, donde la candidata sumó puntos en los debates pero que la estadística condicionaba de nuevo en la recta final de una campaña trabajada a pico y pala.

Para el viernes quedaba la fiesta de IU tras una campaña de perfil bajo y basada en la reivindicación de las actuaciones fruto de la acción de gobierno de los últimos cuatro años, en la que el más visible ha sido Ángel Galindo y mucho menos, Ana Peñalosa, estableciendo la discusión directa por los votos con los podemitas y sin una intención declarada de arañar votos que fueron socialistas en anteriores comicios.

Los socialistas repartían claveles —el logo y la nomenclatura de las celebraciones refieren a la rosa pero el mercado de las flores está como está y los presupuestos de campaña también— en la fiesta de Nueva Segovia a la que se ha sumado el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, enviado por Ferraz y que, dado su negociado en el Gobierno, no soltó ningún compromiso expreso para la ciudad. En la sede socialista hay gestos tensos porque los augures no sostenían los mejores presagios, aunque los responsables de campaña se mantienen encomendados a la épica del último minuto, sobre todo en público. Cuando se habla en voz baja el gesto es algo más torcido y los que usan el susurro lo hacen para referirse al día 29 y posteriores o para preguntar si en las grandes superficies venderán piedras de amolar.

Sin convocatoria pública, también hubo despedida de campaña con una reunión de los populares en medio de la satisfacción —unos más reprimida que otros— que producen, precisamente, las buenas sensaciones estadísticas tras la campaña que, hablando de recuperar alcaldías de calado y crecimiento en la diputación, ayudan a eliminar tensiones.

Author: Redacción

Acueducto2. Noticias y actualidad de Segovia.

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