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Las trolas del señor alcalde

Aristóteles (Mtf., IV, 7): La verdad es decir de lo que es, es,  y de lo que no es, no es.

Que los políticos mienten va en el sector. Lo que ya es el colmo es que lo hagan con desparpajo, a gritos y con una cámara grabándoles para mayor notoriedad. Y es que rara vez a un alcalde se le trinca largando una trola como un barco como se le pilló al de Segovia en el pasado pleno.

La última es consecuencia de la consecuencia del caso de la grúa. Alcalde cazado en una alcaldada. Oposición haciendo sangre del tema. Alcalde defendiéndose acusando a los demás de hacer lo mismo que él. Metedura de pata y revelación de datos de naturaleza confidencial. Petición de explicaciones de la afectada. Negación de la mayor en los siguientes términos:

A. Yo les trato a ustedes igual que ustedes me tratan a mí.
B. Yo no he facilitado a ningún medio de comunicación ninguna información

A y B son falsas en el caso que nos ocupa: la denuncia contra Arahuetes por infringir la ley de Protección de Datos (entre nosotros, una mierda de ley, pero ley al cabo). Pueden ver y juzgar por si mismos en el vídeo que encabeza la información (dura dos minutos).

A. Hay que estar fatal para equiparar la lectura pública de un expediente burocrático con largar en una rueda de prensa que el coche matrícula tal es de doña tal y estaba aparcado a la hora tal en tal sitio. ¿Han publicado los medios el número de matrícula del coche de la señora del alcalde? No ¿En algún escrito el PP u otro ha revelado el dato que el alcalde dice que se ha revelado? Tampoco. Por así decir, el problema no es que en un auto administrativo se especifique de quién es tal matricula  (en el Boletín Oficial de la Provincia no se habla de otra cosa), el problema es que un alcalde revele el número de matrícula de un coche de un edil de la oposición en una rueda de prensa.

Y pasamos a B. Nunca hubo tal. El alcalde niega tajantemente haber trasladado esa información a los medios. Bueno, pues tal como les pueden explicar los compañeros que cubrieron ese día en la rueda de prensa, esa información se incluyó en el dossier entregado a los periodistas. ¿Y Arahuetes dice que no entregó ese material a la prensa? ¿Cómo es posible? ¿Qué será lo próximo? ¿Comparecencia de algún currito de comunicación comiéndose el marrón? ¿Acaso Arahuetes entrega a la prensa todos los documentos que se ventilan en la comisión de gobierno, o solo algunos?

Del caracter de Arahuetes hay mucho que decir. Como alcalde ha hecho cosas mejores, peores y mediocres. Como persona supongo que tendrá muchos prismas, como todos. Yo le he visto ser la persona más amable del mundo con quien quiere y la persona más despótica también. Por ejemplo, le he visto en el Juan Bravo obligando a una concejala a cambiarse de sillón (para él no tener que arrejuntarse con el presidente de la Diputación, por ejemplo)… Hasta ahí, dirán ustedes… El problema es que lo hizo chascando los dedos. Vamos, que le faltó decir “venga mierdero, ya te estás abriendo o te arreo un par de hostias”. Eso ante la atónita mirada de los profesores de la UVA, que estábamos detrás. En fin, que es el hombre chulo hasta decir basta. No pasa nada; Entre nosotros, prefiero un político chuloperas y faltón pero competente, que uno amable y gentil pero incapaz. Ahora, tiene que ser competente ¿eh?… Si a la incompetencia le sumas la bordez lo que tienes es un serio problema.

En los últimos años, en cambio, yo creo que a Arahuetes se le ha agudizado lo que un psicólogo diría “ficcionalización de la realidad”. Arahuetes se construye un relato de la realidad en el que él es el héroe, los que le hacen la puñeta son  unos villanos redomados, y los detalles se van ajustando sobre la marcha. “He arreglado el CAT en 2 meses”, se jactaba allá por agosto. Pues ya ven… Unos meses atrás, el hombre dijo que el PP pretendía construir el CAT en una nave de cerdos (en referencia a hacerlo en La Choricera), fue un chiste tontorrón pero al día siguiente, como sea que los arquitectos se molestaron por la sobrada, Arahuetes negó la mayor y dijo que él no había dicho eso. Con un par. Así pasa que el hombre es capaz de convertir una indemnización de 95.000€ por rescisión de contrato a Isolux en un exitazo que ha “ahorrado” al ayuntamiento 300.000 euros. Las subidas de impuestos se convierten en bajadas y Folgado, un estúpido sin remedio, Postigo, una especie de Osama Bin Laden. Y podríamos seguir durante varios folios.

Pero es al ser pillado en un renuncio tal que el de la grúa cuando el hombre pierde por completo el sentido de la realidad. Su relato se convierte entonces una construcción solipsista, un sorprendente ejercicio de ficción autosostenida irracional. Intenta colar lo blanco por negro y ¡se lo cree!… La prueba del nueve es su impotencia argumentativa de réplica. A la gente así no la verás tratando de reforzar su posición desde la racionalidad… ¡Qué va! Es del todo incapaz. En lugar de irrumpir con datos que clarifiquen su posición, se lanza al metadiscurso -las supuestas razones por las que el otro dice lo que dice-, al recurso a la autoridad -“cállese, no tiene usted la palabra” o “yo no tengo porque darle explicaciones a usted”- o directamente al argumento ad hominem; “me cae usted muy mal”. Eso cuando no se niega todo y se nos dice: “Yo no he facilitado información a ningún medio de comunicación”. No, qué va, él solo se lo puso en una carpeta.

Sinceramente, las cosas empiezan a desmadrarse.

Author: Luis Besa

Luis Besa. Periodista,

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