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Uno ya no sabe en qué año vive

Lo de Segovia es como vivir en una máquina del tiempo, una especie de déjà vu continuado que le obliga a uno a mirar el calendario, no para saber en qué día está, sino en qué año.

Las representantes de los barrios en las próximas fiestas de la ciudad.

Por ejemplo, ya nos van adelantando desde el Ayuntamiento algunas cositas del programa de Fiestas, entre ellas la rancia fotografía de la alcaldesa y sus damas de fiesta con las pizpiretas señoritas representando, casi a empujones, a cada barrio (y una “mayor”) en la sala Blanca —¿Por qué la llamarán así si la iluminación y las fotos salen amarillas?— del Ayuntamiento. Me ha extrañado pero no he visto ni un conato de manifestación con el lema “No al uso de la mujer como jarrón decorativo”, ni otra de hombres que diga “Nosotros también podemos”. Pues nada chicas, a montar en los coches eléctricos con el concejal de turno y a vestirse de segovianas el día de la presentación de las fiestas. Original, colorido y muy moderno.

Rostros de entusiasmo en la presentación de los conciertos de Fiestas.

Del mismo programa ya conocemos el ciclo de conciertos que se ha diseñado con menos dinero que el año anterior, y que el anterior, y que el anterior. Así qué aquí veremos grupos que ya han actuado siete veces en tierras segovianas, refritos de bandas de otros tiempos y novedades graciosísimas como el Gran Wyoming, el DJ, Carlos Jean, que ya era veterano cuando mi jefe pinchaba en Los 40, y otros retales con los que rellenar las noches de la semana entre San Juan y San Pedro.

Varias de las actuaciones, por cierto, se celebrarán junto al Acueducto, el de las cacareadas ultraprotecciones que esta vez llegan a distanciar los escenarios nueve metros de los arcos. Eso si, para entonces ya no se circulará por Ochoa Ondátegui por donde se ha canalizado el tráfico —miles de vehículos cada día— mientras se realizaba la enésima obra de reparación de los adoquines de Padre Claret. A ver cuánto duran esta vez.

De otros años son las andanzas ilegales del otrora superpolítico, Jesús Merino, al que por el asunto Gürtel le han caído tres años y siete meses mientras en el PP de Segovia dicen que no conocen a ese hombre y que todo lo que hizo lo hizo fuera de la provincia. Pues si, hombre, fue el que decidió, por ejemplo, el pacto antigobierno que llevó a José Antonio López Arranz a la Alcaldía y a su partido, de momento, a dos décadas de oposición en el Ayuntamiento de la capital, por ejemplo.

Los chinos vinieron en 2011.

También debía ser de los que ponían trabas a su propio compañero de partido, Rafael Casado, en el desarrollo del Área Empresarial Europa, al parecer porque aquel alcalde de Valverde del Majano no era partidario de recibir a los recomendados que le mandaba a la Alcaldía, que Casado se lo dijo por carta al presidente regional, Juan Vicente HerreraEsta semana ha muerto definitivamente el proyecto aquel de creación de dos millones de metros cuadrados de espacio industrial y residencial que prometía mil empleos. Si hasta vinieron los chinos con los bolsillos llenos de pasta a verlo… Y luego se fueron.

Y no me diga que no es de otros tiempos eso de que una institución se quede sin teléfono fijo al que llamar. Pues no, ocurrió el otro día en el edificio de la Diputación provincial, que llamé personalmente y la señorita de la centralita me dijo que había demora. Creo que ya lo han arreglado pero por en cualquier caso siempre se puede mandar un cable si la cosa es urgente ¿No? Eso si, al tiempo hemos conocido las bondades del 5G de la mano del Ayuntamiento que montó una charla “informativa” con la plana mayor —faltaba el bedel— del Comité Asesor en Radiofrecuencias y Salud para calmar a la población sobre la nueva tecnología…

Eran otros momentos cuando la provincia de Segovia batía records de donaciones de sangre pero este año hemos dado la peor cifra en una década. No se asuste, que los segovianos seguimos siendo igual de altruistas o más que siempre y la ratio de donantes es de 43 por cada 1.000 habitantes, que no está mal. Es solo que somos menos miles y claro, salen menos cuarentaytreses. ¡Adiós Segovia, que te quedas sin gente!

Bueno, que seamos pocos y viejos no impide que el negocio del pañal, al parecer, siga siendo rentable en Segovia, donde se prepara para abrir una nueva fábrica, Drylock, dispuesta a hacer la competencia a la ya tradicional Ontex. En medio hay un lío de secretos empresariales y cláusulas de confidencialidad y un ligero olor a venganza en la que Miguel Ángel González, antes jefazo de Ontex, de donde fue despedido, es ahora consejero delegado de Drylock… ¡Chico, menudo novelón si tuviera tiempo!

Lo que nos importa a usted y a mi (y a la alcaldesa que, prudente ella, dice que no se mete en esos líos, aunque no pierde el tanto, que el Ayuntamiento “ha dado todas las facilidades” en su ya conocida capacidad de atraer empresas por puñados a esta tierra): 120 puestos de trabajo nuevos para la desértica Segovia. Lo mismo me apunto que ya tengo una edad en la que voy para usuario de pañales y seguro que hay descuentos para los empleados.

Tampoco es de hoy la alerta mundial sobre el deshielo en el Ártico que recuerda la exposición montada por la Caixa junto a la plaza de Toros. En el banco son gente lógica y han nombrado comisario de la muestra sobre el cambio climático a Jordi Sucarrat. Tan lógico como que el del tiempo de la tele se apellide Brasero o mi difunto padre —¡Ay, don Bienvenido, cuánto me enseñaste!— me dejara en herencia el apellido Verdugo. Ante todo, coherencia.

Ahí mismo, junto a la muestra en cuestión, el Ayuntamiento anda haciendo catas para encontrar los cimientos de una edificación del conjunto de la plaza de Toros que puede obligar a modificar hasta el vial que hay por allí construido hace cuatro días… Veremos cómo resuelve este conflicto el Consistorio que habrá que negociar con la propiedad y en la parte de Urbanismo está Alfonso Reguera

Voy acabando acordándome de los musulmanes que viven en Segovia, foco de atención por estar celebrando el Ramadán y que aprovechan la atención mediática para reivindicar que se les deje de poner trabas para conseguir los papeles, que dicen que son ellos los que sostienen las estadísticas de población… Pues dichas quedan ambas cosas para que medite.

Hombre, si con todo y eso alguien quiere venirse a Segovia encontrará que hay una amplia oferta de palacios, palacetes y caserones en oferta de alquiler y compra. La última en sumarse al catálogo, la Casa de la Tierra.

Lo que yo le diga. Aquí no pasa el tiempo.

Author: Justo Verdugo

Justo Verdugo, segoviano de cierta edad es un observador de su entorno y un ávido consumidor de las noticias que se publican en cualquier soporte y lugar. Con periodicidad semanal, el autor resume sus conclusiones en esta sección, en la que todos los ciudadanos están invitados a opinar a través de sus comentarios.

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2 Comments

  1. Sostener las estadísticas censales, no digo yo que no las sostengan los musulmanes, crían bien. Otras cosas… me las reservo, sobre todo por los muchos ‘jovencitos que pululan por la ciudad’. Por cierto muchos de los palacetes en venta que comenta el señor Verdugo, seguro que los construyeron, me refiero a los curritos, moriscos hispanomusulmanes. Con rebuscar un poco en las pareces, ¡zasca! topamos con algo mudejar. Esperemos que la próxima reivindicación no lleve añadida una ocupación 😉 , un decir ¡Salud!

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  2. Esta semana sí, una buena sátira semanal señor Justo.

    LAs fiestas de Segovia huelen muy mucho a rancio, junto al acueducto, claro, ¡que no pasa nada, que aún no se cae! ¡Lo que se hunde es Padre Claret!

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